(Por: Rafael Dupouy Gómez)
En la foto de la
izquierda, aparece el maestro Pedro Pineda en compañía de su gran amigo y
protector Florencio Gómez Núñez en Maracay, año 1983. A la derecha, el maestro
Pineda con su alumno más destacado nacional e internacionalmente, el gran César
Girón, máxima figura del toreo venezolano. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
He querido recordar en este artículo al entrañable don Pedro
Pineda, insigne maestro forjador de las más destacadas figuras de la torería
venezolana. Su importante Escuela Taurina, fundada en la propia Maestranza de
Maracay, brindó grandes oportunidades y esperanzas a los niños y jóvenes que
soñaban convertirse en toreros. Ese hombre humilde, amable en el trato que
ofreció, desinteresadamente, sus conocimientos taurinos, instruyendo con
tenacidad y disciplina a los futuros matadores de toros venezolanos, nació en
Maracay (Venezuela), el 19 de mayo de 1911.
El maestro Pedro Pineda, se desempeñó como arenero en la
recién inaugurada Maestranza de Maracay en 1933 y desde esos años, logró
cultivar una profunda amistad con mi abuelo Florencio Gómez Núñez, hijo del
Presidente de la República de Venezuela, General Juan Vicente Gómez. Mi abuelo,
siendo gran impulsor y benefactor de la fiesta brava venezolana, fundando
“Guayabita”, la primera ganadería de toros de lidia pura casta española en el
país y creando la hermosa plaza de toros Maestranza de Maracay, ayudó a muchos
toreros. Uno de esos jóvenes venezolanos con aspiraciones fue don Pedro Pineda
quien, gracias a la mano generosa de Florencio Gómez Núñez, pudo cumplir su
gran ilusión de hacerse matador de toros.
Recordaba mi abuelo Florencio:
"Yo ayudé mucho al maestro Pedro
Pineda en sus comienzos como matador de toros, siendo su protector. Mantuvimos
siempre una relación de gran cordialidad y respeto. Recordando la época de la
inauguración de la Maestranza de Maracay, Pineda me contó una anécdota que
mucha gente desconoce, pero que es muy curiosa. En 1933, llegaron a Venezuela
los diestros españoles Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo contratados por
nosotros para inaugurar la Maestranza de Maracay junto con el ídolo venezolano
Eleazar Sananes “Rubito” y el famoso rejoneador cordobés don Antonio Cañero. En
esa época, el maestro Pineda me contaba que él era un simple aficionado que se
la pasaba toreando en “La Romana” y entonces, acudió un día a la Maestranza de
Maracay para observar los entrenamientos de Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo y
él en varias oportunidades les hizo de toro durante sus prácticas taurinas".
En una carta inédita de su puño y letra que el maestro Pedro
Pineda le escribió a mi abuelo Florencio Gómez Núñez, le expresó todo su cariño
y le agradeció por la protección que siempre le brindó para hacerse torero.
Después del fallecimiento de mi bisabuelo el Presidente Gómez, gran aficionado
taurino que dejó un país pacificado, organizado y solvente, la fiesta brava
nacional sufrió una etapa de letargo y recesión. Hacía falta el apoyo y
respaldo que los Gómez les dieron a los toreros venezolanos, como bien lo
expresó en su carta el maestro Pedro Pineda, añorando el pronto regreso de mi
abuelo Florencio al país.
CARTA DE PEDRO PINEDA DIRIGIDA A FLORENCIO
GÓMEZ NÚÑEZ
Maracay, 28 de febrero de 1938.
Sr. Don Florencio Gómez Núñez.
Mi estimado y apreciado protector, lo saludo cordialmente en unión
de todos los suyos. Yo, bien, con mi misma afición, pero sin suerte pues usted
en esto del toro me ha hecho mucha falta.
Yo aquí le pido mucho a los santos porque ustedes regresen pronto,
porque estando ustedes aquí tendría yo más probabilidad de hacerme torero, pues
la presencia de ustedes me serán muy alentadoras y eso me tenía lleno de
afición y esperanza, aunque yo todavía no las he perdido y tengo fe en hacerme
torero y que usted mediará en mi difícil profesión, así es que yo cuento con su
ayuda, porque aquí no tengo personas que tengan la afición suya y por eso veo
difícil que otro me pueda ayudar.
Yo tengo un año que no toreo, porque aquí las cosas no están
buenas, esto tiene una situación algo crítica. Yo el año 1936, toreé 14
novilladas todas con buen éxito. Toreé una en Caracas y en Maracaibo toreé
tres. La de Caracas la toreé con una de casta en la que estuve bien, ese
recorte de periódico es de la reseña de la corrida de Caracas, que fue en
agosto del 36. Yo fui esta vez a torear a Caracas, porque llevaba más seguridad
que era lo que yo esperaba tener y recordando siempre su consejo.
Un amigo suyo me felicitó y brindó en nombre suyo por el acierto
de usted en haber dicho que yo podía ser torero, pues yo siempre he puesto de
mi parte para no defraudar sus vaticinios.
Yo tengo un año que no toreo, en circo únicamente que de vez en
cuando que Julio C. Ohep, invita al Dr. Soto y a mí y toreamos dos novillos...
es muy probable que en marzo empiecen la temporada económica en Caracas, pues
ya me hablaron para torear en esa, pues dice la empresa que quiere sacar un
torero, porque ya Venezuela no tiene quien pueda alternar con toreros
españoles, porque el único era Julito Mendoza. Así es que yo tengo deseos de
volver a triunfar en Caracas y para el efecto yo quiero que usted me haga una
vez más la caridad de regalarme un avío de los que usted tiene aquí en Maracay,
pues yo carezco hasta de un par de zapatillas, pues yo tengo un año que no
trabajé y es por esto que carezco de todo.
Así es que yo cuento con su protección, pues yo tengo ganas de
salir fuera de Venezuela, pues aquí no hago nada.
Espero de usted contestación favorable, le saluda su amigo,
Pedro Pineda
Señalaba el cronista taurino venezolano
Víctor José López “El Vito”:
“Un muchacho que había sido arenero de la
plaza de Calicanto la tarde de su inauguración era Pedro Pineda, quien en su
desarrollo encontró decidido respaldo de los hermanos Juan Vicente y Florencio
Gómez Núñez, los hijos del general y los hombres que le dieron inusitado apoyo
a la fiesta de los toros en Venezuela. Pineda desarrolló oficio en los
tentaderos de las ganaderías de los Gómez, “La Providencia” y “Guayabita”,
viendo torear a las figuras que contrataban Juan Vicente y Florencio para
aquellas históricas temporadas de Maracay. Fue un torero valiente, se le
anunciaba como “El Torero de Aragua”. Hizo carrera por los andes venezolanos,
se fue a la sierra del Ecuador e hizo campañas por ciudades colombianas como
Medellín y Bogotá”.
En febrero de 1941, en las ferias de Cagua (Edo. Aragua), toreó
Pedro Pineda “El Torero de Aragua” junto al diestro español Paco Royo
“Lagartito”. Tuvieron una buena actuación, fueron contratados nuevamente y
triunfaron clamorosamente.
El 6 de abril de 1941, después de sonados triunfos por plazas de
Los Andes y en las plazas de Colombia, actuó como sobresaliente en el Circo
Metropolitano de Caracas, en una corrida donde se lidiaron reses de “Guayabita”
en un mano a mano entre los diestros españoles Joaquín Rodríguez “Cagancho” y
Rafael Ponce “Rafaelillo” quien cortó tres orejas esa tarde, convirtiéndose en
el triunfador absoluto.
ALTERNATIVA EN EL NUEVO CIRCO DE CARACAS CON “CAGANCHO” DE PADRINO
Pedro Pineda, tomó la alternativa, el 13 de abril de 1941, en el
Nuevo Circo de Caracas (Venezuela). Su padrino de ceremonia fue el célebre
diestro español Joaquín Rodríguez “Cagancho”. El diestro gaditano José “Pepe”
Gallardo, el mismo al que Pedro Pineda le había servido de toro en sus
entrenamientos, fue el testigo de la ceremonia. Se lidiaron tres toros de la
ganadería venezolana de “Guayabita” y de las ganaderías mexicanas de “La Punta”
(un toro) y “La Laguna” (dos toros). El toro de su alternativa perteneció a la
ganadería mexicana de “La Punta”. No pudo hacerle faena, demostrando
inseguridad por los nervios del compromiso, fallando con la espada en varios
intentos. En su segundo toro, de la ganadería de “Guayabita”, Pedro Pineda
recibió sonoros aplausos reconociendo su labor y voluntad. La corrida fue
organizada por Andrés Gago.
Joaquín Rodríguez “Cagancho”, padrino de la alternativa de Pedro
Pineda. Lance a la verónica de Pedro Pineda en el Nuevo Circo de Caracas con
dedicatoria que dice: “Con el
debido respeto dedico este humilde recuerdo a mi apreciado amigo el Sr. Don
Florencio Gómez. Pedro Pineda G. Maracay, 7 de agosto de 1941”. (Archivo:
Hnos. Dupouy Gómez).
Ese mismo año viajó a San Cristóbal y Táriba, tomando parte en las
Ferias, y posteriormente viajó a Pamplona (Colombia) y otras plazas donde el
torero fue triunfador.
El 22 de junio de 1941, Pedro Pineda toreó en San Cristóbal
(Venezuela) en compañía de Melecio Moreno.
En las ferias de San Cristóbal de 1943, Pedro Pineda “El Torero de
Aragua”, logró ser el triunfador al obtener una copa de plata como trofeo
donada por la Junta Organizadora.
El 23 de mayo de 1943, torearon en el Nuevo Circo de Caracas los
diestros venezolanos Pedro Pineda y Pepe Vilma. Este último era de La Victoria
(Edo. Aragua) había toreado en plazas de provincia y debutó en el Nuevo Circo
de Caracas, el 9 de septiembre de 1934, toreando con Eleazar Sananes “Rubito” y
el peruano Manuel Lértora. Sus mejores actuaciones las alcanzó por las plazas
andinas y de la frontera con Colombia. Luego se dedicó a organizar espectáculos
taurinos.
El 30 de mayo de 1943, torearon en el Nuevo Circo de Caracas,
“Serruti”, Pedro Pineda y “Chanito”.
El 7 de mayo de 1944, torearon Pedro Pineda, Gabriel Alonso y
Antonio Parejo.
Los percances sufridos y otras
circunstancias lo fueron retirando de los ruedos, dedicándose en Maracay a
formar y entrenar jóvenes aspirantes de manera desinteresada, por su enorme
afición a la fiesta brava y el cariño hacia los toreros venezolanos. Trabajó durante muchos años en las
oficinas de la conserjería de la Plaza de Toros de Maracay haciendo las
banderillas que se iban a utilizar para las corridas programadas. Significativa
e importante fue su enseñanza a las nuevas promesas del toreo que desfilaron
con ilusión por su Escuela como los hermanos Oscar y Ricardo Martínez, César
Girón y Moreno Sánchez que despertaron fuerte competencia en la arena,
demostrando valor y pundonor.
CÉSAR GIRÓN, EL MEJOR ALUMNO DE SU ESCUELA TAURINA
Desde que comenzó Pedro Pineda a formar nuevas figuras del
toreo, un día le propuso a mi abuelo, lo siguiente: “Don Florencio, yo quiero que usted vea a un muchachito Girón que creo
que va a ser un torero muy bueno”. Cuando mi abuelo fue a verlo por primera
vez en Maracay, César rondaba los 16 años y le gustó mucho. Después, Pedro
Pineda lo trajo para que debutara en Caracas y estuvo la noche anterior en casa
de mi abuelo convenciéndolo para que no dejara de ir a verlo torear nuevamente.
Mi abuelo asistió y César Girón esa tarde estuvo fenomenal. Al finalizar la
corrida, mi abuelo Florencio lo visitó en una casa alquilada, porque César
Girón no llegó a un hotel, allí lo conoció personalmente y felicitó por su gran
actuación llena de valor y entrega. Posteriormente, mi abuelo tuvo mucha
amistad con sus hermanos Rafael, Curro y Efraín, quienes se destacaron en el
mundo del toro, gracias al camino conquistado por César, abriéndoles las
puertas a tantos toreros compatriotas en España.
Doña Esperanza y don
Carlos, padres de la famosa dinastía Girón de Venezuela, acompañados por don
Florencio Gómez Núñez en el Nuevo Circo de Caracas. (Archivo: Hnos. Dupouy
Gómez).
Luego se formaron en la Escuela Taurina del maestro Pedro
Pineda, Rafael, Curro y Efraín, hermanos del gran César Girón, quien ya era una
figura consagrada del toreo en España. Otros jóvenes a quienes impartió también
sus conocimientos fueron: Eduardo Antich, Carlos Saldaña, Sérbulo Azuaje,
Joselito López, Ramón Montero “Maravilla”, Lucio Requena, Adolfo Rojas, Jesús
Narváez, Carlos Rodríguez “El Mito”, Rafael Ponzo, Carlos Osorio “Rayito”,
“Luis de Aragua”, Pepe Cámara, José Nelo “Morenito de Maracay”, Rodríguez
Vásquez y “El Victoriano”, siendo algunos de los más destacados alumnos que
pasaron por sus manos.
Pedro Pineda, conversando con mi abuelo Florencio, durante un
reencuentro en los actos de la celebración del Cincuentenario de la Maestranza
de Maracay en 1983, le confesó que a su juicio, dentro de las mejores faenas
realizadas en la Plaza de Toros de Maracay, guardaba en su memoria la de Manuel
Jiménez “Chicuelo” ante un astado de la ganadería española de don Antonio Pérez
Tabernero de Salamanca de nombre “Carpintero” en 1935 y la de Manuel Rodríguez
Sánchez “Manolete” a un bravo toro de “Guayabita” en 1946.
El maestro Pineda siempre consideró que de los toreros
venezolanos el mejor fue sin lugar a dudas César Girón, su más destacado
alumno, pisándole los talones su hermano Curro. Recordaba el maestro con
añoranza la faena realizada por el “Diamante Negro”, a un toro de “Guayabita”
en 1949. Esa tarde, le instrumentó veinticinco naturales en forma impecable y
le valió ser el ganador de una placa. Otra faena inolvidable para él, fue la de
un toro que le brindó su querido alumno César Girón. En esa oportunidad, todo
el mundo pensó que Girón saldría del paso por las malas embestidas de su
enemigo, hasta el mismo maestro Pineda lo creyó así, pero el astado se encontró
con un figurón del toreo. La Presidencia esa tarde le concedió por su magistral
faena las dos orejas, el rabo y una pata en la Maestranza de Maracay.
Pedro Pineda falleció en la ciudad de Maracay (Venezuela), víctima de un paro cardíaco, el 2 de enero de 1985. Se mantuvo, como era habitual en él, dirigiendo la Escuela Taurina de Maracay que lleva su nombre hasta sus últimos días. Momentos antes de su entierro, fue conducido a hombros por algunos de los toreros venezolanos que fueron sus alumnos hacia la Maestranza “César Girón” de Maracay en donde se le dio una vuelta al ruedo como merecido homenaje a su memoria.
Rafael Dupouy Gómez