(Por: Rafael Dupouy Gómez)
La Fiesta Brava, en los tiempos que vivimos, ha sido objeto permanentemente de injustificados ataques y absurdas descalificaciones, promovidas principalmente por gente que desconoce absolutamente lo que encierra el maravilloso mundo del toro y su indudable aporte al arte, la cultura, historia y tradición, logrando así consolidarse a través del tiempo.
Por tal motivo, en defensa del espectáculo taurino, comparto con los amables lectores una importante nota, al parecer inédita, escrita por el Doctor Arturo Uslar Pietri, en donde expresa y manifiesta su valiosa opinión sobre el arte del toreo.
Al Doctor Arturo Uslar Pietri, el más connotado escritor e intelectual venezolano del siglo XX, lo atrajo intensamente la Tauromaquia. Muy pocos conocen la afición taurina que palpitó en el alma del insigne escritor, ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1990. Esa faceta ha sido prácticamente desconocida por biógrafos, historiadores y estudiosos de su vida íntima.
A continuación, su importante y muy valiosa opinión sobre el toreo:
"El arte del toreo es, ciertamente, un arte muy calificado y también la supervivencia de un arcaico rito religioso, una mezcla de danza mortal, de culto prehistórico al gran animal totémico y de experiencia de la vecindad de la muerte, que ha alcanzado en sus grandes intérpretes una calidad creadora. Tiene mucho que ver con el sentido del ritmo, con la sensibilidad plástica, con una presencia simbólica de formas y colores, y una inminencia trágica en suspenso continuo, lo que implica una condición única de la vocación de sentir, crear, arriesgar y expresar, que va más allá del gesto teatral.
No es de extrañar que los grandes toreros, terminado el corto verano de su gloria popular, no hallen fácil acomodo para su temperamento. Algunos han desembocado en otras preocupaciones y experiencias. Pienso en el Belmonte casi filosófico de sus años de retiro, en el Ortega que iba a oír a su homónimo Don José y que escribió algunas de las cosas más inteligentes que se han dicho sobre el toreo. Hubo, también, el caso revelador de Sánchez Mejías y su teatro.
Ahora es el caso de Sebastián Palomo Linares. Sebastián pinta, pero sin maestro ni aprendizaje de taller, sino por impulso de su propia condición, con colores y formas que busca y que halla en su sensibilidad. Lo que hace no se parece a ningún modelo y tiene tanto carácter personal como el que tuvo en la plaza.
La visión que el torero tiene del toro será para siempre su visión del mundo, de la que no podrá evadirse nunca".
Arturo Uslar Pietri, Caracas, 1991.
El Doctor Arturo Uslar Pietri, celebró en varias ocasiones su cumpleaños en Madrid, porque coincidía con la Feria de San Isidro. Muchas veces se le pudo ver en la Monumental de Las Ventas, como en esta fotografía, en compañía del gran cronista taurino venezolano Pepe Cabello, disfrutando las corridas de toros que tanto le apasionaban. Foto: Cuevas. Año 1998. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
RECORDANDO EL ORIGEN DE SU AFICIÓN TAURINA
Arturo Uslar Pietri en compañía de su fraternal amigo
de toda la vida, Florencio Gómez Núñez, quien le transmitió su gran afición
taurina. Año 1928.
El Doctor Arturo Uslar Pietri, vivió su infancia y juventud en Maracay, Estado Aragua (Venezuela). Siendo hijo primogénito de doña Helena Pietri Paúl y del General Arturo Uslar Santamaría, quien fue funcionario del gobierno del Gral. Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, ejerciendo el cargo de Diputado al Congreso de la República y Fiscal General del Estado Aragua.
La desbordada afición taurina de los hijos del General Gómez, Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, contagió al notable escritor apasionándose por la Fiesta Brava. Arturo Uslar Pietri, fue cronista taurino en sus años mozos y utilizaba el seudónimo de “Don Critias, el exiguo”. Los hermanos Gómez Núñez, fundaron “Guayabita”, la primera ganadería de toros de lidia pura casta española en Venezuela y fueron propietarios e impulsores de la construcción de la hermosa plaza de toros Maestranza de Maracay, joya arquitectónica encomendada a su gran amigo, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva.
Su primera novela “Las Lanzas Coloradas”, fue publicada en París en 1931, enviándoles dos ejemplares con sentidas dedicatorias de amistad y admiración, al General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, y a su fraternal amigo Florencio Gómez Núñez.
A su regreso a Venezuela, acudió a presenciar las ferias de Maracay de 1934 y 1935, organizadas por los hermanos Gómez Núñez, a quienes les dedicó un hermoso poema sobre la Maestranza de Maracay (Venezuela).
Arturo Uslar Pietri, fue invitado muchas veces por Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, a la ganadería “Guayabita” y tuvo la oportunidad de conocer, conversar y fotografiarse con los famosos diestros Manuel Jiménez “Chicuelo” y Vicente Barrera en la dehesa aragüeña.
En raras ocasiones, el notabilísimo escritor, se atrevió a poner en práctica su afición ante la cara de una vaquilla en las haciendas “La Providencia” y “Guayabita” de los hermanos Gómez Núñez. Amenas tertulias y sabrosas terneras formaban parte de la vida sana en el campo, en compañía de sus amigos Efraín Gómez, Mario Pacheco, Roberto Santana Llamozas, Ramón Martínez Ruí, Vicente Martínez Ruí, Heriberto Ramírez, Alejandro Funes, Abelardo Martínez Machado y los comandantes Diego Rodríguez Garmendia, Pedro Francisco Pereda Bermúdez y Francisco Leonardi.
Arturo Uslar Pietri, conversando muy sonriente en compañía del maestro del toreo Andrés Vázquez, en Madrid, España. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El maestro Sebastián Palomo Linares, gran amigo del intelectual venezolano y de su hijo Federico Uslar Braun, le regaló un capote que conservó el escritor en un lugar especial de su hogar.
Rafael Dupouy Gómez en compañía del Doctor Arturo Uslar
Pietri. Caracas, año 1994. Dedicatoria del escritor que dice: “Para
los hermanos Dupouy Gómez con el afecto hereditario de Arturo Uslar Pietri. Caracas,
año
Entre los innumerables premios y condecoraciones
nacionales e internacionales, el Doctor Arturo Uslar Pietri en 1959, fue elegido Miembro
Correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua. En 1973, conquistó
el Premio Hispanoamericano de Prensa Miguel de Cervantes, le concedieron la
Gran Cruz de la Orden de Isabel La Católica en 1984, el Instituto de Cultura
Hispánica de Madrid, promovió la “Semana del Autor” en 1986 y recibió el Premio
Príncipe de Asturias de las Letras en 1990 como un merecido homenaje al más
importante exponente de la intelectualidad venezolana. Falleció el 26 de
febrero de
Rafael Dupouy Gómez