(Por
Rafael Dupouy Gómez)
Rafael Gómez Ortega
“El Gallo”, fue un matador de toros único, extraordinario, artista, variado,
genial, pero también muy polémico con sus célebres “espantás” que enfadaban
tanto al público. Le imprimió a su toreo una gran suavidad y gracia expresiva.
Contribuyó en la tauromaquia por su innovador estilo clásico, siendo uno de los
diestros que inventó más suertes en la historia del toreo. Lo envolvió siempre
el misterio debido a su incomparable personalidad dentro y fuera de los ruedos.
Durante sus 34 años como matador de toros, prácticamente alternó con las más
importantes figuras de la Edad de Oro, de Plata y de Bronce del toreo. Inspiró
a destacados pintores como: Julián Alcaraz, Carlos Ruano Llopis, Roberto
Domingo, Adolfo Durá, Martínez de León, Daniel Vázquez Díaz y el mexicano
“Pancho” Flores, entre otros. Francisco Narbona escribió una interesante obra
sobre su vida titulada: “Rafael “El
Gallo”. Vida ajetreada y muchas fantasías del Divino Calvo”.
Señaló en una
oportunidad el maestro Ignacio Sánchez Mejías sobre su cuñado Rafael Gómez “El
Gallo” que si hubiera dominado a los toros poderosos, sólo él existiría en la
historia, porque a todos superó en arte, y a su juicio en valor, porque cuando
se inspiraba se olvidaba que existía el riesgo y el peligro. Nació en Madrid,
el 18 de julio de 1882, aunque en su lápida aparece inscrito como el día de su
nacimiento el 16 de julio. Desde niño, por su ascendencia paterna, siempre se
consideró sevillano, aprendiendo de su padre, Fernando Gómez “El Gallo”, desde
muy temprana edad, el arte de torear en su casa de Gelves en donde practicaba
el toreo en un corralón que tenía la familia.
El 7 de marzo de
1897, en el suplemento taurino semanal madrileño “El Enano”, del director D.
Ángel R. Chaves, apareció publicado un artículo titulado “De Tal Palo Tal
Astilla”, en donde Fernando “El Gallo” se expresaba de su hijo Rafael con estas
palabras: “Tengo un chavá que ze empeña
en zer torero, y yo no zé aonde podrá llegá zi no les coje mieo á loz pitone,
porque le azeguro á osté, por mi vía, que er niño torea más que yo”.
Estando muy
enfermo, su moribundo padre, solicitó a una de sus hijas que le trajera un
papel y una pluma para escribirle (casi inteligible) a su compadre el torero
“Guerrita” lo siguiente: “A mi compadre
“Guerrita: En la hora de mi muerte le pido que no deje sin pan a mis hijos. Se
lo pide moribundo su compadre, Gallito”.
Al morir su padre,
el célebre torero Fernando Gómez “El Gallo”, el 2 agosto de 1897, su hijo mayor
Rafael, tuvo que venir desde Valladolid donde toreaba para estar presente en su
funeral. Lo enterraron en la mañana del 4 de agosto de 1897. Su entierro fue
multitudinario y asistieron los diestros: Antonio Fuentes, “Algabeño”,
“Bonarillo”, “Pulguita” y “Vaquerito” chicos, Tenreyro y muchos ganaderos.
Luego de ser llevado a hombros por las calles de Sevilla, fue enterrado en el
cementerio de San Fernando en Sevilla.
Ese año, Rafael
Gómez “El Gallo” capitaneó una cuadrilla de niños sevillanos y cordobeses toreros
entre los que figuraron Rafael González “Machaquito” y Manuel Molina “Algabeño
Chico”, quienes se presentaron por diversas ciudades y pueblos de España con
bastante éxito. El 15 de mayo de 1899, Día de San Isidro, debutaron en Madrid
los novilleros, Rafael Gómez “Gallito” y Manuel Molina “Algabeño chico”, ante
seis toros de desecho del duque de Veragua.
Siendo novillero en
1902 lo metieron preso en Zaragoza, por estimar las autoridades que había
provocado, por su pavor, una alteración del orden público. En la cárcel lo
visitaron varios empresarios para contratarlo. Grandiosos fueron sus éxitos y
también sus fracasos.
Rafael “El Gallo”,
tomó la alternativa en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, el 28 de
septiembre de 1902, de manos de Emilio Torres “Bombita”, siendo testigo de la
ceremonia Ricardo Torres “Bombita Chico”, ante reses de don Carlos de Otaolarruchi,
de Sanlúcar de Barrameda. “El Gallo”, demostró sus cualidades de artista y buen
banderillero. Mató de pinchazo y buena estocada, siendo muy ovacionado en el
toro de su alternativa.
Debutó en la plaza
de toros “México”, el 7 de diciembre de 1902, alternando con “Algabeño”, ante
reses de Piedras Negras. El quinto toro de la tarde, le propinó una grave cornada
en la boca, quedándole una cicatriz, como recuerdo, para toda su vida.
El 22 de marzo de
1903, en Castellón de la Plana, toreó Rafael Gómez “El Gallo” un mano a mano
con Antonio Fuentes, fue una corrida memorable, los diestros estuvieron muy
bien y los aficionados presentes nunca olvidaron esas faenas.
Su confirmación de
alternativa fue en Madrid, el 20 de marzo de 1904, de manos de Rafael Molina
Martínez “Lagartijo Chico”, estoqueando mano a mano, seis toros de Veragua. El
toro de su confirmación se llamó “Barbero”, de pelo negro, meano. En sus tres
toros estuvo muy bien, pero no tuvo fortuna al ejecutar la suerte suprema.
En 1907, “El Gallo”
toreó, únicamente, seis corridas de toros en todo el año, las tres últimas
actuaciones en Madrid, el 8 de septiembre, 24 y 27 de octubre, pero fueron tan
triunfales y significativas, que firmó numerosos contratos para la temporada de
1908. ¡Fue su resurrección taurina! El 8 de septiembre de 1907, alternó con Vicente
Pastor quien le otorgó la alternativa a “Corchaíto” con ganado de Carvajal; el
24 de octubre, compartió cartel con “Bombita Chico” y “Relampaguito”, ante
toros de Gama; y el 27 de octubre alternó en compañía de Antonio Fuentes y
“Bombita Chico”, lidiando reses de Guadalest.
La temporada de
1908-1909 en la plaza de toros de “El Toreo” en México, D.F., fue escenario de
una campaña inolvidable para los aficionados mexicanos, presenciando la
rivalidad que dieron, en varias tardes, los diestros Rafael Gómez “El Gallo” y
Manuel Mejías Rapela “Bienvenida” (El Papa Negro). El 6 de diciembre de 1908,
en la plaza de “El Toreo” en México D.F., se presentó un mano a mano entre los
diestros “El Gallo” y “Bienvenida” siendo una corrida inolvidable llena de arte
y mucha gracia. Las reses pertenecieron a la temible ganadería mexicana de
“Piedras Negras”. “El Gallo” al quinto toro de la tarde, le realizó un toreo
exquisito de capa, mostrando su alegría al banderillear. Realizó una magnífica
faena con la muleta que culminó de una gran estocada recibiendo. Fue premiado
con una oreja, siendo considerada como la mejor actuación de “El Gallo” en
tierras aztecas.
Como dato curioso,
la primera alternativa otorgada a un diestro español en la plaza de “El Toreo”
en México, D.F., fue la que le concedió Rafael Gómez “El Gallo” a su hermano
Fernando Gómez “Gallito”, la tarde del 14 de febrero de 1909, al cederle el
toro de nombre “Inglés”, de la ganadería mexicana de “Piedras Negras”. El
testigo de la ceremonia fue Rodolfo Gaona.
El 20 de febrero de
1911, Rafael Gómez “El Gallo” se casó con Pastora Imperio, considerada como la
más célebre y famosa bailaora española de su tiempo, en la madrileña iglesia de
San Sebastián, la misma que vio bautizar a Rafael a finales del siglo XIX. Su
vida conyugal fue tormentosa. Siempre los envolvió un manto de misterio que era
imposible descifrar. A los once meses se separaron por incompatibilidad de
caracteres. Pastora Rojas Monje, era su verdadero nombre, adoptando luego el artístico
de Pastora Imperio, gracias a la ingeniosa impresión que le causó a don Jacinto
Benavente al verla bailar expresando: “¡Esta
Pastora vale un imperio!”. El padre
de Pastora fue Víctor Rojas un sastre de toreros y su madre la destacada
bailaora gaditana Rosario Monje conocida como “La Mejorana”. La popular figura de Pastora Imperio fue inspiración
para los intelectuales y artistas de la época. El pintor Julio Romero de Torres
la inmortalizó en una de sus obras en 1913. El gran Mariano Benlliure la tomó
como modelo para una de sus esculturas. Participó en varias películas
cinematográficas entre los años 1914 y 1959. Una de las más destacadas fue “El amor brujo” con música compuesta
para ella por Manuel de Falla en 1915. Hizo Teatro y se retiró definitivamente
en 1959, fundando con su yerno Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”
el tablao “El Duende” en Madrid.
Durante la
temporada de 1912, Rafael Gómez “El Gallo” triunfó en dos de las tres
presentaciones que realizó en Madrid. El 2 de mayo toreó con Vicente Pastor y
Rodolfo Gaona, ante toros de Bañuelos. “El Gallo” no había estado bien ante su
primero, pero a su segundo de nombre “Peluquero”, le realizó una artística y
magnífica faena que culminó de una gran estocada. Le concedieron una merecida oreja,
la primera que cortaba en esa plaza tan exigente y difícil para los toreros en
esos años. El 12 de mayo “El Gallo” regresó a Madrid pero tuvo una tarde fatal;
le devolvieron su primer toro a los corrales y a su segundo, lo mató de mala
manera. Toreó nuevamente con Ricardo Torres “Bombita” y Vicente Pastor, el día
15 de mayo, ante un público hostil. Al sexto toro de la tarde, de nombre
“Jerezano” de la ganadería de Aleas, “El Gallo” le realizó una completa y
artística faena que le valió su recuerdo en la historia. Fue considerada como
una de las mejores faenas del siglo XX.
El 28 de septiembre
de 1912, celebrando “El Gallo” el décimo aniversario de su ascenso como matador
de toros, le concedió la alternativa a su hermano “Joselito”, en la plaza de
toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, ante reses de Moreno
Santamaría. El toro de la alternativa se llamó “Caballero”. “Joselito”
escribió, a partir de ese momento, grandes tardes como primerísima figura del
toreo.
En 1913, a Rafael Gómez “El Gallo” le tomaron
una fotografía con el mundialmente célebre barítono italiano Titta Ruffo. En
1914, recibió la compañía de su fraternal amigo Juan Belmonte en su habitación
del Hotel Reina Cristina de Algeciras, luego de la gravísima cornada que le
infirió el toro “Cumbrero” de la ganadería de Moreno Santamaría. Esa entrañable
amistad duraría toda su vida.
El 20 de abril de
1915, en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla,
Rafael Gómez “El Gallo” realizó una brillantísima faena a su tercer toro, de la
ganadería de Salas. Alternó esa tarde con Francisco Posadas. “El Gallo” tras
magnífico recibimiento de capa y magistral tercio de banderillas, le brindó la
muerte de su toro a la famosa actriz de teatro, doña María Guerrero. “El Gallo”
pidió una silla y sentado en ella, resultando una suerte desconocida para el
público, ejecutó sus primeros pases ante el delirio de los presentes. Fue una
faena llena de arte y valor que culminó con un sensacional volapié, que le
valió le concedieran las dos orejas del toro, recibiendo una atronadora ovación
por parte de la afición sevillana.
A la izquierda: Rafael Gómez “El Gallo”, besa a su
hermano “Joselito”, concediéndole la alternativa, el 28 de septiembre de 1912
en la Maestranza de Sevilla. A la derecha: El “Divino Calvo” realizando una de
sus características suertes. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El 17 de mayo de
1916, se celebró en Madrid, la Corrida de Beneficencia, en la que actuaron los
diestros Rafael Gómez “El Gallo”, el mexicano Rodolfo Gaona, José Gómez Ortega
“Joselito” y Juan Belmonte, ante ocho toros de Saltillo. “El Gallo” fue aplaudido,
pero su compañero Belmonte estuvo mejor esa tarde, escuchando una portentosa
ovación. El 3 de julio de 1916, en la Plaza de la Corte, se celebró una corrida
a beneficio de la Asociación de la Prensa. Los diestros que alternaron esa
tarde fueron Rafael Gómez “El Gallo”, el mexicano Rodolfo Gaona, José Gómez
Ortega “Gallito” y Juan Belmonte. En esa corrida “El Gallo” triunfó, al
cortarle una oreja a su primer toro de Veragua. El 30 de septiembre de 1916, en
la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, ante reses de
Gamero Cívico, alternando con su hermano “Joselito” y Julián Sáinz “Saleri II”,
conquistó Rafael Gómez “El Gallo” las dos primeras orejas de un mismo toro,
concedidas en esa plaza.
El 21 de julio de 1918,
en la plaza de toros de Valencia (España), en corrida que se anunciaba como de
la despedida de Rafael Gómez “El Gallo” del toreo, tuvo una extraordinaria
tarde, pues cortó las orejas a sus dos toros en medio de estruendosas
ovaciones. En Zaragoza y en la misma Valencia obtuvo, posteriormente, otros
éxitos importantes. El 10 de octubre de 1918, “El Gallo” anunció su primera retirada
de los ruedos en la plaza de toros de Madrid. Vistió un terno “grana y oro”. Estuvo
muy bien ante un manso de la ganadería de don Juan Contreras, de nombre
“Carretero” siendo muy ovacionado. Alternó con su hermano “Joselito”, “Limeño”
y “Camará”. Aunque para la temporada de 1919 continuó toreando. La retirada de
“El Gallo” fue considerada más larga que la de Antonio Fuentes, que ya era
famosa; porque él llevaba cinco años despidiéndose de los ruedos y todavía
toreaba.
El 29 de septiembre
de 1920, en la plaza de toros Monumental de Sevilla, ante toros de la ganadería
de Pérez de la Concha, “El Gallo” fue el triunfador de la tarde, al cortar dos
orejas. Alternó con los diestros Manolo Belmonte, Manuel Jiménez “Chicuelo” y
Manuel Granero. El 20 de abril de 1921, en la plaza de toros de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla, ante toros de Guadalest, “El Gallo” obtuvo
otro resonante triunfo al cortar dos orejas. Alternó con Manolo Belmonte y
Manuel Granero. El 22 de abril de 1921, en la Maestranza de Sevilla, ante toros
del Conde de Federico, “El Gallo” volvió a triunfar al cortar dos orejas.
Alternó con “Alcalareño”, Manuel Jiménez “Chicuelo” y Manuel Granero.
El 7 de enero de
1923, la plaza de toros de El Toreo en México D.F., fue escenario de una
corrida memorable, en donde ocurrió un tercio de banderillas histórico. Ante su
segundo toro, cuarto de la tarde, “El Gallo” invitó a banderillear a los
diestros Rodolfo Gaona y Manuel García “Maera” quienes colocaron en conjunto
tres pares fenomenales. Luego, en el quinto toro de la corrida, Gaona invitó a
los alternantes, repitiendo un brillante tercio de banderillas. “El Gallo”
clavó excelente par al cuarteo; “Maera” puso un excelente par de frente y Gaona
un par colosal cerrado en tablas. Los tres recibieron una fuerte ovación. Las
reses pertenecieron a la ganadería mexicana de Atenco. Rodolfo Gaona y “Maera”
fueron los triunfadores al cortar las dos orejas y rabo a uno de sus toros.
RAFAEL GÓMEZ
“EL GALLO” EN VENEZUELA
Rafael Gómez Ortega
“El Gallo”, se presentó en Venezuela en el Nuevo Circo de Caracas, la plaza de
toros Arenas de Valencia y en el Circo Metropolitano de Caracas. Alternó con los
diestros: Manuel Álvarez “Andaluz”, Ángel Fernández “Angelete”, Trini Pérez
“Machaquito de Sevilla”, Julián Sáinz “Saleri II”, Manolo Bienvenida, José
Sánchez “Hipólito”, Bernardo Muñoz “Carnicerito de Málaga” y los venezolanos
Eleazar Sananes “Rubito” y Julio Mendoza Palma “Niño II”. Actuó también con los
sobresalientes: Rafael Ortega “Cuco” y Juan Ferrer. Toreó “El Gallo” en
Venezuela un total de trece corridas y un festival benéfico.
Debutó el 5 de
marzo de 1922, en la plaza de toros del Nuevo Circo de Caracas (Venezuela),
toreando un mano a mano con Manuel Álvarez “Andaluz”, lidiando reses criollas
de Gorrín.
Curiosa caricatura de “El Gallo” sobre el Nuevo Circo de
Caracas (Venezuela) y durante una de sus actuaciones en el coso caraqueño en
1922. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El domingo 12 de
marzo de 1922, en el Nuevo Circo de Caracas, alternando con Ángel Fernández “Angelete”,
“El Gallo” tuvo una tarde de inspiración, realizando grandes y variadas faenas,
especialmente a su segundo toro, al que le cortó una oreja. El público
asistente con delirante entusiasmo le ovacionó fuertemente, siendo el
triunfador de la tarde. El 9 de abril de 1922, en el Circo Metropolitano de
Caracas, “El Gallo estuvo fatal. Sus célebres “espantás” fueron de escándalo. Se
lidiaron ocho toros de Gorrín y compartió cartel con los diestros: Ángel
Fernández “Angelete”, Trini Pérez “Machaquito de Sevilla” y el venezolano Julio
Mendoza “Niño II”.
Mi abuelo, Florencio Gómez
Núñez, siempre lo recordaba con cariño, señalando: “Con Rafael Gómez Ortega
“El Gallo” tuve muchísima amistad, porque “El Gallo” pasó como dos años
viviendo en Turmero, en la hacienda “La Providencia”. Él se quedó mucho tiempo
en Venezuela acompañando a don Raimundo Fonseca, probando y viendo cómo podía
formar una ganadería de casta en el país. “El Gallo”, le había regalado dos
toros de Veragua de nombres “Pucherero” y “Peonio” para fundar la ganadería de
“La Providencia”, que luego adquirió mi hermano José Vicente Gómez y
posteriormente nosotros, los hermanos Gómez Núñez, para refrescar su sangre con
nuevos sementales.
Rafael Gómez “El Gallo” cuando se confiaba con un toro
era un torero excepcional, con una gracia, un temperamento, una finura y además
él se ponía más cerca que nadie, cosa que era muy difícil porque ocurría en
pocas ocasiones. Fue un gran matador de toros, pero bastante supersticioso.
Cuando no veía claro al toro, se tiraba de cabeza al callejón, de allí sus
célebres “espantás”. Lo metían muchas veces preso para salvarlo de la ira del
público, porque “El Gallo” era sumamente descarado. Como persona era muy
gracioso, sumamente vivo, un hombre bastante agradable y que hablaba sabroso de
toros.
Yo tuve la oportunidad de verle torear muchas veces. Recuerdo
una tarde en el Circo Metropolitano de Caracas, el domingo 3 de febrero del año
1924, con toros de la ganadería de Porfirio Torres “El Mejicano”. “El Gallo”
estuvo fenomenal, fue una corrida memorable para los aficionados caraqueños. Realizó
faenas de asombro, banderilleó estupendamente y mató con arrojo y decisión. Por
su brillante actuación, le concedieron tres orejas y un rabo, siendo paseado a
hombros por las calles de Caracas. Conservo una crónica muy interesante de
Henrique Chaumer “El Marqués de los Morrillos”, que relata la histórica
presentación del “Divino Calvo”:
GRAN
CORRIDA DE RAFAEL GÓMEZ “EL GALLO” EN CARACAS
Por:
Henrique Chaumer “El Marqués de los Morrillos”
Anuncio de la
presentación de Rafael “El Gallo” y Julián Sáinz Saleri II, el 3 de febrero de
1924 en el Circo Metropolitano de Caracas, Venezuela. (Archivo Hnos. Dupouy
Gómez).
“La tarde del domingo 3
de febrero de 1924, será inolvidable para la afición caraqueña, como que
marcará época en los anales taurinos de Venezuela. Dos grandes figuras del
toreo, dos de los que han fatigado a la gloria con sus triunfos, celebraron una
sesión de arte para deleite de los que aman esa emoción deliciosa, esa fruición
especialísima que produce la estética en cualquiera de sus manifestaciones. Desde
que al aparecer el primer toro vimos que Rafael “El Gallo” no dejó que se lo
corrieran y se fue a él, decidido, dijimos: éste arma la escandalera padre; y
así fue. ¡Qué verónica de rodillas, qué faroles, reboleras y verónicas! Luego
con la pañosa, que serenidad, cuanto arte, dominio, valentía; y por si fuera
poco se arrancó bien en los tres pinchazos que dio. El concurso aplaude
entusiasmado y el circo se estremece como si lo sacudiera un temblor. Ha
empezado una gran tarde.
En su segundo, “El
Gallo” da una serie de verónicas que son una verdadera lección de cómo se
ejecuta esta suerte, hoy tan mixtificada. Aguanta, templa y manda con una suavidad,
con una naturalidad pasmosa; da la sensación de que estuviera en una academia
ante un toro de paja. ¡Qué distintas éstas a las que vemos en la mayor parte de
las corridas!
Con la muleta hace a
este toro una faena magistral en que sobresalen unos ayudados por alto con los
pinreles atornillados en el suelo; cinco cambiándose el pañuelo por la espalda,
unos de pecho que liga con otros tantos naturales, majestuosos, imponentes y
aderezando la faena con esa solera torera que nadie, absolutamente nadie, puede
imitar; continúa el curso taurino en medio de la música y la frenética ovación
que no se ha interrumpido desde que abrió la franela. Ha hecho esta faenaza en
un palmo de terreno, dominando, mandando y para coronar labor tan maravillosa,
logra una gran estocada que pone a rodar al toro como una pelota. Orejas, rabo,
vueltas al anillo devolviendo miles de estaches.
Hay que hacer constar
que cuando “El Gallo” se perfiló para entrar a matar, el público le pidió que
siguiera toreando, y es que son contadas las veces que disfrutamos de canela
tan fina como ésa. Los que vemos de toros, echamos de menos, constantemente, el
toreo verdad, ese toreo artístico sin trucos, sin ventajas ni contorsiones; por
eso nos entusiasmamos con Bienvenida el 2 de septiembre y el día de su
beneficio; por eso aplaudimos a Carnicerito sus emocionantes faenas de muleta y
sus enormes estocadas; por eso nos electriza Rafael Gómez, “El Gallo”, con las
filigranas de su capote y las pinturerías de su mágica muleta.
En su tercero estuvo
¿quién lo duda? Temerario, pues citar sentado en una silla, para torear de
muleta, y avanzar a medida que el toro retrocede, hasta meterse en los terrenos
del enemigo, es sencillamente una temeridad. Como el morucho no atendía, se
puso de pie y volvió a poner cátedra de toreo, con pases por alto con la
derecha, sacando la franela por la penca del rabo; unos naturales, doblando la
cintura, pasándose todo el toro, ligando, quieto, erguido, dominador, con los
pies completamente juntos y sin perder ni un centímetro de terreno. Se arranca
en corto y mete una de efecto fulminante. La ovación es inenarrable; algunos,
entre ellos el suscrito, se quedan afónicos a fuerza de aclamarle. Sale varias
veces a los medios ante la insistencia del soberano, cada vez más entusiasmado.
Puso dos pares de
trapecio, uno al segundo y otro al sexto, que fueron un portento de ejecución y
unas joyas como colocación. Como se ve, “El Gallo” se ha mostrado en toda su
grandeza como torero, banderillero y matador. La afición desea ver a “El Gallo”
alternando con Bienvenida. Don Manolo es el único que puede presentar pelea al
hombre del ki-ki-ri-quí, pues los demás tienen un estilo muy diferente”.
“El
Marqués de los Morrillos”. Caracas, 7 de febrero de 1924.
El anuncio de la despedida de “El Gallo” en
Venezuela, el 8 de junio de 1924, fue acompañado por unas hermosas palabras suyas
dirigidas al público caraqueño en donde expresó:
“Próxima ya mi partida para España, no quiero que esta
sea únicamente dar mi adiós al público de Caracas, a este público al que debo
tanto agradecimiento y del que me llevo un recuerdo gratísimo, que nunca se
borrará de mi memoria, porque ha tenido la más entusiasta de las acogidas para
mi labor en las tardes de éxito y la más grande de las benevolencias en las
tardes en que, con mi más profundo pesar no me acompañó la fortuna.
Para decir “adiós” a este público, al que tanto quiero
porque tanto debo, he decidido organizar mi corrida despedida retirada del
toreo en Caracas, para el Domingo, 8 de junio de 1924. En la organización de
esta corrida he puesto de mi parte cuanto ha estado en mi mano, para que de
ella pueda guardar el público caraqueño el mismo grato recuerdo que yo en mi
corazón me llevo de él.
Con este fin he escogido un encierro de toros de “El
Mejicano”, de los mismos con que el día 3 de febrero tuve la satisfacción de
lograr escuchar de este público unas de las más grandes ovaciones de mi vida
torera. A ver si esta mi última definitiva corrida en esta hospitalaria ciudad,
logro con estos otros toros de “El Mejicano” darme la satisfacción de que la
fecha de mi retirada en ésta quede señalada en la memoria de los aficionados
como una gran tarde de toros.
A los que me honren con su presencia por anticipado les
doy las gracias. Y a esos y a todo el público caraqueño, al decirles “adiós”,
les repito, que la cariñosa acogida y las deferencias que por parte de todos he
recibido como particular y el entusiasmo que despertó mi trabajo, revelado en
ovaciones y en manifestaciones de simpatía, de las que aún guardo en el fondo
de mi pecho la emoción, han despertado en mí un fervoroso agradecimiento para
este amable y hospitalario pueblo caraqueño, cuyo recuerdo no se borrará
mientras viva en la memoria de”:
Rafael Gómez “El Gallo”. Caracas, Junio de 1924.
Mi abuelo Florencio
Gómez Núñez, fue invitado a esa corrida por el propio Rafael Gómez “El Gallo”
quien, muy gentilmente, le mandó unas entradas de palco para verle en su
despedida de Caracas (Venezuela). Mi abuelo, conservó el programa original que
venía acompañado con las entradas y unas palabras impresas de “El Gallo” que
decían textualmente:
“Para despedirme de esta hidalga tierra, de donde me
llevo tan gratos recuerdos, he organizado una corrida en la cual me propongo
ofrecer lo mejor del arte al cual he consagrado mi vida. Siento especial
complacencia en invitarlo a Ud. y a su honorable familia a esta fiesta, en la
seguridad de que habré de proporcionarles una tarde de emociones artísticas. Me
tomo la libertad de adjuntarle un palco, en la seguridad de que Ud. no me
desairará”.
Soy
de Ud. atto. s. s. q. b. s. m.,
Rafael Gómez “El Gallo”
Con gran
expectativa, el domingo 8 de junio de 1924, en el Circo Metropolitano de
Caracas, se realizó la corrida de beneficio, despedida y retirada de “El Gallo”
en Caracas, actuando en un mano a mano con el venezolano Julio Mendoza “Niño II”.
Por especial deferencia a “El Gallo” esa tarde, hicieron el despejo de la plaza
la tonadillera Lydia Ferreira “La Lusitana”, Paquita Escribano y Conchita
Piquer, montadas en briosos caballos, vestidas a la usanza andaluza y pidieron
la llave, como es costumbre en las grandes corridas Reales en Madrid. Las damas
y los niños pagaron la mitad de precio en los Tendidos y una vez agotados los
Palcos, se vendieron los Pasillos. “El Gallo” y Mendoza estuvieron bien, brindado
todo su arte y torería a la afición.
Sin embargo, luego
de su despedida en el Circo Metropolitano de Caracas, Rafael Gómez “El Gallo”,
se presentó el domingo 22 de junio de 1924, en el Nuevo Circo de Caracas,
compartiendo cartel con los venezolanos Eleazar Sananes “Rubito” y Julio
Mendoza “Niño II”, quien fue el triunfador al cortar una oreja a su primero,
escuchando fuertes ovaciones. El toro se lo brindó Julio Mendoza “Niño II” a
don Henrique Chaumer “El Marqués de los Morrillos”, decano de los críticos
taurinos de Venezuela. El público resultó escaso debido a la amenaza de lluvia
en la capital. Esa fue la última corrida en la que actuó Rafael Gómez “El
Gallo” en ruedos venezolanos.
El año de 1926
reapareció en España, luego de cuatro años de ausencia, que aprovechó toreando
en América. El 27 de junio de 1927, en la plaza de toros de Madrid, se celebró
la corrida de despedida del diestro “Regaterín”. Esa tarde, “El Gallo” cortó
una oreja a su segundo toro, cuarto de la tarde. Alternó con “Regaterín” y Juan
Belmonte quien también cortó una oreja de su segundo astado, último de la
corrida. Esa fue la segunda vez que en una misma tarde se concedieron dos
orejas en la plaza madrileña.
El 28 de septiembre
de 1927, en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla,
con motivo de la celebración de los 25 años de su alternativa, se presentó “El
Gallo” con Manuel Jiménez “Chicuelo” y “Gitanillo de Triana”, ante reses de
Moreno Santamaría. El “Divino Calvo” brindó la muerte de su primer toro a
Emilio Torres “Bombita”, quien había sido su padrino de alternativa, el 28 de
septiembre de 1902, haciéndole bajar al ruedo para abrazarle en el momento del
brindis junto a la barrera. “El Gallo” estuvo muy bien durante su faena,
concediéndosele una merecida oreja. Después de “Lagartijo” y “Frascuelo”,
Rafael Gómez “El Gallo”, se convirtió en el único torero que, conservando su
rango, celebró sus 25 años como matador de toros.
En 1934, reapareció
“El Gallo” en España, después de una ausencia que duró cinco años. El 19 de
abril de 1934, obtuvo otro importante triunfo, en la plaza de toros de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla, al cortarle las dos orejas y el rabo a un
toro de la ganadería de Torre Abad, que le había brindado a su entrañable amigo
Juan Belmonte. Alternó esa tarde con Joaquín Rodríguez “Cagancho”, Domingo
Ortega y Diego de los Reyes.
“El Gallo”, fue una
de las figuras del toreo que concedió mayor número de alternativas (19) y
confirmaciones (11), entre sus más destacados doctorados podemos señalar el de José Morales
“Ostioncito” (1910), el de su querido hermano José Gómez Ortega “Joselito”
(1912), José Hernández “Limeño” (1913), “Alcalareño” (1914), Diego Mazquiarán
“Fortuna” (1916), la confirmación del mexicano Juan Silveti (1917), la
alternativa de Bernardo Muñoz “Carnicerito de Málaga” (1920), Manuel Granero
(1920), la confirmación de Manuel Jiménez “Chicuelo” (1920), la alternativa de
Manuel García “Maera” (1921), José García “Algabeño”, hijo (1923), Antonio
Posadas (1923), Joaquín Rodríguez “Cagancho” (1927), Francisco Vega de los
Reyes “Gitanillo de Triana” (1927), el mexicano Luis Castro “El Soldado”
(1935), la confirmación de Félix Colomo (1935) y la última alternativa
concedida por “El Gallo” en Valencia (España) que fue la del tío abuelo del
maestro Enrique Ponce, Rafael Ponce “Rafaelillo”, el 6 de octubre de 1935.
Rafael Gómez “El
Gallo” fue todo un personaje lleno de fantasías e historias. Con sus
supersticiones le tomó idea a su esposa, la famosa bailaora española Pastora
Imperio. De su mujer, “El Gallo” decía: “Es
que ella me tiene embrujao”. Dicen que “El Gallo”, en una de esas tardes
infames de sus célebres “espantás”, se negó a matar un toro alegando que había
visto en sus ojos los de la Pastora Imperio. Ella, por su parte, se dedicó a su
familia y su trabajo. Mi abuelo Florencio Gómez Núñez, recordaba:
“Tuve la ocasión en España de conocer personalmente a
Pastora Imperio en mayo de 1936, cuando acudí junto con mi hermano Juan Vicente
a uno de sus recitales invitado por mi amigo, el gran recitador español José
González Marín, quien también actuó con ella. Al finalizar el espectáculo, durante
una reunión privada, González Marín me presentó, ese mismo día, al célebre
poeta y dramaturgo español, Federico García Lorca. Posteriormente, en el año
1962, nos volvimos a encontrar con Pastora Imperio en “El Duende”, el famoso
tablao madrileño que administraba con su yerno Rafael Vega de los Reyes
“Gitanillo de Triana”. Por cierto, el joven matador de toros venezolano Héctor
Álvarez, se casó con una nieta de Pastora Imperio. Lamentablemente él falleció
después en un accidente de tránsito en compañía de su suegro “Gitanillo de
Triana”. En “El Duende” acudí acompañado por mi hermano Juan Vicente y mi
sobrina Josefina Gómez Revenga, gran fotógrafa, la primera y única venezolana ganadora
del Premio Nacional de Fotografía en mi país en 1992, además de ser la creadora
de la importante Fundación “Fina Gómez” dedicada a promocionar, otorgar becas y
ayudar a muchos artistas venezolanos”.
Florencio Gómez Núñez, la célebre bailaora Pastora
Imperio, Juan Vicente Gómez Núñez y Fina Gómez, compartiendo amena tertulia en
el tablao “El Duende” de Madrid. Año 1962. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
El 28 de octubre de
1952, fueron celebrados los 50 años de alternativa de Rafael Gómez “El Gallo”, programándose
diferentes actos en Sevilla. “El Gallo” bajó al ruedo y se abrazó afectuosamente
con su gran amigo Juan Belmonte, quien mucho le ayudó en sus dificultades
económicas.
En 1955, “El Gallo”
participó en una escena de la película “Historias
de la Radio”, siendo presentado por el gran actor español Paco Rabal, el
popular “Juncal” de la serie taurina, quien lo entrevistó brevemente sobre su
carrera. El “Divino Calvo”, señaló que durante sus años como matador de toros,
compartió cartel con varias generaciones de toreros. Admiró y quiso mucho a
“Manolete”. Había recibido 14 cornadas, 2 de ellas muy graves y sobre sus
famosas “espantás”, expresó: “Ocurren
cuando no se puede con el toro y tiene uno que hacer unas cosas feas delante
del toro”.
El 20 de octubre de
1957, se realizó un emotivo festival como homenaje a “El Gallo”, organizado por
el diario ABC en la Monumental de Las Ventas de Madrid, actuaron: Luis Fuentes
Bejarano, Domingo Ortega, “Gitanillo de Triana”, el venezolano César Girón,
Pedro Martínez “Pedrés” y Rafael Jiménez “Chicuelo” (hijo de Manuel).
Acompañaron a “El Gallo” Vicente Pastor y Manuel Mejías Rapela “Bienvenida”, el
“Papa Negro”, durante el paseíllo. Antonio Márquez el “Belmonte Rubio”, presenció
el festival desde un burladero del callejón, mientras que el homenajeado Rafael
“El Gallo” disfrutó el festival en compañía del “Papa Negro” y las guapísimas Conchita
Bautista, Carmen Sevilla, Lola Flores y Paquita Rico que fueron ataviadas con
sus mantillas. “El Gallo” recibió innumerables muestras de cariño y regalos,
entre ellos, cantidades de puros que le arrojaron sus admiradores y que fueron
recolectados en un capote.
Rafael Gómez Ortega
“El Gallo”, toreó en Sevilla un total de 82 corridas, 6 novilladas picadas y 2
festivales. En su larga carrera como matador de toros, sin incluir sus
estadísticas en América, toreó entre España, Portugal y Francia 774 corridas y
dio muerte a 1.875 toros. Sus percances más graves fueron: el 7 de diciembre de
1902 en México, donde sufrió una herida en la boca y fosas nasales y el 14 de
junio de 1914 en Algeciras, donde un toro de Moreno Santamaría le infirió una
cornada en el pecho. Curiosamente, “El Gallo” llevaba consigo una medalla
puesta que le había regalado en un brindis, S.M. la Reina doña Victoria, que
resultó doblada por el astado. Había alternado esa tarde con su hermano
“Joselito” y “Morenito de Algeciras”.
Rafael “El Gallo”,
se despidió definitivamente de los ruedos como matador de toros en Barcelona
(España) el 4 de octubre de 1936. Se presentó, posteriormente, para torear
algunos festivales benéficos en la década de 1940’s. Fue un gran conocedor de
la fiesta, demostrando en las tertulias a las que acudía, frecuentemente, como
en “Los Corales”, su profunda sabiduría y gracia gitana a la hora de expresarse,
ya que guardaba en su memoria innumerables vivencias. Falleció en Sevilla, el
25 de mayo de 1960, siendo enterrado en el cementerio de San Fernando de
Sevilla, junto a su madre doña Gabriela Ortega, su hermano “Joselito” y su
cuñado Ignacio Sánchez Mejías. Yo tuve la oportunidad de visitar su tumba en el
año 2011 y confieso que me llenó de emoción por lo que significó como figura
del toreo. En ese instante recordé las anécdotas y referencias que mi querido
abuelo Florencio nos narró sobre Rafael Gómez “El Gallo”. Definitivamente, una
auténtica leyenda que bien merece este recuerdo.
Rafael Dupouy Gómez
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