viernes, 29 de enero de 2021

LA AVIACIÓN EN LAS CORRIDAS DE TOROS DEL NUEVO CIRCO


 (Por: Rafael Dupouy Gómez)


Momentos antes de dar inicio la corrida de toros como homenaje al Infante de España en 1921, numeroso público asistente en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, disfrutó las maniobras aéreas de los aviones Caudron G-3, piloteados por el capitán Jean T. Fieschi, el teniente Georges Teppe y el teniente Roberto Guerin, integrantes de la Misión Militar de Aviación Francesa en Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez). 

He querido recordar en este artículo, dos significativos actos en donde participó por primera vez la Aviación, sobrevolando el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, durante las corridas de toros presentadas en el histórico coso taurino en los años 1920 y 1921.     

Mi abuelo, Florencio Gómez Núñez, fue un aficionado de excepción, principal mantenedor e impulsor de la Fiesta Brava, destacándose también como un apasionado de la Aviación, contribuyendo en su fundación, fomento y desarrollo en el país. En su maravilloso libro titulado "Mis Apuntes sobre la Aviación Venezolana", en el capítulo "Eufórica Caracas ve las Acrobacias", señaló lo siguiente:

"El 7 de marzo de 1920 realiza Rennella dos vuelos de exhibición en el Hipódromo Nacional de El Paraíso que contagian el alborozado ambiente caraqueño. Sus demostraciones van desde "pruebas de vuelo y viraje a 90 grados hasta la barrena de la muerte" y sobrevuela el Nuevo Circo, el domingo 21 de marzo, repleto de aficionados a la Fiesta Brava para hacer en picada el lanzamiento simbólico de las llaves de los toriles durante el mano a mano ofrecido por los diestros españoles Ángel Fernández "Angelete" y Manuel Álvarez Andaluz. Antes, como ya tenía acostumbrada a la gente, el piloto efectúa sobre el coso taurino una serie de emocionantes acrobacias".

El Teniente Cosme Rennella, intrépido piloto italiano que sobrevoló, por primera vez, el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, durante una corrida de toros, el 21 de marzo de 1920. Ese domingo actuaron en un mano a mano, los diestros españoles, Ángel Fernández "Angelete" y Manuel Álvarez Andaluz. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez). 

Esa tarde, en el coso caraqueño, el diestro Ángel Fernández "Angelete", resultó cogido por su primer toro al entrar a matar, recibiendo un puntazo en la axila derecha, de pronóstico leve.

El matador de toros Ángel Fernández y Pedraza "Angelete", fue testigo de las impresionantes maniobras acrobáticas del gran aviador italiano Cosme Rennella sobre el Nuevo Circo de Caracas, el 21 de marzo de 1920. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Ángel Fernández y Pedraza "Angelete", fue un torero que nació, el 28 de enero de 1893, en Baños de Montemayor (Cáceres), Extremadura. Tuvo un resonante éxito que le llevó a tomar la alternativa, el 12 de septiembre de 1917, en Salamanca, siendo su padrino el grandioso Joselito "El Gallo", quien le cedió el toro de nombre "Gitano" de la ganadería de Coquilla. Fue una corrida de ocho astados, completando el cartel los matadores: "Saleri II" y el mexicano Juan Silveti.    

El 28 de septiembre de 1917, le confirmó la alternativa en Madrid "Cocherito de Bilbao" con Alfonso Cela "Celita" de testigo, lidiando toros de la ganadería de Urcola.

"Angelete" trató de abrirse paso y destacarse como torero, pero le resultó complicado. Realizó varios viajes a América probando suerte y el 8 de diciembre de 1920, lamentablemente, sufrió una seria cornada toreando en Ciudad Juárez (México). Su última corrida la toreó en Cáceres, el 31 de mayo de 1926, con Rafael Gómez "El Gallo", Manuel Jiménez "Chicuelo" y Marcial Lalanda ante toros de Sánchez Rico. Murió en su pueblo natal, el 26 de julio de 1931.

Un sobrino suyo utilizó su mismo apodo artístico para anunciarse en los carteles de toros, Eugenio Fernández Sánchez "Angelete", quien recibió la alternativa de manos de Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", el 12 de octubre de 1943, en la Monumental de Barcelona, cediéndole el toro "Sombrerero" de Doña Caridad Cobaleda. Al año siguiente, confirmó su alternativa, el 14 de mayo de 1944, en la Monumental de Las Ventas de Madrid, actuando como padrino Pepe Bienvenida. El toro "Presumido" de la ganadería del Vizconde de Garci-Grande fue el que le correspondió aquella tarde. 

Manuel Álvarez Andaluz. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Manuel Álvarez y Andaluz, nació en Sevilla, el 10 de junio de 1893. Curiosamente era anunciado en los carteles por el apellido materno como si se tratara de un apodo. Tuvo una larga carrera como novillero; permaneciendo en América los años 1920, 1921, 1923 y 1924.

El 29 de junio de 1925, tomó la alternativa en Segovia de manos del diestro mexicano Luis Freg, con "Saleri II" de testigo, lidiando toros de don Argimiro Pérez. Actuó esa tarde el rejoneador don Antonio Cañero.

Confirmó su alternativa en Madrid, el 3 de julio de 1927, de manos de Enrique Cano "Gavira", con Ángel Navas "Gallito de Zafra" de testigo y toros de Pérez de la Concha. Andaluz, cortó una oreja a su primero, el toro de su confirmación.

En esa misma corrida recibió una cornada mortal su padrino "Gavira" por el tercer toro de la tarde, de nombre "Saltador", ejemplar negro zaino, bien armado de pitones pero manso y peligroso. El diestro cartagenero "Gavira" realizó una faena meritoria sometiendo mucho al toro con pases por bajo. Luego de igualar a su enemigo, se perfiló para entrar a matar con uno de sus famosos y certeros volapiés, pero el toro le propinó una gravísima cornada en el vientre, después de recibir una estocada en todo lo alto. "Gavira", muy impresionado, pero dando muestras de coraje y valor, se puso de pie y sujetándose con las manos los intestinos, que los tenía afuera, exclamó: "¡Me ha matado!", dirigiéndose a quienes le ayudaban. Sin fortuna, el diestro falleció antes de poder llegar a la enfermería. La corrida fue suspendida al conocerse la trágica noticia.  

Por cierto, Manuel Álvarez Andaluz, luego de su retirada como matador de toros, participó como subalterno en la cuadrilla de Manolo Bienvenida y al fallecer éste, pasó a formar parte de la de su hermano Pepe Bienvenida.

Fue tío del célebre torero Manuel Álvarez Pruaño "El Andaluz", nacido en el sevillano barrio de Triana, el 19 de noviembre de 1919 y que tomó la alternativa en la plaza de toros Monumental de Valencia (España), el 15 de marzo de 1942, de manos de Vicente Barrera como padrino y testigo, Juanito Belmonte Campoy. "El Andaluz", alternó muchas tardes con Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", de 1942 a 1947.


CORRIDA DE TOROS EN HONOR DEL INFANTE DE ESPAÑA

Su Alteza Real el Infante Don Fernando María de Baviera y Borbón y el General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela en el Palacio de Miraflores, Venezuela. Año 1921. Foto: Manrique & C.A. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En el año 1921, visitó a mi bisabuelo, el Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, Su Alteza Real el Infante Don Fernando María de Baviera y Borbón, hijo del Príncipe Luis Fernando de Baviera y de la Infanta María de la Paz de España. 

Durante su estadía en Venezuela, se celebró una corrida de toros en honor del Infante de España Don Fernando de Baviera y Borbón, el 9 de mayo de 1921, en el Nuevo Circo de Caracas.

La ciudad entera desde la mañana supo la llegada de varios de los aviones del Ejército y ansiaba contemplarlos pudiendo gozar en la tarde de toros del magnífico vuelo y de los arriesgados ejercicios que demostraron los pilotos, en especial el capitán Fieschi, quien ejecutó varias veces el "looping the loop", y pasó sobre la plaza de toros a pocos metros de altura, dejando ver en su avión los colores de nuestra bandera.

El capitán Jean T. Fieschi, integrante de la Misión Militar de Aviación Francesa en Venezuela, sobrevolando el Nuevo Circo de Caracas, durante el homenaje al Infante de España, el 9 de mayo de 1921. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Sobrevolaron la Plaza de Toros tres aviones Caudron G-3, piloteados por el capitán Fieschi y los tenientes Teppe y Guerin quienes habían partido del campo de aviación de Maracay para participar en el homenaje al Infante de España. Volaron sobre Caracas sin aterrizar en la ciudad y se regresaron esa misma tarde para Maracay (Edo. Aragua). No era la primera vez que la aviación participaba en un festejo taurino en la capital, porque el piloto italiano Cosme Rennella, fue el primero que lo había hecho en la temporada de 1920. 

De izquierda a derecha: El capitán Jean T. Fieschi, el teniente Georges Teppe y el teniente Roberto Guerin, integrantes de la Misión Militar de Aviación Francesa en Venezuela, quienes participaron en el homenaje al Infante de España, el 9 de mayo de 1921. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En la corrida mixta homenaje al Infante Don Fernando de Baviera y Borbón, actuaron los diestros españoles Rufino San Vicente "Chiquito de Begoña" y Francisco Pérez Rivera, junto a los novilleros venezolanos Eleazar Sananes "Rubito" y Julio Mendoza "Niño II". Asistieron además del Infante Don Fernando de Baviera y Borbón, el General Juan Vicente Gómez, el Dr. Victorino Márquez Bustillos, y otras personalidades integrantes del Gobierno Nacional.

De izquierda a derecha: El matador de toros español Rufino San Vicente "Chiquito de Begoña", junto a los novilleros venezolanos Eleazar Sananes "Rubito" y Julio Mendoza "Niño II". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El lleno fue tan grande que hubo necesidad de acondicionar las azoteas del coso caraqueño. El Nuevo Circo de Caracas estaba decorado con banderas y flores, preciosamente engalanado. Los toreros venezolanos estuvieron a la altura del festejo, destacando Julio Mendoza "Niño II" que se lució y fue el que estuvo mejor esa tarde y Eleazar Sananes "Rubito", destacándose por su valor ante el ganado difícil. Los diestros españoles no pudieron cumplir, correspondiéndoles el peor lote, pero el público se entretuvo y salió entusiasmado.

La crónica taurina de aquel importante acontecimiento publicada en "El Nuevo Diario" de Caracas, señaló lo siguiente:

"Gran expectación hubo en Caracas con motivo de la corrida de gala en honor del Infante Don Fernando de Baviera y Borbón.

El Nuevo Circo, a pesar de su capacidad, fue estrecho para contener la multitud que en él se dio cita; alrededor de 14.000 personas se congregaron en la plaza de toros, que presentaba insólito espectáculo, pues ni aún en el día de la inauguración del edificio se vio concurrencia semejante.

Un impresionante lleno hasta la bandera en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, para presenciar la corrida en honor del Infante de España, el 9 de mayo de 1921. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El General Juan Vicente Gómez, a las cuatro de la tarde, en punto, penetró en el recinto, y fue en ese momento cuando recibió nueva y resonante demostración del afecto respetuoso que le profesa el pueblo de Caracas: al divisar al General Gómez, la multitud rompió en aplausos y estalló en aclamaciones y numerosas damas a su paso hacia el Palco de Honor, le arrojaron lluvia de flores. El General Gómez, agradeció con caballerosos saludos, la gentil demostración de aquellas damas, y de la manera más cordial respondió a las aclamaciones de la multitud.

Poco después hizo su entrada el Infante, saludado con la Marcha Real Española, ejecutada por la Banda Marcial, y por las aclamaciones de la multitud. Los miembros de la Misión Española acompañaron al Infante, y también los Agregados Militares y Civiles.

Su Alteza tomó asiento entre el General Gómez y el Doctor Victorino Márquez Bustillos. La Presidencia de honor compuesta de un numeroso grupo de distinguidas y bellas damas, gentilmente ataviadas a la española, mereció una calurosa ovación del público, que así tributó también su homenaje a la gracia y a la belleza.

La nota sensacional y emocionante de la tarde fue el vuelo de tres aviones del servicio de la Aviación Militar de Venezuela, sobre el Nuevo Circo, que arrancó delirantes manifestaciones a la multitud, que culminaron cuando uno de los aviones, piloteado por el capitán Fieschi, Jefe de la Misión de Oficiales Franceses de Aviación, dejó caer sobre la multitud, el siguiente expresivo mensaje de saludo para el Infante:

Mensaje de saludo de la Aviación Militar Venezolana al Infante de España, Don Fernando María de Baviera y Borbón, por orden del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Comandante en Jefe del Ejército. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Su Alteza agradeció con expresivas demostraciones, al General Gómez, la manifestación tan gallarda de simpatías y cordialidad de que le había hecho objeto.

El diestro español Rufino San Vicente "Chiquito de Begoña", enfermo de una pierna, no pudo hacer una gran cosa con sus enemigos. El público, no obstante, premió sus buenos deseos, con numerosos aplausos, sobre todo en lo que respecta a su labor con el estoque. Pérez Rivera y Eleazar Sananes "Rubito", tuvieron el santo de espaldas. El último, no obstante, fue largamente ovacionado en las faenas de capa y muleta que le hizo a su primer toro, valientes y vistosas. Julio Mendoza "Niño II", fue el más favorecido en el sorteo, y supo aprovechar las buenas condiciones de sus enemigos. Estuvo francamente bien en su primero, sobre todo con la capa y el estoque. En el segundo también mereció del respetable cariñosas demostraciones de agrado. Cada uno de los matadores encargados de despachar esta corrida brindó su primer toro al Infante, y el otro al General Juan Vicente Gómez, mereciendo de ambos Ilustres personajes, finalizada su labor, valiosos regalos".

El grato recuerdo de los días inolvidables que pasó Su Alteza Real Don Fernando de Baviera y Borbón como huésped de honor del General Juan Vicente Gómez y el pueblo de Venezuela, culminó con las altas manifestaciones de cordial amistad entre Venezuela y España, haciendo entrega por el propio Infante Don Fernando de Baviera y Borbón, en nombre de Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII, de la "Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III" al Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente Constitucional Electo y Comandante en Jefe del Ejercito Nacional, el 4 de mayo de 1921. Siendo ésta la segunda demostración de afecto del gran Monarca de España al General Gómez, ya que diez años antes el mismo Rey Don Alfonso XIII, lo había distinguido con la "Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica", el 27 de junio de 1911.

Rafael Dupouy Gómez


domingo, 24 de enero de 2021

EL NUEVO CIRCO DE CARACAS CUMPLE 102 AÑOS

 (Por: Rafael Dupouy Gómez)

El histórico Nuevo Circo de Caracas. (Archivo Hnos. Dupouy Gómez).
El Nuevo Circo de Caracas fue inaugurado, el 26 de enero de 1919, por el General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, quien gozaba de una gran afición taurina iniciada en su Táchira natal. La obra fue encomendada a los arquitectos: Alejandro Chataing y Luis Muñoz Tébar (quien falleció antes de ver terminada la obra). El coso taurino caraqueño fue ideado por el General Eduardo G. Mancera, quien constituyó un Sindicato para su construcción, en los terrenos del antiguo Matadero Municipal de la ciudad.
A la izquierda: El Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, gran aficionado taurino, en cuyo Gobierno fue inaugurado el Nuevo Circo de Caracas y otras importantes plazas de toros. A la derecha: El General Eduardo G. Mancera, promotor de la magnífica obra. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

La nueva plaza de toros de Caracas (Venezuela), se denominó “Nuevo Circo”, porque ya existía en la capital, el antiguo “Circo Metropolitano” que fue  inaugurado, el 2 de febrero de 1896, por los diestros españoles Hermosilla y Rebujina.

El Gobernador del Distrito Federal, General Juan Crisóstomo Gómez, firmó un contrato en el año 1916 con el General Eduardo G. Mancera (entonces Administrador de la Lotería de Beneficencia del Distrito Federal), mediante el cual este último quedó autorizado para construir un circo de mampostería, hierro y madera, capaz para diez o doce mil personas, y propio para corridas de toros, espectáculos ecuestres y otras variedades. También debía estar provisto de salones para ópera y zarzuela. Alrededor se construirían jardines y parques de recreo.

Posteriormente, se iniciaron los trabajos de demolición del antiguo Matadero Municipal, contando con la presencia de una numerosa concurrencia y más de mil obreros y como una señal de progreso y de trabajo, fue vitoreado el nombre del General Juan Vicente Gómez, Jefe de la Rehabilitación Nacional. (El Nuevo Diario, 14 de marzo de 1916).

En el año 1918, Juan Belmonte, el famoso “Pasmo de Triana”, toreaba en Caracas (Venezuela), actuando en el Circo Metropolitano y se interesó en visitar el Nuevo Circo que se encontraba en construcción, siendo recibido por el General Eduardo G. Mancera (promotor de la obra) y los señores Carlos Delfino, Ernesto Capriles, Eduardo Arturo Eraso, Rafael Sabal, Eloy M. Pérez y otros.

A la izquierda: El connotado arquitecto venezolano Alejandro Chataing, artífice del bello coso caraqueño. A la derecha: El General Juan C. Gómez, Gobernador del Distrito Federal, entusiasta impulsor del proyecto. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).


INFORME DE LA COMISIÓN DE INGENIEROS DEL NUEVO CIRCO

 Caracas, 20 de enero de 1919.

General Juan C. Gómez.
Ciudadano Gobernador del Distrito Federal.
Presente.-
Tenemos el honor de dirigirnos a Ud. para participarle: que el día 14 de este mes a las 3 p.m.; nos reunimos, los suscritos en el edificio denominado “Nuevo Circo de Caracas”, con el fin de practicar su revisión, cumpliendo así la honorífica designación que tuvo usted, a bien hacer en nosotros, según Resolución del Despacho de su digno cargo del día 10 del mes en curso y participación de esa misma fecha.
El “Nuevo Circo” es una obra monumental; honra a quienes concibieron el proyecto y a los ingenieros que han traducido la concepción en, obra ya realizada; embellece a Caracas, metrópoli de la República, con una construcción en la que se han hermanado, la elegancia y la solidez, la comodidad y la higiene.

Pruebas de resistencia del Nuevo Circo de Caracas, con sacos de arena, antes de ser inaugurado, el 26 de enero de 1919. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Cuando se determinó la ejecución de esta obra, la primera dificultad con que tropezaron los constructores, fue el establecimiento de las grandes bases que debían sostenerla, pues es sabido que el subsuelo del valle de Caracas está formado en su mayor parte de capas de aluvión y especialmente el lugar donde está situado el edificio; sin embargo, a pesar del enorme peso de éste (la gradería sola pesa dos mil quinientas toneladas) los niveles corridos desde hace doce meses en las sólidas pilastras que la soportan no han sufrido la más mínima variación, lo que prueba de modo evidente, la acuciosidad y precaución con que se procedió para obtener la perfecta inmovilidad del suelo.
El Circo es capaz para contener hasta doce mil personas que caben holgadas y cómodas; y calculando que cada cinco personas ocupan un área de un metro cuadrado con promedio de peso de trescientos cincuenta kilos, resulta por lo que hemos comprobado en dos sectores de gradas, que cada metro cuadrado aporta sin detrimento, presiones superiores a cuatrocientos kilos.
Las pruebas hechas fueron las siguientes:
 Se cargó un sector de 80 metros cuadrados de superficie con un peso de treinta y dos mil kilos por espacio de treinta horas y no hubo la más ligera modificación en la estabilidad del mismo.
 Se cargaron secciones de la pestaña o consola donde está la baranda con pesos a razón de cuatrocientos kilos por metro cuadrado y dio por resultado: una flecha de un tercio de milímetro, lo que significa que el material es inflexible.
 Se cargaron las dos terceras partes de un sector con doscientos treinta hombres, de un peso medio de diez y seis mil kilos, que luego corrieron sobre el sector y no hubo la más leve trepidación.
 Con perchas verticales, que del suelo iban a ajustarse a la cara inferior de las vigas armadas se comprobó: que éstas no tenían flexión, antes ni después de las presiones que fueron sometidas.
El edificio es todo de cemento armado; acero y cemento nacional del muy bueno que produce nuestra industria, probado por lotes antes de usarlo. La naturaleza del material empleado en la construcción demuestra por sí sola que el edificio está construido a prueba de incendio.
Los constructores tuvieron la paciente labor de determinar en cada caso el coeficiente de resistencia de los materiales separada y conjuntamente, y han traspasado prudencialmente los límites que la previsión y la seguridad admiten, llegando a una resistencia mayor que la apreciada y considerada por nosotros como suficiente; de lo que deducimos: que la solidez de la construcción es perfecta y adecuada para el fin a que se destina.
No sucederá en este Circo lo que observamos con frecuencia en la mayor parte de nuestros coliseos, en que la entrada y la salida son generalmente angustiosas por causa de la multitud que se atropella en puertas insuficientes por su número y por falta de espacio. Aquí sobre todo el edificio tiene doce amplísimas salidas y a las gradas dan acceso seis amplias escaleras construidas todas de acuerdo con las cláusulas del contrato.
Tiene además el Circo una extensión de catorce mil cuatrocientos metros cuadrados, con todas las comodidades para las corridas de toros, y actualmente se construye un escenario para ópera y variedades.
El techo de la parte de las gradas todavía no está colocado, debido a las dificultades originadas por la guerra mundial. La Compañía en resguardo de sus propios intereses lo colocará a la mayor brevedad posible; y de seguro armonizará en elegancia y solidez con el resto de la obra.
Las condiciones higiénicas del edificio están realizadas sin objeción posible, pues está emplazado en un sitio inundado por las brisas permanentes de la ciudad, que renuevan constantemente el aire y evitan con seguridad el peligro del hacinamiento, aún en el caso en que el Circo esté completamente lleno por espacio de muchas horas; y además, nuestro sol, este sol de los trópicos, baña a torrentes con sus rayos la totalidad del edificio; y por otra parte, la naturaleza de su construcción facilita el lavado y desinfección tan frecuentemente como sea necesario.
Y finalmente, la obra produce una grata sensación estética, pues en ella andan unidos con gracia un airoso estilo de sabor árabe con las galas y el genio del Renacimiento y del Modernismo; y en su aspecto interior se observa la majestuosa y severa arquitectura clásica de los tiempos brillantes de la Roma de Augusto.
Las vistas panorámicas desde la azotea son hermosas y deleitan el espíritu con suavidad indefinible; y al contemplar la ciudad desde el gran arco del frontispicio, aparece Caracas tendida sobre los flancos del Ávila produciendo una grata y conmovedora impresión.
Esta es en síntesis la grande obra arquitectónica, que nos ha tocado en suerte examinar, y por la cual felicitamos a la ciudad de Caracas en la persona del señor Gobernador y a los felices promotores y constructores de ella.
Todo lo que nos es grato elevar a su superior conocimiento.
V. M. Rada, M. Centeno Graü, Julio Calcaño Herrera, M. F. Herrera Tovar, Benjamín Pineda, J. A. Zavarse.
(Publicado en el Diario “El Universal”, 26 de enero de 1919).
Anuncio de los matadores de toros contratados por el "Sindicato Unión" para las cuatro corridas de abono de la temporada de 1919, integrado por: Francisco Posada, quien vino enfermo al país, Serafín Vigiola “Torquito” y Alejandro Sáez “Alé”. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
En la corrida de su inauguración, actuaron los diestros españoles, Serafín Vigiola “Torquito” y Alejandro Sáez “Alé”. Con una buena concurrencia de los aficionados, el diestro Serafín Vigiola “Torquito”, logró una gran faena, cortando una oreja al quinto toro, siendo ésta la primera conquistada en el estrenado coso caraqueño. Se lidió ganado criollo de las dehesas del General Juan Vicente Gómez.
Las crónicas taurinas de la época reseñaron con lujo de detalles el gran acontecimiento taurino que significó la inauguración en Caracas de su nueva y cómoda plaza de toros. El Diario “El Universal”, el 26 de enero de 1919, señaló lo siguiente:
“Hoy se inaugurará el Nuevo Circo de Caracas. Los antiguos terrenos del Matadero se han convertido por un milagro de ingeniería en un edificio colosal, destinado para espectáculos, gracias a la cesión que hizo el Municipio y a la tesonera actividad del General Eduardo G. Mancera. Nunca en materia de arquitectura, se había llevado a la práctica un proyecto de tanta magnitud. Aparte la belleza de construcción, el Nuevo Circo tiene, como todas las obras del doctor Alejandro Chataing, una gran solidez, condición indispensable para contener más de doce mil espectadores.
Cartel Inaugural del Nuevo Circo de Caracas, integrado por Serafín Vigiola “Torquito” y Alejandro Sáez “Alé”, lidiando toros de la ganadería del General Juan Vicente Gómez. 26 de enero de 1919. Por la noche se estrenó la grandiosa película de serie “El Conde de Monte Cristo”. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Un dato interesante es que en la obra toda, que es de cemento armado, se ha empleado exclusivamente cemento nacional, con pruebas de resistencia completamente satisfactorias. El costo del Nuevo Circo de Caracas puede ser aproximadamente calculado en Bs. 1.200.000 y en opinión de los técnicos la obra representa ampliamente la inversión de la Compañía.
En la mañana de ayer la Junta Directiva de la Compañía Anónima Nuevo Circo de Caracas hizo entrega de las llaves del edificio al Sindicato Unión y con tal motivo fue realizado un brindis en la mayor cordialidad. El doctor García Chirinos y el señor Capriles hicieron uso de la palabra y el General Mancera contestó en una breve improvisación los elogios tributados, declinando, como de justicia, el mérito del éxito en la causa fundamental de la Paz, que asegura la obra del General Juan Vicente Gómez, la inteligente actuación administrativa del Doctor V. Márquez Bustillos y la eficaz y progresista gobernación del General Juan C. Gómez en el Distrito Federal. A este tributo merecido añadió el orador un saludo a la prensa y un voto cordial de bien para todos los presentes. El acto tuvo así un ambiente simpático y la alegría corrió con el champagne en el bautizo del nuevo edificio”.
(Diario “El Universal” del 26 de enero de 1919).

LA CORRIDA DE LA INAUGURACIÓN DEL NUEVO CIRCO DE CARACAS

Serafín Vigiola “Torquito” y Alejandro Sáez “Alé”, los diestros españoles que inauguraron el Nuevo Circo de Caracas, el 26 de enero de 1919. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez). 

“Con una hermosa tarde en que todo era propicio para el éxito de la fiesta taurina, se inició ayer la temporada de 1919. Desde las primeras horas de la mañana comenzaron a llegar a la ciudad muchos y entusiastas habitantes de los pueblos vecinos; y cuando se inició la romería hacia el estupendo edificio, Caracas agitó sus crótalos delirantes, y las sirenas de los autos, y el trotar de los caballos y la chiquillería bulliciosa, se confundieron en las avenidas que conducen al Circo.
Amplio y soberbio el circo abrió sus puertas, grímpolas de colores engalanaban la altura de su fachada y el viejo sol que tantas veces había caído indolente sobre el barrio en silencio, enjoyó con sus rayos la nueva obra de ornato y de recreo; obra nacida al amparo de la Paz fundada por el General Gómez en la era de la Rehabilitación Nacional.
Satisfechos deben estarlo el General Eduardo G. Mancera y los señores que le secundaron en sus nobles propósitos. Lo que a muchos pareció una quimera, una vana utopía, se miró realizado; el “Nuevo Circo” no fue cosa de sueños; su existencia no fue un mito. Amplio y cómodo, su redondel de palcos fue invadido por atrayentes concurso de damas en donde no faltaron mantillas y claveles y ojos negrísimos, abrasadores y torturantes. En ambos tendidos la concurrencia fue numerosísima. Y cuando tomó asiento el General Carvallo y ordenó tocar el clarín las ocho o diez mil voces que llenaban el Circo poblaron el espacio saludando a la cuadrilla que se lanzó al paseo.
Los diestros Serafín Vigiola “Torquito” y Alejandro Sáez “Alé”, llegando en calesa a la inauguración de la Plaza de Toros Nuevo Circo de Caracas, el 26 de enero de 1919. Foto: Pedro Planas. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Serafín Vigiola “Torquito” de grana y oro; y Alejandro Sáez “Alé”, morado y oro, al frente de sus cuadrillas hacen el despejo montera en mano. El público los recibe con prolongados aplausos. Cambiados los capotes de lujo por los de brega. “Torquito” lancea quieto a su primero, y consintiendo mucho, termina con media verónica muy buena, y oye las palmas.
“Torquito”, quien ya se ganó al público, inicia su faena con uno ayudado; dos barriendo los lomos, uno en redondo, uno más de pecho, superior; la res iguala, y entrando a toda ley, deja una estocada un poquitín ladeada, por lo que tiene que descabellar, y lo hace al primer intento. Muchas palmas y vuelta al ruedo.
El segundo es negro bragao. “Alé” le abre la pañosa; torea por navarras y termina tocando el testuz. Palmas. El toro está reservón y no quiere pelea, por lo que el matador está deficiente. Inicia su faena con uno de trinchera, luego otro ayudado, uno de molinete y logra igualarlo. Entra y deja un pinchazo sin soltar. Más ración de franela y el toro se va a las tablas. “Alé” entra despacio y agarra una alta que tumba. Palmas.
El tercero, es devuelto al corral. El sustituto resultó burriciego, por lo que “Torquito” se quedó con el percal inédito. Armado de muleta y espada, echa a fuera a toda la gente y solo y tranquilo en los medios, hace una faena consciente de torero que sabe lo que tiene por delante, que por cierto, no es una pera en almíbar. Aquí se reveló el gran torero que es “Torquito”. Lo toreó con la izquierda, logró igualarlo, y lo tumbó con una hasta los gavilanes. El público aplaude, y “Torquito” da la vuelta al ruedo.
Al cuarto, negro lucero, “Alé” le abre el percal sin muchas ganas, pues nos informan que el chico está un tanto quebrantado (¿Recordará la Giralda?). “Alé”, da muletazos a diestra y siniestra, acompañados de toda la torería. Al fin iguala el toro y entra el diestro para dejar una estocada trasera que mata sin puntilla. Palmas, y división de opiniones.
El quinto es devuelto al corral; pero el sustituto no podía faltar al manoseado adagio de público y cronistas, de que no hay quinto malo. Y he aquí, señores, al maestro “Torquito”, en un palmo de terreno torea quieto, erguido, templando y mandando como el mejor; elevando los pies nos obsequia con cuatro o seis verónicas colosales. El público, de pie aclama al bilbaíno, quien se siente satisfecho del soberano. El matador se prepara para hacer una de las más brillantes faenas: se inicia con un pase con ambas rodillas en tierra, sigue toreando de rodillas, aguantando las tarascadas del morlaco. Suena la música, caen los sombreros a los pies del matador. El toro se recrece, “Torquito” sigue dando pases naturales, de pecho, otro más barriéndole los lomos, agarra el pitón, y pasa la fiera envuelta en la muleta. Señores, esto es el delirio. El toro iguala y el matador entra con la mar de riñones, sepultando el estoque en todo lo alto, saliendo suspendido y el animal cae muerto. La ovación es mayúscula. Petición de oreja que el técnico concede. Sale “Torquito” a los medios de la plaza y se retira luego a la enfermería donde se le apreció, según parte facultativo, una herida leve en la cara posterior del codo izquierdo. Así terminó la faena del quinto. Cuando salió el sexto, aún duraba la ovación. “Alé” en éste estuvo como en los anteriores. No tuvo suerte.
Resumen: Palmas a la Empresa por los esfuerzos realizados. “Torquito”, colosal. “Alé”, regular. “Bombita” y “Niño de Rubio”, sobresalientes en banderillas”.
Vara Corta.
(Diario “El Universal”, 27 de enero de 1919).

LA GRAN AFICIÓN TAURINA CARAQUEÑA

Curiosa fotografía, de izquierda a derecha, aparecen: Los matadores de toros José Carralafuente, Manuel Mejías Rapela "Bienvenida" y Bernardo Muñoz "Carnicerito de Málaga" en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, acompañados por los pequeños hijos del "Papa Negro", de pantalones cortos: Rafael, Pepe y Manolito "Bienvenida". Año 1920. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En Caracas era tal la afición taurina, que un día se programaron tres corridas de toros en veinticuatro horas. El sábado 8 de marzo de 1919, a las cuatro de la tarde se celebró una corrida en el Circo Metropolitano de Caracas con la participación de los diestros Julián Sáinz “Saleri II” y Gabriel Hernández “Posadero” en corrida homenaje al General Juan Vicente Gómez con reses criollas de Mariara. El mismo sábado por la noche en el Nuevo Circo de Caracas torearon Domingo González Dominguín y Francisco Martín Vázquez, y el domingo por la tarde lidió en solitario cuatro toros de la ganadería del General Juan Vicente Gómez el diestro Saleri II, que ejecutó faenas de gran calidad y variedad siendo fuertemente ovacionado.

Inauguración de Temporada Taurina 1928-1929 en el Nuevo Circo de Caracas (Venezuela). Cuadrilla antes de hacer el paseo: 1. José García “Algabeño”, 2. José Iglesias, 3. Fidel Rosales, 4. Francisco Torres “Pintao”, 5. Manuel Martínez “Viruta”, 6. Eduardo Pérez “Bogotá”, 7. Mariano Moya “Moyita” y 8. Manuel Díaz Domínguez, el novillero de civil. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Para la temporada 1927-1928, el Nuevo Circo de Caracas, fue reformado en su estructura como señala la siguiente crónica publicada en la Revista Billiken: “El Nuevo Circo, el monumental edificio sede de la Tauromaquia metropolitana, ha sido reformado para la temporada que se avecina: el anillo ha sido disminuido, se le ha construido una nueva localidad delantera de los palcos, con las cuales reformas se ha logrado que los espectadores de los tendidos vean, cómodamente sentados, la lidia en todos los tercios del redondel, cosa difícil de alcanzar antes. Y a nosotros, los de la Prensa, se nos ha construido un palco adecuado, cómodo, suficiente y capaz para poder ver y mirar, sin apretujamientos y sin asesores ad-honorem, como antes sucedía”. (Revista “Billiken”. Año 1927).

Hermosa fotografía de la Plaza de La Paz, frente al Nuevo Circo de Caracas, construida por disposición del General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, inaugurada el 19 de diciembre de 1933, constituyendo una obra ornamental en conmemoración del XXV aniversario de la Rehabilitación Nacional. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En el Nuevo Circo caraqueño deberían volver a celebrarse las corridas de toros y otros espectáculos que sirvan para el entretenimiento, el arte y la cultura de nuestra ciudad capital.

Arriba: El Nuevo Circo de Caracas, en una entrañable gráfica de antaño, luciendo su máximo esplendor durante el Gobierno del General Juan Vicente Gómez. Abajo: Rafael Dupouy Gómez, autor del artículo, presente en el histórico coso taurino en el año 1995, cuando todavía los aficionados podían disfrutar las corridas de toros en libertad, sin amenazas y prohibiciones. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez). 
El 13 de noviembre de 1998, el Nuevo Circo de Caracas, fue declarado “Bien de Interés Cultural” por el Instituto de Patrimonio Cultural. Sobre su ruedo desfilaron las más grandes figuras del toreo nacional e internacional. Es lamentable, que mientras la creciente afición taurina en el interior de Venezuela llena las plazas de toros con gran entusiasmo del público durante sus ferias, la entrañable plaza de toros caraqueña, de tanta tradición taurina, donde rivalizaron muchas veces los diestros venezolanos Eleazar Sananes “Rubito” y Julio Mendoza, donde triunfaron el “Diamante Negro” y César Girón, permanezca desde 1997, esperando una mano amiga que la rehabilite y haga el milagro de volver a presentar espectáculos taurinos en su coso como antaño.
Rafael Dupouy Gómez

domingo, 17 de enero de 2021

LA MAESTRANZA DE MARACAY CUMPLE 88 AÑOS


 (Por: Rafael Dupouy Gómez)


La hermosa Maestranza de Maracay (Venezuela), inaugurada por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, el 20 de enero de 1933. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

La Maestranza “César Girón” de Maracay (Venezuela), está cumpliendo 88 años de historia. El bello coso taurino, fue inaugurado por el Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, el 20 de enero de 1933.

Su histórica construcción se debió a la desmedida afición de sus hijos, Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, fundadores de la primera ganadería de toros pura casta de lidia en Venezuela “Guayabita”, empresarios y propietarios de la joya arquitectónica que encomendaron realizar a su gran amigo, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva.

A la izquierda: Los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, impulsores, propietarios y empresarios de la bella Maestranza de Maracay (Venezuela). A la derecha: Su gran amigo, el arquitecto Carlos Raúl Villanueva, artífice de la magnífica plaza de toros. Año 1933. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).  

El cartel de su inauguración lo integraron: el famoso rejoneador español don Antonio Cañero y los matadores de toros, Eleazar Sananes “Rubito” (venezolano), Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo (españoles). Los toros lidiados fueron de la ganadería venezolana de “La Providencia”, perteneciente al hierro de los hermanos Gómez Núñez.

Anuncio del cartel de la corrida de inauguración de la Maestranza de Maracay (Venezuela), el 20 de enero de 1933. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Artículo de prensa del año 1933 sobre la gran inauguración de la Plaza de Toros Maestranza de Maracay (Venezuela), en donde se aprecia la fotografía de los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez. (Archivo Hnos. Dupouy Gómez).

Impresionante lleno que mostraba la Maestranza de Maracay el día de su inauguración, el 20 de enero de 1933. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El General Juan Vicente Gómez y sus hijos fueron grandes aficionados taurinos que contribuyeron enormemente en el desarrollo de la Fiesta Brava en Venezuela.

El General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, en compañía de su hijo Florencio Gómez Núñez, el día de la inauguración de la Maestranza de Maracay (Venezuela), el 20 de enero de 1933. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez). 

LA GRAN CORRIDA INAUGURAL

Los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, conversando con los diestros españoles Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo, momentos antes de realizar el Paseíllo en la tarde inaugural. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

 “Maracay, 20 de enero, 1933.- Con la asistencia del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, a quien acompañaba su séquito oficial y un grupo de amigos, se ha celebrado la primera corrida de Feria, inaugurándose solemnemente la bella, coqueta y modernísima plaza de toros de la capital de Aragua.

La presencia del primer ciudadano del país fue saludada con las notas del himno nacional, siendo aclamado por la multitud. El circo, repleto en todas sus localidades y graciosamente adornado con banderolas tricolores, presentaba un aspecto imponente. Casi todas las damas que prestigiaron el espectáculo vestían a la típica usanza española, brindando un supremo y seductor encanto. Lindos y espléndidos rostros de mujeres realzaban la primera corrida de feria, dignos de los pinceles de aquel Julio Romero de Torres, “el Faraón de los pintores”.

(“Conde Federico”, Diario “El Universal”, 21 de enero de 1933).

Recordaba mi abuelo Florencio Gómez Núñez, aquella memorable fecha histórica:

“Para la inauguración de la Maestranza de Maracay, contratamos mi hermano Juan Vicente y yo a Manolo Bienvenida, primera figura del toreo de España, que era muy amigo de nosotros desde su juventud. Trajimos a Pepe Gallardo que cumplía una excelente temporada novilleril y había recibido recientemente la alternativa en Barcelona (España).

Mi gran amigo don Antonio Cañero, el famoso rejoneador español, también vino contratado por nosotros y se presentó con sus hermosas jacas brindándonos momentos de gran belleza, habilidad y destreza como consumado caballista. No tuvo suerte con los toros que le tocaron en suerte, porque acometieron poco a su cabalgadura. Recuerdo que le brindó a papá, el Gral. Juan Vicente Gómez, su primer rejón, dando muerte al primer toro que se lidiaba en la Maestranza de Maracay.

Yo influí mucho en la elección del torero que matara, de lidia ordinaria, el primer toro en la Maestranza de Maracay. Fue mi deseo incluir en el cartel inaugural a mi compadre, Eleazar Sananes “Rubito”, en primer lugar, por ser venezolano y en segundo lugar, por ser un ídolo taurino que a pesar de sus años retirado, se mantenía vivo en el recuerdo de los aficionados.

Eleazar Sananes “Rubito”, no estuvo bien esa tarde debido a sus años de inactividad. Tenía tres años retirado del toreo y eso influyó en su actuación. Para mí significó un gran honor y orgullo poder contar con él dentro del cartel como representante de Venezuela, porque fui muy aficionado del toreo de Eleazar Sananes. Siempre lo admiré y me identifiqué como un “Rubitero”, furibundo.

Pepe Gallardo, estuvo muy valeroso y decidido. Con el capote bordó unas verónicas realmente colosales, pero con la muleta no logró sacar partido a sus enemigos y estuvo errático con la espada”.

EL TRIUNFO FENOMENAL DE MANOLO BIENVENIDA

Juan Vicente Gómez Núñez en compañía de Manolo Bienvenida, el diestro triunfador en la corrida inaugural de la Maestranza de Maracay (Venezuela), el 20 de enero de 1933. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Continúa evocando entrañables recuerdos de aquella tarde, mi abuelo Florencio Gómez Núñez:

El torero triunfador aquella tarde fue Manolo Bienvenida, que le cortó las dos orejas y el rabo a un toro media casta de nuestra ganadería “La Providencia”. Manolito toreó estupendamente bien con el capote, con una gracia y clase propia de la escuela sevillana. Destacó enormemente en el tercio de banderillas, logrando formidables y variados pares que levantaron al público de sus asientos. Con la muleta realizó una gran faena al toro media casta que era muy bravo y noble. Templando y mandando con suavidad, hilvanó tandas de muletazos llenos arte y calidad. Luego de dar muerte al toro, el público se desbordó en aplausos y aclamaciones, otorgándosele los máximos trofeos.

Manolo Bienvenida, nos invitó a mi hermano Juan Vicente y a mí a bajar al redondel para compartir con él su triunfo. Recuerdo que al toro le concedieron dos vueltas al ruedo y yo le lancé mi sombrero cordobés, llevándoselo el toro en el arrastre”.

Así reseñó la crónica taurina la histórica faena de Manolito Bienvenida en la inauguración de la Maestranza de Maracay:

“Manolito Bienvenida fue el héroe de la jornada. Toreó de capa magistralmente, derrochando finura y elegancia. Con las banderillas conmocionó la plaza, sentando cátedra de rehiletero. Sus pares de palos fueron un asombro de dominio, valor y gallarda pinturería. Su labor como banderillero ha sido algo sencillamente inmensa, inverosímil, fantástica.

Los seis pares que clavó esta tarde bien lo acreditan como el primer palitroquero del mundo. Con la muleta hizo cosas inenarrables, brindando a los espectadores, atónitos ante tanta majeza y sabiduría emanados de un solo torero, un curso completo de bien torear. Le cupo en suerte el toro mejor del encierro, un bravo y nobilísimo media casta, con el que realizó la faena cumbre de la tarde. Imposible describir con detalles labor tan enorme, pues faltan adjetivos. Con una estocada al tercer viaje, entrando con guapeza, tiró patas arriba al extraordinario pupilo de “La Providencia”, otorgándosele por demanda unánime y en medio de una atronadora ovación las dos orejas y el rabo del toro media casta.

La plaza crujía de ardoroso entusiasmo, siendo obsequiado Manolito con artísticos ramos de flores, que paseó en triunfo por el redondel bajo una lluvia de sombreros. Al toro, dechado de nobleza y bravura, se le concedieron merecidamente dos vueltas de honor al ser arrastrado, teniendo que saltar al ruedo los entusiastas y jóvenes ganaderos señores Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, dueños de “La Providencia”, requeridos por los espadas y por el público. Gesto muy simpático, por lo flamenco y espontáneo, fue el de Florencio al ofrecer su castizo cordobés al toro muerto, llevándoselo en el arrastre colgado de un pitón.

Con su portentosa faena muleteril en su primera y brillante actuación en la corrida de inauguración de las Arenas de Maracay, Manolo Bienvenida se ha consagrado ante la afición venezolana. Manolito Maravilla, el torero de la muñeca de cristal”.

(“Conde Federico”, Diario “El Universal”, 21 de enero de 1933).

La Maestranza "César Girón" de Maracay, fue declarada Monumento Histórico Nacional en la Gaceta Oficial Nº 35.441 del 15 de abril de 1994.

La familia taurina presente en la Maestranza de Maracay (Venezuela). Composición fotográfica en donde aparece el General Juan Vicente Gómez, contemplando orgulloso la magnífica obra, inaugurada por él en 1933. En el ruedo, don Florencio Gómez Núñez, entusiasta propietario e impulsor del bello coso. Su hija, Rosa Elena Gómez Arráiz y sus nietos Juan Florencio, Rafael y Miguel Dupouy Gómez, disfrutando en el histórico Palco, uno de sus muy celebrados aniversarios. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Enhorabuena, Maestranza “César Girón” de Maracay, joya arquitectónica, orgullo de Venezuela. Plaza de toros llena de historia, donde se han presentado las más grandes figuras del toreo. 

¡Felicidades por cumplir 88 años! siendo la cantera taurina venezolana y una de las plazas de toros más bellas del mundo.

Rafael Dupouy Gómez


Pueden disfrutar el siguiente video sobre la historia de la Maestranza de Maracay: