(Por: Rafael Dupouy Gómez)
Dedicado con cariño a su hijo,
Manuel Zafrané Escobar
El ídolo venezolano del toreo
Eleazar Sananes "Rubito" con Manuel Zafrané. (Archivo: Manuel Zafrané).
Una persona muy recordada y querida en el mundo del toro, especialmente en
Venezuela, fue don Manuel Zafrané, quien siempre se destacó por su
caballerosidad, buen trato y profunda afición taurina. Compartió en sus años
mozos amistad con nuestro ídolo criollo del toreo Eleazar Sananes
"Rubito" y hasta participó en algunos festivales como el celebrado,
el 6 de enero de 1921, en la placita "Arenas de San Jacinto" en
Maracay a Beneficio del Asilo de Niños Huérfanos, organizado por la Sociedad de
las Tres Z.Z.Z. que quería decir: Miguel Zafrané, Manuel Zafrané y Manuel Zabala.
En Maracay hizo amistad con mi abuelo Florencio Gómez Núñez, compadre de
Eleazar Sananes "Rubito", fundador junto con su hermano Juan Vicente
de "Guayabita", la primera ganadería de toros pura casta española en
Venezuela, además de ser los propietarios e impulsores de la construcción de la
hermosa Maestranza de Maracay, inaugurada el 20 de enero de 1933, por mi
bisabuelo, el Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República
de Venezuela, entusiasta aficionado que con auténtica pasión apoyó y desarrolló
la actividad taurina nacional.
Histórico obsequio de Manuel
Zafrané (hijo) a los hermanos Dupouy Gómez. Una copia de la página original del
diario "La Esfera" de fecha 23 de enero de 1935, con motivo de las Ferias de Maracay, en donde aparecen, el Presidente de la República,
General Juan Vicente Gómez y sus hijos, los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez
Núñez, con los diestros Vicente Barrera y Manuel Jiménez "Chicuelo". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Cuadro taurino realizado por Manuel
Zafrané (padre) que le regaló a Florencio Gómez Núñez. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Don Manuel Zafrané fue, indudablemente, un testigo de excepción de
aquella época inolvidable cuando nos visitaron las más importantes figuras del
toreo. Su desbordada afición le llevó hasta crear un Museo Taurino en su propio
hogar, guardando con dedicación, como oro en paño, objetos, fotografías y
valiosos recuerdos de la Fiesta Brava que tanto amó desde niño.
Su hermano, el Capitán Jesús Zafrané, fue también muy amigo de mi abuelo
Florencio Gómez Núñez, siendo un magnífico piloto que nació en Caracas en 1907
e ingresó a la Escuela de Aviación Militar, el 19 de noviembre de 1930. El año
de 1935 fue enviado, en unión de otros aviadores venezolanos, a Francia por el
Gobierno Nacional, presidido por el Benemérito General en Jefe Juan Vicente
Gómez, Fundador de la Aviación Militar y Civil en Venezuela, con el objeto de
realizar estudios y entrenamientos aéreos en los campos militares franceses de
"Villacoublay", "Chartres" y "Toussus le Noble",
regresando al país a finales del mismo año.
El piloto venezolano Jesús
Zafrané, hermano de Manuel. (Archivo: Manuel Zafrané).
En el libro "Mis Apuntes
sobre la Aviación Venezolana", escrito por mi abuelo Florencio Gómez
Núñez en 1970, el nombre del gran piloto Jesús Zafrané, aparece en varios
capítulos. El aviador recibió la "Legión de Honor Francesa" por su
destacada labor profesional.
Lamentablemente, murió en servicio activo, el 30 de abril de 1936, en la
parte norte del campo de aviación civil de "Boca de Río" (Maracay,
Estado Aragua), en un Avión "Dewoitine 500", a la edad de 29 años, siendo
el más joven de los Oficiales Superiores de la Aviación.
Volviendo al tema taurino recordando en este artículo a don Manuel
Zafrané, comparto dos sentidos y emotivos escritos que aparecieron publicados
en la revista "Venezuela Taurina", uno de ellos publicado en su Número
Extraordinario, en diciembre de 1970 y el otro, escrito por su entrañable amigo
don Antonio Aragón con motivo de su fallecimiento en mayo de 1971.
A continuación los comparto con los amables lectores y aficionados
taurinos para su conocimiento:
AFICIONADO EJEMPLAR:
EL SEÑOR MANUEL ZAFRANÉ
Plaza de Toros "Arenas de
San Jacinto", Maracay 1922. De izquierda a derecha: el matador de toros
venezolano Eleazar Sananes "Rubito", el aficionado Antonio Rivero, el
"Negro" Montilla, el Coronel Gonzalo Crespo y Manuel Zafrané. (Archivo: Manuel Zafrané).
En todos los países taurinos del mundo, hay nombres que han sobresalido
de entre todos, por su dedicación desde niños, a las cosas de la Fiesta Brava.
Leyendo las notas taurinas de Madrid, de Sevilla o de Barcelona, Valencia,
Bilbao, Zaragoza, Alicante o de cualquier lugar de España, México, Ecuador,
Colombia, Perú, Inglaterra, Francia y Portugal, donde hay Peñas Taurinas y
existieron desde hace años, destaca el nombre de hombres que han tenido como
meta en su vida, su trabajo o sus estudios, o su empleo... luego su noviazgo...
su matrimonio, su esposa y sus hijos... pero sin apartarles nada ni nadie en
todo este curso de su vida, de sus sentimientos y afición por las cosas de la
Fiesta Brava.
Ellos son un verdadero archivo taurófilo. Cuidan desde pequeños la
primera entrada con la que asistieron a una corrida de toros a la que los llevó
su padre. Cartel de la alternativa del torero de mi pueblo...
En el año, el día... del mes... torearon en este caso en Venezuela, los
toreros... Salió un toro criollo de los "barreteros" aquéllos que
pasaron a la historia...
¿Te acuerdas aquella corrida de Vicente Mendoza "El Niño" en
1900 cuando Vicente apuntaba ya como una verdadera promesa en el festival de
Pablo Mirabal "El Rubio"?
¿Y no te acuerdas de aquella tarde que se inauguró la Plaza de La
Victoria?
Lo que no se olvida (y tengo el cartel) es cuando se inauguró la Plaza
de Toros de Maracay, aquel Don Antonio Cañero. iQué buen rejoneador!
Precisamente vive en Maracay uno de esos aficionados a los que hacemos
referencia y queremos homenajear en este número extraordinario dedicado a su
persona y todos los aficionados en general.
El señor Manuel Zafrané tiene en su hogar una habitación totalmente
dedicada a un Museo Taurino personal. Allí hay recogidas y guardadas con
veneración taurina, fotografías, carteles, entradas de toros... Una vez que el
Concejo Municipal entendió que la escultura del "Monstruo de Córdoba",
Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete" se "pudría" metida en
un cajón, abandonada, sin haber tomado en cuenta el gesto maravilloso de su
autor, el escultor español Emilio Laiz Campos, que la regaló para Maracay en
recuerdo de las actuaciones en la Maestranza de Aragua de "Manolete",
en aquel Mayo de 1946, el señor Zafrané se la llevó a su hogar; limpió la
escultura, le arregló el estoque que estaba partido, y limpia y dispuesta la
obra, la colocó en su Museo hasta que llegó el día afortunado que se acordaron
de "Manolete" y colocaron la estatua en el jardincillo, al lado de la
entrada a palcos de la Plaza de Maracay, por cierto, no muy bien atendida.
En su "Museo Taurino"
el señor Manuel Zafrané con su adorada esposa Josefina, compañera inseparable
de su amante esposo, miran la estatua de "Manolete" de Emilio Laiz Campos que cuidaron con cariño. En las paredes, fotografías, carteles, recuerdos, toda
una vida dedicada a su trabajo y a su afición. Y observen que están viendo el
Museo desde su barrera, con su estribo y todo. (Archivo: Manuel Zafrané).
Manuel Zafrané es aficionado desde niño. Sintió su afición y como buen
aficionado, hasta toreó en festivales. Amigo de Eleazar Sananes, siguió la
carrera de "Rubito" archivando fotografías, entradas, carteles. Compartió
sus ocupaciones con su afición.
Dedicó toda su honesta vida a la educación de sus hijos, hoy doctores de
la República y uno de ellos, Manuel, Veterinario oficial de la Plaza de Toros
Monumental de Valencia y administrador técnico de la ganadería nacional de "Guayabita",
en plena y feliz recuperación gracias a su trabajo que mereció el
reconocimiento de sus superiores. No hace mucho le dieron un homenaje y se leyó
en el mismo, aquella publicación en "El Carabobeño" de Valencia, el
28 de Junio de 1942.
Manuel Zafrané soñaba desde niño visitar a la Madre Patria para ver
corridas en España y en México y cumplió sus deseos. Fue el mejor colaborador
que tuvieron las Empresas que dieron corridas en Maracay, con las que colaboró
el señor Zafrané con toda su alma de aficionado.
Manuel Zafrané conversando con
Luis Rivero "Orinoco", picador de toros venezolano. (Archivo: Manuel Zafrané).
Y hoy, en los actuales momentos al lado de su esposa Josefina, que fue y
sigue siendo su compañera inseparable, cuidan ambos en su hogar el "Museo
Taurino", donde se reúnen tantos y tantos recuerdos archivados con ese
amor de aficionado por la Fiesta Brava entre los muchos que hay en todo el
mundo y que aquí en Venezuela, los hay por millares, y a los que dedicamos este
homenaje de VENEZUELA TAURINA en su Número Extraordinario de Prólogo a las
Bodas de Plata de Antonio Aragón, homenaje que recae en la figura de don Manuel
Zafrané, con todo el cariño y respeto que sentimos por aquellos que sin haber
sido figuras del toreo, tanto le deben los toreros, ganaderos, empresarios,
apoderados y subalternos, porque han sido desde los tiempos iniciales de la
Tauromaquia y seguirán siendo hasta que finalice la última página de la
Historia del Toreo, los mantenedores, los desinteresados, los que todo lo
dieron sin esperar retribuciones de ninguna clase, en aras de esa afición, de
ese amor incomparable que sentimos los verdaderos aficionados, quijotes de la
Fiesta Brava sentida y vivida hasta la muerte, y que supone en nuestra vida, el
sentimiento más sublime.
Señor Manuel Zafrané: en nombre de la afición del mundo entero, de
toreros que fueron, son y serán, en nombre de quienes hablamos y mantenemos
todos los días por medio de la Prensa, Radio y Televisión, Peñas Taurinas,
revistas especializadas, acepte este homenaje con el respeto y admiración que
para toda la Gran Familia Taurina del Mundo, tenemos los que trabajamos y
hacemos "VENEZUELA TAURINA".
(Revista "Venezuela
Taurina", Número Extraordinario, diciembre de 1970).
EL ADIÓS A MANUEL ZAFRANÉ
El recordado aficionado taurino
don Manuel Zafrané. (Archivo: Manuel Zafrané).
(Por: Antonio Aragón para
"Venezuela Taurina")
¡¡Y llegó la muerte, como él
quiso. En Sevilla… después de visitar Cádiz, la ciudad de sus abuelos… De
presenciar la Corrida de la Feria… Con sombrero ancho y clavel en la solapa… Y
junto a su inseparable Josefina. Dios ha sido justo hasta en la muerte de
Manuel Zafrané!!
Se iniciaba el Nuevo Año que corre actualmente. Acabábamos de poner en
circulación el Número Extraordinario del mes de Diciembre y llegaron cartas y
miles de llamadas telefónicas, felicitando ese Número Extra, ya totalmente
agotado.
Una mañana de un día de Enero, antes de salir rumbo a la Feria de San
Cristóbal, Manuel Zafrané llegó a nuestra casa, con la alegría reflejada en su
rostro, para expresarnos su gratitud y su contento, por la dedicación que
hicimos a "Un Aficionado Ejemplar" en la persona de tan entrañable
amigo.
Charlando sentados en nuestra casa, recordábamos, aquella tarde de mi
debut como torero en la Plaza de Maracay y la forma como entramos a matar a un
toro muy grande y muy gordo, al que tiramos sin puntilla de una estocada hasta
las cintas. Y emocionado, con la alegría reflejada en su cara de niño,
explicaba a nuestra esposa como hacia la Suerte de Matar, el "Niño del Hospicio".
Luego nos anunció, que se marchaba para España en Abril:
Mis hijos (tan buenos los
pobres) quieren que cumpla una de las ilusiones mayores de mi vida. ¿Sabe don
Antonio? Quiero ir a Cádiz, de donde eran mis abuelos, para vivir allí unos
días recordando a quienes vinieron a Venezuela y formaron mi familia.
Josefina y yo, Josefina es su adorada e inseparable esposa, queremos ver la Feria de Sevilla.
Y cuando empezó a hablar de Sevilla, se le notaba tan contento... tan
ilusionado... Sus ojos emocionados... Queremos
ver la Feria y Sevilla.
El día 1° de Abril. vino a despedirse de nosotros. Se marchaban el
sábado 3 o el viernes 2 para llegar a Madrid...
Manuel, si llegan a Madrid el domingo de Ramos, 4 de abril, pueden ir a
Toledo que hay una corrida de Miura y la torean tres valientes, Limeño, Andrés
Vázquez y El Paquiro. Pasan ustedes el día en Toledo, y si al llegar a Madrid
no hay entradas para Toledo llaman al señor Acebal para que intente lograrlas.
Besó a mis hijos que le pidieron la Bendición; abrazó a nuestra esposa a
la que recomendó nos cuidase mucho porque... Don Antonio trabaja mucho... Es incansable y hay que cuidarlo porque si
lo perdemos... ¿de dónde sacamos otro Antonio Aragón?
Estas fueron sus últimas palabras personalmente. Fue la última vez que
nos vimos... porque, amigo ejemplar, todavía antes de irse para el avión, llamó
a casa para decirnos adiós y para recordarnos el regalo de un cartel de toros
en seda, que le ofrecimos para su Museo Taurino en su hogar de Maracay, donde
pasaba horas enteras, mirando, limpiando los cuadros, cambiando las cosas. Hacía
muy poco que se llevó a Pepe Cabello a visitar su Museo Taurino que fue, el
orgullo de su vida de aficionado y en donde en una fiesta de despedida que le
dieron sus hijos y familiares, se vistió de torero con un traje lila y oro, y
le tomaron una fotografía sosteniéndolo en hombros vestido en traje de luces,
con el que tantas veces soñó el querido Zafrané.
Se fue para España. Aquí tenemos la primera tarjeta que nos escribió con
una "vista de Toledo" donde nos explica que visitaron Josefina y él
la Ciudad y que la corrida de Miura se había suspendido por la lluvia. La tarjeta
finaliza así: "…y ahora salimos para Sevilla y de allí, le
escribiré otra vez, hermano. Josefina le manda saludos para Conchita y besos a
los niños y de mi parte abrazos...".
Llegó la tarjeta de Sevilla donde habla de su ida a Cádiz... Y en la
noche del viernes, madrugada en Caracas del sábado 24, llamaron por teléfono
desde Maracay, para avisarnos que el señor Manuel Zafrané había muerto en un
Hotel de Sevilla. iSe había quedado dormido como un niño, cerca del regazo
sublime de su adorada esposa!
A su regreso de Cádiz y después de presenciar la corrida del viernes,
fueron al Hotel. Escribió una carta a su hijo Manuel, doctor en Veterinaria y
Veterinario oficial de la Plaza de Toros Monumental de Valencia y una tarjeta a
su hermano Antonio Aragón. iFue lo último que hizo en su vida!
Su esposa, llorando inconsolablemente al apearse del avión que la trajo
al hogar acompañada del cadáver de su esposo querido, se abrazó a nosotros y
nos explicó... "Don Antonio... qué
amistad más fiel... más sublime... Antes
de acostarse y después de escribirle a Manuel, le escribió una tarjeta a usted
don Antonio tan buen amigo... y al terminar de escribirle se acostó... y se me
quedó dormido para siempre".
Sacamos su cadáver de la Aduana. La urna venía precintada y rodeada con
la Bandera Nacional. Allí, dormidito como un niño, regresa de Sevilla, de Cádiz
donde habían nacido sus abuelos, el querido y ejemplar aficionado, amigo,
esposo, padre, trabajador y aficionado, Manuel Zafrané. La entrada de sus
restos en su casa, fue algo indescriptible. Ese hogar de Maracay se llenó de coronas.
Amigos de todas las clases sociales, llenaron totalmente la casa. A las
7 de la mañana del día jueves 29, no cabíamos. Se llenó la calle de gentes
humildes que conocieron al señor Zafrané. Toreros, aspirantes, empresarios,
autoridades, amigos que supo conquistar y guardar Manuel Zafrané toda la vida,
como premio a su honestidad y ejemplar comportamiento.
Seguidos sus restos por toda esa multitud (tuvieron que añadir un automóvil-carroza
para poder cargar todas las coronas) lo llevamos a la Iglesia. Y el Cura
Párroco, que había sido amigo de la familia Zafrané desde su llegada a la
Iglesia; que había visto todos los domingos y fiestas de guardar y Comunión a
los esposos Zafrané "acercarse al Altar del Señor" durante tantos años,
cuando estaba pronunciando su plática, su Oración a Dios por el alma de don Manuel
Zafrané... ¡rompió a llorar como un niño!, teniendo que suspender sus palabras
por algunos minutos. Algo jamás visto que se nos clavó en el alma y nos puso
otra vez a todos, las lágrimas en nuestros ojos.
Al salir de la Iglesia en hombros como los grandes toreros, lo llevamos
hasta donde descansan sus restos. La sepultura quedó cubierta, por "una
montaña de flores".
Nosotros que estuvimos tantas veces al lado de Manuel y Josefina; que
nos encontramos en todas las Ferias, en todas las corridas; todas las mañanas
de corrida en el acto del sorteo; que convivimos tantas horas y hablamos tanto,
siempre de la Fiesta Brava... de la revista "Venezuela Taurina"
podemos asegurar, y por unanimidad de todos sus familiares y amigos, que Manuel
Zafrané se quedó dormido al lado de la Muerte, siendo el hombre más feliz de la
tierra.
Se durmió en El Señor, en Sevilla, ¡nada menos que en Sevilla! Cerró sus
ojos para siempre, después de sentir, vivir y conocer Ias calles y pueblos de
Cádiz donde nacieron sus abuelos.
Se quedó dormido para siempre, teniendo en su paltó un clavel sevillano
que llevó a la corrida de la tarde y su sombrero cordobés que estaban en una
silla del cuarto, como casaquilla de torero, terminada la corrida. Se quedó
dormido, respirando su último suspiro, cuando las clavellinas, claveles y
albahacas sevillanas confunden y con el aire perfumado de Sevilla, en plena
Feria, en pleno Abril, embriagan con su incomparable aroma. Cuando las castañuelas
de las "casetas de la Feria" tocan interminablemente por sevillanas
de baile haciendo girar en girasoles maravillosos, las faldas rizadas de las
mujeres ataviadas a la andaluza. Manuel Zafrané llegó a Dios, como él quiso, y
Dios le concedió esa felicidad, ese premio, como premio a su comportamiento
desde niño. Como premio a su trabajo, a su honestidad reconocida por las
Autoridades de Maracay al recibir su Jubilación y el Diploma de Empleado
Ejemplar. Como reconocimiento a su actuación de esposo siempre amoroso, siempre
al lado de la esposa que Dios le dio como compañera y madre de tan buenos hijos
que pueden sentir el orgullo, la inmensa satisfacción de haber tenido un Hogar,
unos Padres tan dignos, tan ejemplares como Dios les concedió. ¡Contentos y
felices podéis estar, hijos de Zafrané de ese padre que Dios les dio, de ese
hogar con Josefina adorable! Orgullosos pueden vivir toda la vida, por el
ambiente y formación que tuvieron en el Árbol donde nacieron.
Y como dijo un poeta muy popular interpretando el sentir de un famoso
artista fallecido... podríamos repetir ahora interpretando lo que don Manuel
Zafrané nos decía desde dentro de su urna española:
...Y no lloréis por mí... porque todo lo logré en la Vida...
No lloréis por mi... porque voy a Dios contento.
Retened vuestras lágrimas por mi Muerte...
Porque no estoy muerto.
Viví como quise vivir... Logré, lo que quise lograr...
Y hasta en la hora de mi Muerte pude realizar
Lo que desde niño soñé...
No lloréis por mi que mi cuerpo va hacia la Tierra
Mi alma hacia Dios... envuelto en el sudario de mis ilusiones.
Tranquilo y confiado, ante el Juicio de Dios.
No sé si esto lo escribió el Poeta al que me refiero o han salido estas
frases de mi alma ante la seguridad de lo que me diría Manuel en una
conversación ahora mismo. Nos conocimos tanto... nos quisimos tanto... hablamos
tantas veces... nos entendíamos con tanta sinceridad, que puedo jurarles que
estas frases anteriores, han sido dictadas por él desde el Cielo donde está ahora velando cerca del Padre, por todos nosotros.
¡Duerme en Paz, fraternal hermano! Descansa en El Señor feliz y satisfecho
de tu paso por la Vida! Para tu Josefina ejemplar esposa, madre, amiga, abuelita
sublime a la que alegrarán ahora más que nunca esos nietos, frutos del árbol de
vuestros hijos, nuestro abrazo de siempre. Para tus hijos y descendientes de la
"reata salida de Cádiz" nuestra palabra de pésame; para la Fiesta Brava,
para tu Venezuela taurina también la frase de pésame, porque ha perdido
"Un Aficionado Ejemplar"; y para ti, hermano Manuel Zafrané de
nuestra parte nada que añadir a lo dicho desde aquella tarde de nuestro debut
torero en la Maestranza de Aragua, la plaza sevillana de Venezuela, de tu Maracay,
testigo de todas tus cosas.
Para ti hermano mío ante Dios, mi abrazo fraternal, mi permanente recuerdo
de siempre y ahora para siempre, y mi expresión que oíste muchas veces en mis
programas taurinos que reflejan el sentimiento de mi alma que ama a Dios sobre
todas las cosas y al prójimo como a mí mismo... Que Dios te Bendiga en tu
descanso eterno y que ¡LA PAZ DEL SEÑOR
SEA SIEMPRE CONTIGO!
Antonio Aragón
(Revista "Venezuela
Taurina", mayo de 1971).
En
el Teatro del Centro Cultural "Eladio Alemán Sucre" del diario
"El Carabobeño" con motivo de la presentación del documental
"Los Bienvenida en Venezuela. Huella indeleble en el corazón de una
dinastía", realizado por los Hermanos Dupouy Gómez. De izquierda a
derecha: Miguel Dupouy Gómez, Juan Florencio Dupouy Gómez, Rosa Elena Gómez Arráiz,
Manuel Zafrané (hijo) y Rafael Dupouy Gómez, el 14 de octubre de 2011. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez),
Con especial recuerdo para un aficionado taurino de excepción, don
Manuel Zafrané, cuyo legado taurino continúa latente en el corazón de su querido
hijo Manuel, quien nos honra con su amistad.
Rafael Dupouy Gómez
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