miércoles, 28 de abril de 2021

PEDRO ARIAS, BANDERILLERO Y FOTÓGRAFO, CUMPLE 93 AÑOS

 (Por: Rafael Dupouy Gómez)



El destacado banderillero y fotógrafo venezolano Pedro Arias.
(Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Mi noble y buen amigo Pedro Arias, distinguido banderillero y fotógrafo de larga trayectoria, celebra 93 años de fructífera vida llena de gratísimos recuerdos y anécdotas. Nació en San Fernando de Apure (Venezuela), el 29 de abril de 1928. De pequeña estatura, carácter sencillo, simpático y extrovertido, su nombre aparece en el Tomo número 5 de “Los Toros” de don José María de Cossío en la página 634, en donde se refieren a él como: “Banderillero, que actuaba en los ruedos venezolanos en la década de los sesenta de nuestro siglo. No conozco sus cualidades aunque sé que actuaba en corridas de toros”.

De origen humilde, se trasladó con su familia a los 6 años de edad, de su natal San Fernando de Apure a la ciudad de Maracay (Edo. Aragua). Se crió a dos cuadras del Hotel Jardín.

Con el paso de los años, siendo un adolescente, tuvo la ilusión de mejorar su situación económica y se interesó en aprender una profesión, dedicándose a la fotografía que alternó, paralelamente, con su sueño de hacerse matador de toros. En las mañanas, entrenaba y practicaba en la histórica Plaza de Toros Maestranza de Maracay. Recibió lecciones del maestro Pedro Pineda y el apoyo de sus grandes amigos, los matadores de toros venezolanos Oscar Martínez y Luis Sánchez Olivares el “Diamante Negro” quienes se interesaron en que cumpliera su sueño, ofreciéndole oportunidades.

Oscar Martínez, a quien conoció en la Maestranza de Maracay, siendo también un talentoso fotógrafo, un día lo llevó a la casa de su amigo José María Páez Colmenares, quien se desempeñaba como funcionario de la Circunscripción Militar de Maracay, realizando las fotografías del componente militar en los cuarteles Bolívar, Páez y Sucre. Allí Pedro Arias aprendió como ayudante el oficio de la fotografía, capturando imágenes con una cámara que le regaló Páez Colmenares.   

Cuenta Pedro Arias que el 24 de julio de 1946, se vistió de luces por primera vez y el 22 de mayo de 1949, banderilleó por primera vez a un toro de casta de la ganadería colombiana de Mondoñedo en una corrida celebrada en la Maestranza de Maracay, interviniendo los diestros mexicanos Lorenzo Garza, Luis Castro “El Soldado” y el venezolano Ricardo Martínez como sobresaliente. Garza realizó una magnífica faena a su segundo toro, liquidándolo de una soberbia estocada. Fue ovacionado fuertemente por el público, concediéndosele las dos orejas, el rabo y una pata, que el diestro mexicano rechazó. “El Soldado” también cortó dos orejas y ambos salieron a hombros de la Maestranza de Maracay.    


Pedro Arias ejecutando un par de banderillas. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En Maracay, Pedro Arias trabajó un tiempo cargando unos garrafones enormes y pesados de agua que descargaba en una vecindad. Un amigo suyo al ver el esfuerzo que hacía, le consiguió un trabajó como ayudante de fotografía en una dependencia del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social en el área de Malariología, en donde trabajaba como destacado científico el Dr. Juan Crisóstomo “Juancho” Gómez Núñez, hijo del General Juan Vicente Gómez. “Juanchito” era el hermano menor de Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, grandes aficionados e impulsores de la Fiesta Brava en Venezuela.

Pedro Arias tuvo la oportunidad de conocer personalmente en esa dependencia al Dr. “Juancho” Gómez Núñez, quien se mostró muy interesado en apoyar sus aspiraciones en el mundo del toro. Un buen día lo mandó a llamar y le dijo que se fuera a Caracas urgentemente para que firmara un contrato, porque toreaba el domingo y le regaló 20 bolívares de aquella época para su traslado.

“Juancho” Gómez Núñez, le comunicó a Pedro Arias que dijera que venía de parte de su hermano Florencio Gómez Núñez, quien ya había contratado a Luis Miguel Dominguín para que debutara como matador de toros en Venezuela, firmándolo por tres tardes en el Nuevo Circo de Caracas. Siendo mi abuelo Florencio, el empresario de la temporada caraqueña en 1949, encargó de la organización a su compadre José Luis de Benito.

Pedro Arias, llegó a la empresa dispuesto y decidido a firmar el contrato como subalterno en ese cartel de primera. Recordaba Arias que el Dr. Carlos Siso Maury, eminente abogado, le hizo esperar tres horas y no lo atendía. Entonces, se le ocurrió ante la impaciencia, anunciar que venía de parte de mi abuelo Florencio Gómez Núñez, como le había aconsejado en Maracay mi tío “Juancho” y de inmediato le abrieron las puertas, siendo recibido en la oficina.

Le preguntó el Dr. Siso si sabía leer. Que estudiara bien el contrato que iba a firmar. Me contó Pedro Arias que lo leyó rapidísimo como Cantinflas. Arias todavía no tenía traje de luces para la corrida, pero mintió respondiendo afirmativamente, sin tener un centavo para adquirirlo. Luego de marcharse de la oficina, leyó con tranquilidad el contrato que fue por 500 bolívares. De inmediato, se dispuso a visitar a su amigo el “Diamante Negro”, quien muy amablemente, le dijo que escogiera el traje que quisiera. Arias seleccionó un traje de luces que no estaba nuevo, azul celeste y plata que le quedó grande y tuvo que arreglar.

Era la última corrida de la temporada y actuaron, la gran figura del toreo español Luis Miguel Dominguín, el ídolo venezolano Luis Sánchez Olivares el “Diamante Negro” y el valeroso diestro mexicano Antonio Velázquez. Esa extraordinaria corrida fue celebrada, el 11 de diciembre de 1949, siendo considerada como la mejor corrida de toros que se ha presentado en toda la historia del Nuevo Circo de Caracas.

Se jugaron toros de la ganadería colombiana de “Vistahermosa”, que dieron una excelente pelea. Fue una tarde inolvidable, recordaba Pedro Arias, quien banderilleó con bastante habilidad a un toro que había eliminado el quinto burladero del Nuevo Circo de Caracas. El público entusiasmado, no cesó de aplaudir las faenas realizadas por los tres matadores, quienes salieron a hombros por la puerta grande, cortando un total de diez orejas y dos rabos. Luis Miguel estuvo enorme ante su primero al que le cortó las dos orejas con petición de rabo, que la Presidencia se negó a conceder. En su segundo, repitió una faena redonda que fue malograda con la espada, perdiendo los trofeos que tenía asegurados, dando dos vueltas al ruedo recibiendo una fuerte ovación. Antonio Velázquez cortó cuatro orejas y un rabo y el “Diamante Negro” también emuló al mexicano cortando cuatro orejas y un rabo.

Recordaba Pedro Arias que César Díaz Torres, apoderado de Oscar Martínez, de quien fue banderillero, le preguntó si quería ser corresponsal de “La Esfera” en Caracas para cubrir los accidentes de carretera que frecuentemente ocurrían y requerían ser fotografiados.

Pedro Arias acompañando al gran César Girón durante uno de sus triunfos. 
(Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Un día le propusieron trabajar en el diario “El Mundo” en el espacio deportivo. Asistió a los Juegos Panamericanos de Cali (Colombia) en 1971, los Juegos Panamericanos de México en 1975, los Juegos Panamericanos de Caracas en 1983. Estuvo presente cubriendo la pelea del boxeador venezolano Betulio González en la que conquistó el campeonato mundial, siendo captadas con su cámara las mejores fotos que recorrieron el mundo entero. Las Series del Caribe de Béisbol y los Campeonatos de la Liga de Béisbol Profesional de Venezuela, siempre gozaron del oportuno lente de Pedro Arias, ferviente fanático de los “Tiburones de La Guaira”. Con los jugadores de Béisbol cultivó una fraternal amistad, lo querían mucho y siempre le gastaban bromas. En Maracaibo, estuvo presente en importantes partidos de fútbol internacional. Ganó el Premio Nacional de Periodismo Deportivo en 1975 y 1987.  


Pedro Arias mostrando uno de sus tantos premios como excelente fotógrafo deportivo. Revista "Venezuela Taurina". Año 1975. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Dentro de su profesión taurina, lamentó no haber podido llegar a ser matador de toros, sino subalterno. Conoció y tuvo una gran amistad con los hermanos Girón, considerándolos como de su propia familia. Me contó Pedro Arias una anécdota curiosa, poco conocida. Cuando él trabajó en una fábrica de papeles, utilizó parte del material de desecho para confeccionar la improvisada muleta que empleó César Girón, el día que se lanzó al ruedo como espontáneo durante la actuación de los “Chicos de Querétaro” en enero de 1946. Los “Chicos de Querétaro”, era una cuadrilla infantil mexicana, integrada por niños entre diez y doce años de edad que lidiaban becerros de pura casta. César Girón con doce años de edad, demostró al público asistente que él toreaba mucho mejor que los niños aztecas.

Pedro Arias con Manuel Benítez “El Cordobés”. (Cortesía: Pedro Arias).

Triunfo de Francisco Rivera "Paquirri" en Mérida, Venezuela, acompañado por Pedro Arias. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez). 

Se mantuvo como banderillero durante muchos años. A las órdenes del “Diamante Negro”, intervino en varios festejos. Me confesó que nunca pudo banderillear por el lado izquierdo a los toros. Participó eficientemente como subalterno en las célebres novilladas organizadas por el empresario Gregorio Quijano.

Pedro Moya "El Niño de la Capea" en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, detrás el fotógrafo Pedro Arias. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez). 


Rafael Dupouy Gómez, autor del artículo, en compañía de su gran amigo Pedro Arias. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Me complace resaltar las virtudes de este digno profesional de nuestra Venezuela taurina y de la fotografía en este artículo, felicitándolo en su cumpleaños.

Enhorabuena por ser un gran amigo y una excelente persona.

Rafael Dupouy Gómez

lunes, 12 de abril de 2021

FALLECIÓ MARCELINO GARCĺA SERRUTI II


(Por: Rafael Dupouy Gómez)

Marcelino García Serruti II. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El  pasado 2 de marzo de 2021, falleció el muy querido y recordado amigo Marcelino García Serruti II, destacado cronista taurino del diario "La Religión" durante muchos años y también Jefe de Redacción del periódico "Ruedos". Ilustraba sus interesantes artículos con dibujos y caricaturas realizadas por él mismo, muchas de ellas publicadas en la revista "Venezuela Taurina", dirigida por el inolvidable don Antonio Aragón. En una oportunidad, su gran afición lo llevó a debutar como subalterno en 1948, antes de dedicarse por completo a escribir sobre el fascinante mundo del toro.

Me enteré de su lamentable partida gracias a mi gran amigo Pedro Arias, recordado banderillero y fotógrafo quien vía telefónica, como frecuentemente acostumbramos conversar de toros, me comentó sobre su triste desaparición física ya cercano a los 100 años de edad.    

Marcelino García Serruti II, caraqueño de origen humilde, fue una persona cariñosa, amable, respetuosa, educada y cordial con todos los que tuvieron la fortuna de conocerlo personalmente. Desde niño, siempre le veía en las plazas de toros, especialmente, en el Nuevo Circo de Caracas y la Maestranza "César Girón" de Maracay, donde pude saludarlo y conversar gratamente con él en el mismo ruedo en el año 1998, durante un emotivo acto realizado por la Peña Taurina "Los 40", quienes colocaron una hermosa placa dedicada a mi bisabuelo el General Juan Vicente Gómez, a mi abuelo Florencio Gómez Núñez, su hermano Juan Vicente y al arquitecto Carlos Raúl Villanueva.

En el ruedo de la Maestranza "César Girón" de Maracay, Rafael Dupouy Gómez y su hermano Miguel, compartiendo amena tertulia con Marcelino García Serruti II. Año 1998. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).


Caricatura de Manuel Benítez "El Cordobés" en Venezuela, realizada por Marcelino García Serruti II. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).   

Marcelino García Serruti II, ilustraba algunas de sus crónicas publicadas en la revista "Venezuela Taurina", tituladas "Así vío la corrida Serruti II", con dibujos de lo sucedido en la plaza, como la faena del diestro José Fuentes y la cornada de Antonio José Galán, el 11 de abril de 1976. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).   


Reunión taurina celebrada en reconocimiento a las labores de la Organización Gago en Venezuela. De derecha a izquierda: Don Eduardo, Álvaro Vélez, Antonio Navarro, Federico Núñez, Andrés Gago, Carlos Oliveros, Carmelo Fernández "Carmelo de Ronda", Antonio Aragón, Marcos Vélez Isturiz y Rodolfo Serradas "Positivo". En la parte de atrás un primo de "Positivo", el hijo de "Carmelo de Ronda", Antonio Villaverde, José Luis Herrero, Alejandro Arratia Oses y Carlos Eduardo Misle "Caremis". Sentado: Santiago Duarte Bueno "Papá Duarte" y a su lado Marcelino García Serruti II del diario "La Religión". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).


HIJO DEL TORERO SANTIAGO ROJAS SERRUTI

Santiago Rojas Serruti, rematando con una media verónica en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, el 13 de agosto de 1944. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Mi abuelo Florencio apreció mucho a Serruti II ya que su afición taurina estuvo profundamente ligada a su padre, Santiago Rojas Serruti, torero venezolano muy popular en su tiempo, nacido el 30 de diciembre de 1900 en Caracas, a quien mi abuelo recordaba con cariño. Había tomado la alternativa en la plaza de toros de Valencia (Venezuela), en el año 1929, siendo su padrino Manuel Álvarez "Andaluz" y como testigo de la ceremonia, el diestro venezolano Eleazar Sananes "Rubito".

Señalaba en sus "Crónicas Taurinas", el 26 de enero de 1926, don Henrique Chaumer el "Marqués de los Morrillos", lo siguiente:

"El sábado 23 de los corrientes, se celebró en el Nuevo Circo una fiesta taurina a beneficio del banderillero español Manuel Álvarez, "Pavón", que se encuentra paralítico. A no ser porque los novillos estaban sin puntas, hubiéramos presenciado una tragedia, pues uno de los animalitos dio un tremendo golpe en el lado izquierdo del pecho al aplaudido rehiletero mexicano Mariano Rivera, al colocar un par de frente.

Como sucede en esta clase de festejos, el desorden de la lidia restó lucimiento, pues con tantos matadores en el ruedo se hace imposible regularizar las faenas. La Rosa, Montes, "Hipólito", "Ginesillo", Carralafuente, Serruti y cuantos actuaron en esta encerrona, contribuyeron a entretenernos.

Sabemos que el resultado económico fue bastante satisfactorio, pues han quedado cerca de tres mil bolívares a favor del diestro enfermo, lo cual celebramos, porque ello le permitirá trasladarse al lado de los suyos, como son sus anhelos.  

(Publicado en la Revista "Billiken", del 30 de enero de 1926).

El 2 de julio de 1944, se celebró la última novillada de la temporada oficial, en la plaza de toros Nuevo Circo de Caracas, donde actuaron el venezolano Santiago Rojas Serruti y el peruano, Adolfo Rojas "El Nene", disputándose el premio de "La Oreja de Oro", ante toros de la ganadería de Banco Largo. Serruti salió dispuesto a ganar "La Oreja de Oro" y la consiguió. A su primer toro, lo toreó superior de capa y muleta. Mató de una gran estocada, cortando la oreja y el rabo, con vuelta al ruedo. En su segundo, estuvo bien de capa y de muleta, mató bien y cortó una oreja, dando la vuelta al redondel. En su tercero, estuvo superior de capa y de muleta. Mató de dos intentos. Petición de oreja y vuelta al ruedo. "El Nene" cortó una oreja a su primero; en su segundo, estuvo dominador y valiente, dando una vuelta al ruedo; y en su último, estuvo rápido. La señorita Oly Clemente, prestigió con su presencia, siendo la reina de honor, de la corrida.

Entrada de la novillada en la que actuó Santiago Rojas Serruti, con Juan Flores "El Chico del Ruedo" y Raúl Acha "Rovira", el 23 de julio de 1944, en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 23 de julio de 1944, en el Nuevo Circo de Caracas, a las 4:30 p.m., la empresa Margut, dio la novillada, de los venezolanos Santiago Rojas Serruti, Juan Flores "El Chico del Ruedo" y el argentino Raúl Acha "Rovira", lidiando reses de La Candelaria. En su primer toro, Serruti fue herido y el toro lo tuvo que matar Rovira. El diestro Rovira a su primer toro, de nombre "Yrisma", negro y bien puesto de pitones, lo toreó superiormente siendo indultado. Le otorgaron una oreja y dio la vuelta al ruedo con el ganadero, Sr. Manuel Sarmiento. Rovira mató bien los toros que le correspondieron de Serruti y "El Chico del Ruedo" destacó con la capa toda la tarde. Al primero, realizó tres verónica y media imponente; a su segundo, dio tres faroles y cuatro gaoneras superiores, pasando trabajo a la hora de matar.

Entrada de la novillada en la que participó Santiago Rojas Serruti con Julio Mendoza y "Rovira", el 13 de agosto de 1944, en el Nuevo Circo de Caracas. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Haciendo el paseíllo en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, los diestros Julio Mendoza Palma, Santiago Rojas Serruti y Raúl Acha "Rovira", el 13 de agosto de 1944. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 13 de agosto de 1944, en el Nuevo Circo de Caracas, se llevó a cabo una corrida mixta, en donde participaron el matador de toros venezolano, Julio Mendoza Palma junto a los novilleros Santiago Rojas Serruti y el argentino Raúl Acha "Rovira", ante toros de "La Candelaria". Mendoza estuvo voluntarioso y valiente; en su primero, dio una vuelta al ruedo; a su segundo, realizó bellas verónicas y estuvo quieto con la muleta, fallando con la espada. Serruti en su primero, bien con la muleta y regular con el estoque; a su segundo, lo despachó rápidamente. Al último toro de la tarde, le dio 4 verónicas y media superior. Rovira estuvo bien con la capa, ejecutando bellas verónicas y chicuelinas, pero mal con la muleta y estoque.

Para el año 1944, se dieron 22 corridas de toros en la capital de Venezuela; 2 en el Circo Metropolitano y 20 en el Nuevo Circo de Caracas. Serruti, toreó 3 corridas, lidiando 5 ejemplares a los cuales dio muerte, cortando 2 orejas y 1 rabo.

Santiago Rojas Serruti y el mexicano José Antonio "Chatito" Mora, en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, en 1945. Foto: Caraballo. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 1 de julio de 1945, en el Nuevo Circo de Caracas, se había anunciado la reaparición del "Chatito" Mora y Serruti, siendo sustituido el primero, por Pepe Vilma. Los toros eran de la ganadería "Mata Gorda". Serruti a su primero, los toreó bien de capa y después de dominarlo, lo mató con media superior que tumbó sin puntilla, siendo premiado con una oreja y vuelta al ruedo. A su segundo, lo mató de otra gran estocada, teniendo petición de oreja y tres salidas a los medios. En su tercero, consiguió otra gran estocada, que le permitió dar otra vuelta al ruedo. Vilma, no las tuvo consigo y le regresaron su primer astado a los corrales.

Santiago Rojas Serruti y el "Chatito" Mora hacen el paseíllo montera en mano, el 8 de julio de 1945 en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 8 de julio de 1945, se presentaron en el Nuevo Circo de Caracas, Serruti y el mexicano José Antonio "Chatito" Mora. No hubo nada que resaltar.

El año 1945, Santiago Rojas Serruti, toreó en Caracas, 2 corridas, lidió y mató 6 toros, cortando 1 oreja.

En la Revista "Venezuela Taurina" de Diciembre de 1972, Marcelino García Serruti II, publicó un magnífico artículo dedicado a su padre que reproduzco a continuación:

Derechazo de Santiago Rojas Serruti en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 30 de diciembre del año 1900 nació en la parroquia de La Candelaria, un niño que Ilevaría el nombre de Santiago Rojas Serruti, este último como apelativo de batalla frente a los toros, un matador de toros alternativado. Pero no contó con la publicidad de diarios u otros medios de comunicación, como lo gozaron Eleazar Sananes, Julio Mendoza, César Girón, para nombrar tres épocas.

Serruti, fue un matador de toros que frente a verdaderos búfalos ganó popularidad, frente a verdaderos TOROS ganó todo el mérito que aquellos aficionados le dieron y algunos hoy, aún recuerdan sus grandes hazañas en los ruedos de la patria y algunos de la América.

Santiago Rojas Serruti en 1923. Foto publicada en el Periódico "El Nuevo Diario". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Fue un artista del percal y una de las suertes que llegó a dominar desde sus comienzos en el Matadero de Palo Grande, a comienzos de este siglo, fue aquella extraordinaria "media verónica" con las dos rodillas en tierra, hoy olvidada por completo, banderillero fácil de los dos lados, sin mucho arte ni figuritas, pero rápido, eficiente y muy pocas veces se le vio fallar. Lidiador de toros poderoso con la muleta, artista valiente en la ejecución de pases como el de "costado por alto“, el "quiquiriqui", “la firma", “doblones con rodilla en tierra" y el “derechazo", donde, pese a la época, llevaba la mano muy baja, pero muy baja, para mandar largo y despedir lejos.

Lo que hizo grande su nombre en el firmamento taurino fueron fulminantes estocadas hasta la cruz, haciendo rodar a sus enemigos sin la puntilla con la que, por cierto, era un verdadero maestro, habilidad adquirida en aquel desaparecido matadero donde sábados y domingos se apartaban reses que resultaban bravas, o sin puntas, ya que estaban destinadas al destazadero.

Allí se destacaron Vicente Mendoza y su hijo Julio, junto a Serruti, comenzaba a hacerles mucho peso con aquel valor ante aquellos “marrajos”, para luego marcharse a algunos pueblos andinos, donde los gobernantes hacían rodar el oro en las ferias.

Fue en el año 1917, en el desaparecido Circo Metropolitano, cuando vistió por vez primera su traje de luces, alternando con Luis Laviana y Próspero Herrera "Capita".

Los toreros venezolanos Santiago Rojas Serruti y Pepe Vilma, ocuparon muchas tardes triunfales, la atención de la afición nacional. Aquí están listos para hacer el paseíllo de las cuadrillas en una de aquellas tardes inolvidables para la historia taurina de nuestro país. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Toreando en donde quiera que se presenta la oportunidad, viene la inauguración del Nuevo Circo de Caracas, en el año 1919, pero debuta en el gran circo el 11 de junio de 1922, con la cuadrilla de toreros venezolanos, formada por "Capita", Sánchez Bocca y García Forte.

Ese mismo año comienzan los grandes éxitos del hoy olvidado criollo. Después de torear todo el año alternando con valientes de la talla de "Manforte", "Capita" y el popular "Bolivita", debuta en las Arenas de Valencia, en un "mano a mano" extraordinario donde le corta las orejas y el rabo a un TORO de 24 arrobas, como decíamos antes, y dos agujas en los pitones. Salió a hombros de aquella entendida y exigente afición de entonces.

En el año de 1923, para ser más exactos, sólo torea un "mano a mano" con Vicente Mendoza, padre de Julio, y resulta una tarde exitosa para luego marcharse a los estados andinos. En 1929, en las corridas de Valencia (Venezuela), lidiando una poderosa corrida de verdaderos TOROS criollos y sin caballos, Manuel Álvarez "Andaluz", sería padrino de la alternativa y el testigo Eleazar Sananes "Rubito", pero el primero "cogió" a “Andaluz" teniendo que matar cuatro toros Sananes y dos Serruti.

Estas alternativas se renunciaban como lo hicieron muchos de nuestros novilleros, debido a que se montaban más novilladas que corridas de toros en las que muy poca oportunidad o ninguna le daban a otros diestros que no fueran Sananes o Julio Mendoza.

Luego vinieron muchas tardes de triunfos incontenibles, tanto en Caracas, Maracay y otras plazas, que don Carlos España, veterano de la crónica y apoderado de Serruti, le convence para marcharse a España, si no en busca de dinero, al menos de la fama que daba entonces la alternativa tomada en la meca del toreo, más con las grandes condiciones en que estaba toreando el diestro venezolano. Estaba listo para acabar con el cuadro de toreros actuales por el arte y valor que echaba a cuanto TORO saliera al ruedo.

Toda su vida ha lamentado y lamentará SERRUTI el haber preferido el regreso de Colombia a Caracas con el solo propósito de atender su negocio de "quincallería" en el desaparecido mercado principal de Caracas.

Actuó en Lima, Perú y Colombia donde, por cierto, y según reseñas archivadas por quien esto escribe, su breve campaña en el año 1940 resultó un verdadero éxito, tanto artístico como monetario, pues regresó con algún dinero que invirtió en su negocio.

Estaba como decimos ahora "embalado"; nadie podía con SERRUTI en el ruedo, donde se convertía en un diestro peleón y con ganas de agradar siempre. Sus triunfos ante los GÓMEZ, gobernantes de entonces, le abrieron las puertas de todas las ferias, donde su nombre era impuesto por ellos mismos.

Así llegó el año de 1941, que resultó el de más actuaciones, haciendo casi todos los domingos, pero también de triste recuerdo, ya que en el año 1942 recibió la "pita" más ensordecedora y larga que recuerda el Nuevo Circo de Caracas. Esto se debió a que se negó a que un alternante hiciese un "quite" a uno de sus toros. Allí ardió Troya; para colmo, salió al medio del ruedo a recibir aquella pitaza, enfureciéndose aún más el público, que, pese a la faena merecedora de una oreja, le siguió pitando hasta cuando salía en el automóvil hacia su casa en la Puerta de Caracas, en La Pastora, donde habitaba, al lado de su señora madre.

Muletazo de costado de Santiago Rojas Serruti iniciando su faena cumbre en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela en 1944. Cortó oreja y rabo, mereciendo "La Oreja de Oro" en juego y salió a hombros por la puerta grande. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Fueron éxitos clamorosos que Serruti alcanzó en el año 1944, cuando llegó a cobrar la exagerada suma de UN MIL QUINIENTOS BOLĺVARES, cifra fabulosa entonces. Ese mismo año cortó las orejas a un toro, alternando con "El Nene", mereciendo "La Oreja de Oro", donada por la empresa. Salió a hombros de la afición.

El 23 de julio de 1944, recibió Serruti una grave cornada, al saludar al público que le ovacionaba al finalizar un faenón, rubricado con un estocadón. Alternaban Raúl Ochoa Rovira, quien por cierto inmortalizó al toro "Yrisma", de un bello encierro de toros negros que hizo historia por su estampa, pese a ser criollo o cunero, como se dice hoy, y Juan Flores "El Chico del Ruedo".

En los años 1945 y 1946 alternaba Serruti la atención de su negocito de quincallería con el ruedo del Nuevo Circo de Caracas, Valencia y Maracay, compartiendo las faenas con valientes novilleros que reconocían en él a un señor torero, dominador de todos los tercios de la lidia a perfección, como Parejo, Sulbarán, Cerrajillas, Rovira, Pepe Vilma y otros que aún son testigos de su arte y valor.

Santiago Rojas Serruti, toreando a la verónica con el compás abierto, corriendo la mano y cargando la suerte en un "Mano a mano" con Raúl Acha "Rovira" en el Nuevo Circo de Caracas en 1946. Ese toro lo cogió luego de realizar un faena memorable. Foto: Benshi. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Mereció altos elogios de la prensa especializada de entonces, que veía en este humilde diestro nacional, a un verdadero valor. Si no, allí están las crónicas de "Don Carmelo de Ronda", "Papá Duarte", Carlos España, "Conde Federico", "Burladero", "K. Pita Lino" y en especial guardamos una crónica de un "mano a mano" entre Serruti y Rovira con seis torazos en el Circo Metropolitano, escrita por "Macareno K", y que tituló "Dos Valientes", lo que fue, y lo que debe ser la fiesta.

Fue en 1946, domingo 13 de abril, su última actuación en el ruedo del Nuevo Circo de Caracas, en una novillada a beneficio de los subalternos "Capita", Cipriano Álvarez, Pacorrito, Cavalieri, Juanito y Chatillo. Alternó con Antonio Parejo en un emocionante "mano a mano".

En los corrales de la Maestranza de Maracay, el día 25 de febrero de 1948, última actuación del matador de toros Santiago Rojas Serruti. Aparecen, Vicente Forte, quien debutaba como novillero, Marcelino García Serruti II quien lo hacía como subalterno al lado de su padre. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Su última actuación se efectuó en el ruedo de la Maestranza de Maracay, hoy Plaza "César Girón", el 25 de febrero de 1948. Muy poca gente acudió a la plaza por la constante amenaza de aguacero. Alternaron dos noveles novilleros, Juanito Campuzano y Vicente Forte, por cierto que quien escribe debutaba como subalterno.

Desde entonces Serruti se ha mantenido alejado de los ruedos, pero no de la fiesta brava, asistiendo a las corridas y novilladas con la misma afición que le echó a los toros en los ruedos y que le valieron las palmas que aún le tocan algunos de aquellos viejos aficionados que saben valorar su arte, valor y honradez profesional: la de aquellos toreros que salían a jugarse la vida ante verdaderos torazos y también "marrajos"; regaron con su sangre las arenas de nuestros circos y fueron precursores de la fiesta más bella. No es justo entonces que se les olvide.

Serruti, fue un torero dentro y fuera de la plaza como lo eran los de aquellos años que integraban nuestro firmamento taurino.

Hoy nuestro matador de toros humildemente vive de lo poco que le dejaron los miles de toros que mató, trabajando de sol a sol en su negocio en los "Altos de Lídice", en Caracas, pero, eso sí; recibiendo el saludo cordial y el aprecio de cuantos lo encuentran en esas calles o en la plaza de toros, reconociendo con abrazos y palmaditas en el hombro, aquellas grandes tardes de toros que brindó a esta entendida afición venezolana,

SERRUTI II.

(Publicado en la Revista "Venezuela Taurina". Diciembre de 1972. Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

 

Santiago Rojas Serruti, presente como buen aficionado en un palco del Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, durante una novillada, en compañía del popular "Bola de Nieve", mozo de espadas de confianza de los hermanos Girón. Foto: Pedro Arias. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 12 de diciembre de 1975, murió en Caracas, Venezuela, Santiago Rojas Serruti. La revista "Venezuela Taurina" expresó sobre su fallecimiento, lo siguiente:

"Santiago Rojas Serruti se nos fue para siempre. Torero valiente -haremos algo especial por su recuerdo-, educadísimo y maravilloso amigo, pasó por la vida dejando la estela luminosa de su comportamiento, de sus hijas e hijos que adoraban al "viejo". Su entierro fue una manifestación de cariño y admiración".

(Revista "Venezuela Taurina". Enero de 1976. Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

A la memoria del buen amigo Marcelino García Serruti II (Q.E.P.D.), como un homenaje de recuerdo afectuoso y sincero por haber sido un aficionado de solera y un reconocido cronista taurino de larga trayectoria en nuestra Venezuela Taurina.

Que Dios lo tenga en su Gloria.

Rafael Dupouy Gómez