domingo, 20 de febrero de 2022

RAFAEL BÁEZ EL GRAN APODERADO DE ELOY CAVAZOS

(Por: Rafael Dupouy Gómez)


Don Rafael Báez, un apoderado con carácter, visión, sabiduría y prestigio. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El pasado viernes, 18 de febrero de 2022, en horas de la madrugada, a las 2:00 a.m., falleció don Rafael Báez Patiño, en su residencia de Cuernavaca, Morelos, México, a la edad de 95 años, por causas naturales.

Le recuerdo por su amable trato y amistad con mi abuelo Florencio Gómez Núñez, quien lo conocía desde sus inicios como novillero, y muy especialmente, en su etapa como gran apoderado del maestro mexicano Eloy Cavazos.

Muchas veces le vimos en el Patio de Caballos del Nuevo Circo de Caracas, acompañando a su inseparable diestro Eloy Cavazos, a quien trató como a un hijo suyo, manejando su exitosa carrera profesional por los ruedos del mundo.

Siempre saludaba con cariño y deferencia a mi abuelo Florencio, cuando se encontraban antes y después de las corridas en las que actuaba Cavazos, el diestro con cara de niño, pequeño de estatura, quien se convirtió en figura grande del toreo, siendo llevado de la mano del destacado apoderado venezolano durante 43 años, desde 1965 hasta el 16 de noviembre de 2008, cuando se retiró definitivamente de los ruedos en la plaza de toros Monumental de Monterrey, México.

En la Monumental de Las Ventas de Madrid, aparecen, de izquierda a derecha: Thomas, Eloy Cavazos, don Antonio Aragón y don Rafael Báez. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Toda una vida con "Don Rafa", como lo llamaba cariñosamente Eloy Cavazos, siempre a su lado, siendo una figura protectora y paternal de absoluta confianza.

Rafael Báez Patiño nació el 24 de octubre de 1926, en Guarenas, Venezuela.

Rafael Báez, una de las jóvenes promesas en compañía de Amaury Regalado "El Calesero Venezolano" en la plaza "La Macarena" en Chacao, Caracas, Venezuela, el 30 de septiembre de 1945. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Recordando sus inicios como novillero, el 30 de septiembre de 1945, a las 4:30 p.m., en la plaza de toros de "La Macarena" en Chacao, Caracas, Venezuela, se celebró la primera novillada de postín. Se lidiaron cuatro novillos a simulacro de muerte, para los novilleros: A. Fernández, José Funes, Rafael Báez y Amaury Regalado "El Calesero Venezolano". Rafael Báez estuvo regular lanceando de capa, ejecutando algunas gaoneras y con la muleta estuvo muy tranquilo y valiente.

El 7 de octubre de 1945, en la misma plaza de "La Macarena" en Chacao, Rafael Báez se presentó en la segunda novillada, alternando con Mamerto Guánchez, Amaury Regalado "El Calesero Venezolano" y José Funes, lidiando cuatro novillos a simulacro de muerte. Báez estuvo valiente y con la muleta regular.

Al frente de la cuadrilla, de izquierda a derecha: Rafael Báez, Amaury Regalado "El Calesero Venezolano", Mamerto Guánchez y José Funes en la plaza "La Macarena" en Chacao, Caracas, Venezuela, el 7 de octubre de 1945. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Los novilleros que más se destacaron ese año de 1945, en Caracas, Venezuela, fueron: Alí Gómez, Luis Sánchez Olivares "Diamante Negro", Santiago Rojas "Serruti", Pedro Serradas "Cerrajillas", el mexicano José Antonio "Chato" Mora, Samuel Rivero "Chico del Matadero", Pepe Vilma, los hermanos Oscar y Ricardo Martínez, Juan Flores "Chico del Ruedo", Rafael Sulbarán, el maestro Pedro Pineda y el argentino-peruano Raúl Acha "Rovira", entre otros.

Artística fotografía del novillero venezolano Rafael Báez. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Rafael Báez, debutó de luces en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, el 27 de junio de 1948, alternando con Vicente Forte ante novillos criollos. Su actuación fue bastante aceptable.

El novillero Rafael Báez ejecutando un derechazo. Foto: Kamelo. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 23 de marzo de 1954, se celebró una novillada de media casta de don Cayetano Pastor en el Nuevo Circo de Caracas. Allí Rafael Báez compartió cartel con el colombiano Leonardo "Nito" Ortega y el venezolano Moisés Ugaz.

Su ídolo taurino fue el gran torero mexicano Luis Procuna con quien le unió una entrañable amistad. Ángel Procuna, hermano del admirado "Berrendito de San Juan", lo invitó para que actuara en México como novillero en 1957.

El gran maestro mexicano Luis Procuna enseñando al venezolano Rafael Báez. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Rafael Báez, tomó la alternativa, el 22 de mayo de 1960, en Mérida, Yucatán, México. Fue su padrino el diestro colombiano Pepe Cáceres, actuando como testigos de la ceremonia los mexicanos Héctor Obregón y Manolo Gómez, quien también tomó la alternativa ese día, lidiando toros de la ganadería de "Palomeque".

Rafael Báez, tomando la alternativa de manos del diestro colombiano Pepe Cáceres, el 22 de mayo de 1960, en Mérida, Yucatán, México. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 8 de abril de 1962, en la Maestranza de Maracay, Rafael Báez alternó con los colombianos José Zúñiga "Joselillo de Colombia" y Pepe Cáceres, lidiando toros ecuatorianos de "Santa Mónica".

Toreó su última corrida, el 15 de agosto de 1963, en Cedral, San Luis Potosí, México, actuando con el diestro azteca Pepe Luis Vázquez, en un mano a mano.

Se presentó con éxito, en Colombia y Ecuador.

Rafael Báez dando la vuelta al ruedo con una oreja en la plaza de toros de la Santamaría de Bogotá, Colombia. Foto: Manuel H. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Rafael Báez, decidió retirarse como matador de toros para dedicarse al apoderamiento de toreros en México, siendo su máximo descubrimiento Eloy Cavazos, a quien formó, educó y le inculcó el respeto y la disciplina necesaria para encumbrar su carrera taurina hacia el éxito, convirtiéndolo en figura principal. Báez, apoderó también, al diestro colombiano Pepe Cáceres y al venezolano Carlos Málaga "El Sol", así como a los mexicanos Jaime Bravo, Raúl García y otros toreros.

Eloy Cavazos recibiendo la "Pluma de Oro" del Círculo de Periodistas Deportivos de Venezuela, de manos de su Presidente, el señor Abelardo Raidi. De izquierda a derecha: Franco De Andreis, Oswaldo Michelena, Abelardo Raidi, María Antonieta Cámpoli, Eloy Cavazos triunfador en la X Corrida de la Prensa en 1974, Pradito De Andreis, Carlos Eduardo Misle "Caremis" y Rafael Báez, apoderado del matador de toros Eloy Cavazos. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En enero de 2020, con 93 años de edad, presentó su libro autobiográfico "Mi verdad en los toros".

Don Rafael Báez, se convirtió en el primer y único venezolano en conquistar fama y prestigio como apoderado de toreros en el exterior, siendo para un extranjero en México una verdadera hazaña.

Con profundo pesar, desde su tierra natal venezolana, lamento su fallecimiento, enviándole un fuerte abrazo de consuelo, en estos tristes momentos de dolor por su partida, a su viuda doña Martha Góngora y a sus hijos Rafael, Anya y Mayra.

Que Dios lo tenga en su Gloria.

Rafael Dupouy Gómez


jueves, 17 de febrero de 2022

RECUERDO DE UNA CORRIDA DE MI NIÑEZ EN 1973

(Por: Rafael Dupouy Gómez)


Crónica de la corrida celebrada en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, el 10 de noviembre de 1973, escrita por Víctor José López "El Vito", publicada en "El Ruedo", Semanario Gráfico de los Toros de Madrid, España. Arriba, a la derecha: El diestro mexicano Manolo Martínez. Abajo, de izquierda a derecha: Mi madre, Rosa Elena Gómez Arráiz, el niño Rafael Dupouy Gómez con ocho años de edad, mi abuelo Florencio Gómez Núñez y mi hermano Juan Florencio Dupouy Gómez con sombrero, presentes en la corrida. Fotos: Moreno. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Como dicen que recordar es vivir, revisando nuestros archivos taurinos, encontré gratamente una crónica de mi niñez cuando en compañía de mi abuelo, mi madre y hermano acudimos al Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, para presenciar una corrida de toros. Era mi época de siembra de afición, ilusión y adquisición de conocimientos tempranos sobre el arte del toreo en la que, indudablemente, tuvo máxima influencia mi muy querido y siempre recordado abuelo Florencio Gómez Núñez, gran mantenedor e impulsor de la Fiesta Brava en Venezuela, siendo con su hermano Juan Vicente, fundador de la primera ganadería de toros pura casta de lidia en el país, "Guayabita" y creador de la histórica Maestranza de Maracay, que fue inaugurada, el 20 de enero de 1933, por mi bisabuelo, el General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, quien también gozó siempre de una profunda afición desde su juventud, en su natal tierra tachirense, donde presenció sus primeros espectáculos taurinos. Posteriormente, logró entablar una entrañable amistad con el "Pasmo de Triana" Juan Belmonte cuando visitó nuestro país en 1918.

La corrida, lamentablemente, no resultó con el éxito deseado como bien lo reseña la crónica de Víctor José López "El Vito", pero tiene un significado especial para mi persona por ser una de las que pude presenciar de niño y por la referencia hacia nuestra familia que dice en la leyenda de la fotografía:

"Entre los asistentes a la corrida, don Florencio Gómez Núñez, hijo del recordado General Juan Vicente Gómez, que en 1933 importó por vez primera a Venezuela toros bravos de España. Le acompañan los miembros de su familia".  

A continuación, comparto con los amables lectores, la crónica publicada en "El Ruedo", Semanario Gráfico de los Toros de España en 1973:

CARACAS. 10. (Especial para EL RUEDO, por Víctor José López, "El Vito").

La corrida extraordinaria de la temporada grande de Caracas tiene antecedentes empresariales muy particulares y creemos extraños, aunque no tal vez sin precedentes, en el mundo de los toros. Ocurre que una corrida de la ganadería venezolana de "Bella Vista" estuvo anunciada para la Feria de Caracas, siendo sustituida a última hora por un encierro mexicano. Se llegó a decir, sin que esto fuese confirmado por el interesado, que Curro Girón, empresario de estas corridas, había afirmado que ese encierro no podía pasar en la plaza caraqueña por falta de trapío y peso.

Las supuestas declaraciones del torero-empresario aparecieron en un diario capitalino, lo que produjo una reacción entre los propietarios de la divisa venezolana, aceptando éstos el "guantazo" como si se tratara de un reto que tenía que ser despejado en el campo del honor: en este caso una plaza de toros.

Y así, los ganaderos de "Bella Vista", son muchos y casi todos personas de dinero, se instituyeron en empresa y comenzaron a trabajar en la organización de la Corrida Extraordinaria de Caracas, encontrándose con parte del trabajo hecho gracias a los éxitos de "El Niño de la Capea" y Manolo Martínez, máximos triunfadores de la Feria de Caracas, y toreros que requerían poco esfuerzo para su promoción.

Los ganaderos-empresarios enfilaron sus baterías contra el torero-empresario anunciando con mucho ruido el cartel, que completaron con la presentación en Caracas del diestro venezolano Carlos Málaga "El Sol", recién llegado de España, donde había sido el venezolano que más orejas cortó en aquellas plazas.

Sin estar obligados por el Reglamento taurino, ya que para las corridas venezolanas éste exige que los astados lleguen a los corrales de la plaza cuarenta y ocho horas antes. "Bella Vista" envió con una semana de antelación la corrida. Fuimos de los primeros que asistimos a los corrales para ver el encierro, ya que el ruido que se había hecho en torno al mismo nos indicaba que se produciría noticia. Pero no; no hubo nada de extraordinario con la presentación de la corrida; por el contrario, habían tres toros sin trapío, con los pitones demasiado brochos y gachos, que es el tipo que ha venido fijando un semental de Francisco García, de donde procede esta vacada.

Si esto fue en los corrales, en la plaza podemos decir que tres de los toros fueron mansos, pero de carreta. Dos de ellos le tocaron a "El Niño de la Capea" y otro a Manolo Martínez; uno, el primero de la tarde, no se vio en la plaza, porque no aguantó el castigo en varas del picador mexicano "Coca-Cola", de la cuadrilla de Martínez, quien venía impresionado de lo mucho que se comentaba en esta corrida. 

Carlos Málaga "El Sol" fue el único de la terna que gustó las mieles del éxito y cortó una oreja. Le vemos torear muy apretado en lances al costado por detrás. Foto: Moreno. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Los otros dos toros, sin que fueran buenos para el ganadero, fueron lo que en el argot taurino se conoce por "peritas en dulce", toros dóciles que embistieron a voluntad del diestro criollo Carlos Málaga "El Sol", quien fue el triunfador de la tarde al cortar una oreja en el segundo de la tarde y escuchar palmas, que agradeció desde el tercio de matadores, en el quinto. Es de apuntar que "El Sol" escuchó música en sus dos faenas, que acá en Venezuela es premio para cuando se hacen las cosas bien con la muleta. Carlos fue el único torero de la tarde que recibió el honor del pasodoble. A su primer enemigo lo mató de una buena estocada y el segundo de pinchazo y espadazo tendido y contrario, recurriendo más tarde al descabello.

Manolo Martínez fue ovacionado en su primer enemigo que llegó sin fuerzas a la muleta, al realizar una faena porfiona de las que lo han colocado en el sitio de figura entre nuestros aficionados; con la capa Manolo Martínez se lució en un quite por chicuelinas. El mexicano mató de media que fue efectiva. Con el cuarto de la tarde abrevió, hecho que el público debió agradecer, ya que se trataba de un buey digno de que castigaran a la divisa.

"El Niño de la Capea", atracción taquillera de la actual temporada venezolana, no tuvo una tarde como para recordar; al principio fue aplaudido su empeño para luego esas palmas convertirse en pitos que trataron de ser silenciados por los fieles seguidores del joven diestro de Salamanca. Voluntad hubo por parte de Pedro Gutiérrez Moya, pero ésta se estrelló contra la mansedumbre de las reses de "Bella Vista", en las que estuvo pesadillo con el acero, recurriendo al descabello.

"El Niño de la Capea" también vio estrellarse su voluntad ante el estilo de los toros. Foto: Moreno. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Así, pues, sin que los ganaderos demostraran algo que querían demostrar al convertirse en empresarios, ni los toreros base del cartel conquistaran un éxito, vimos como el venezolano Carlos Málaga "EI Sol" se alzó con el triunfo en la tarde de su presentación, sin que nadie se atreviera a pronosticarlo antes de iniciarse la corrida.

Publicado en "El Ruedo", Semanario Gráfico de los Toros. Año XXX. Número 1.535. Madrid, España, el 20 de noviembre de 1973. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).


sábado, 5 de febrero de 2022

"CAREMIS": "MANOLETE" DUEÑO DE SU MUERTE

 (Cortesía: Rafael Dupouy Gómez)

Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete" durante una entrevista con el cronista taurino venezolano Carlos Eduardo Misle "Caremis" en el desaparecido hotel "Majestic" de Caracas, Venezuela, en mayo de 1946. El famoso "Monstruo" de Córdoba estampa su autógrafo en una foto tomada por Juan Avilán. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Comparto un artículo que conservó mi abuelo, Florencio Gómez Núñez, sobre el recordado cronista Carlos Eduardo Misle "Caremis". Como dato curioso y poco conocido, el gran aficionado taurino fue el único periodista venezolano que le tocó cubrir en España, por casualidad del destino, todo lo acontecido durante el sepelio de Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", incluso participó ofrendando una corona de flores en representación de la prensa americana durante el impresionante y multitudinario funeral que despidió para siempre al "Monstruo" cordobés, quien se convirtió en leyenda.

El interesante artículo fue publicado, el 29 de agosto de 1977, en el Diario "El Nacional" de Caracas, Venezuela, por el también recordado José Visconti, periodista, locutor, escritor y profesor universitario venezolano, quien se hizo muy popular en el país debido a su trabajo en televisión como presentador deportivo en RCTV y Meridiano Televisión.

A continuación, su entrevista a "Caremis" para el conocimiento de los amables lectores aficionados a la Fiesta Brava:

"CAREMIS": "MANOLETE" DUEÑO DE SU MUERTE

(Por: José Visconti) 

Muy serio, formal, tanto que llegaron a llamarle "Cara de palo", educado, y seco, como buen cordobés. Esa fue la primera impresión que el cordial Carlos Eduardo Misle "Caremis", cronista taurino en "El Nacional" desde 1946 hasta 1975, se llevó de Manuel Rodríguez Sánchez, el "Manolete", que pasó a la historia como el más grande diestro de su época y a quien una cornada artera en Linares, Andalucía, donde, desde Despeñaperros para abajo está la sal de la Fiesta Brava, le quitó la vida en la plenitud de su brillante carrera. 

Sin embargo, "transcurrido el primer tercio", aquel gran sacerdote de la muleta con la cual era un piache, un brujo, se transformaba por completo. Señalaba "Caremis", quien lo conoció y entrevistó en Venezuela: 

"En la intimidad se revelaba como un buen conversador, pero sin extralimitarse. Preciso, enemigo de rodeos, directo. Tenía fluidez, pero evitaba el desparpajo y así como en la arena sólo daba los pases necesarios, en su diálogo utilizaba palabras escogidas, sopesadas". 

"Caremis", quien, sin exagerar para mí, almacena en su famosa "Corototeca", más de mil años de historia taurina, conoció al inmortal matador en Maiquetía, en 1946, cuando el hombre a quien el Conde de Foxá cantó en versos libres ("...cuantos siglos de historia oh "Manolete", hasta llegar a tu muleta!...") llegó para intervenir en dos corridas en la plaza de toros Maestranza de Maracay. 

No podía actuar en Caracas por una demanda de Mario Ortega, quien sostenía que "Manolete" se había comprometido a torear para la empresa de Horacio Carrasquero en conversaciones con Cástulo Martín y Emilio Cebrián y existía un telegrama en que decía "no tendría inconveniente en hacerlo". Por eso la organización Gago del apoderado de Carlos Arruza y socio de Juan Vicente Ladera, dio las corridas en Maracay, cuyo reglamento, además, era menos exigente. "Manolete", de todos modos actuó más tarde en el Nuevo Circo de Caracas a beneficio de lo que entonces se llamaba "Patronato de Alfabetización", en un festival. 

En el viejo terminal de nuestro litoral central aterrizaron Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", Carlos Arruza y la cuadrilla que un año más tarde vería al andaluz tendido boca abajo, brutalmente corneado por "lslero": Antonio Labrador "Pinturas" y "El Pimpi", banderillero y picador, sempiternos acompañantes del malogrado artista junto con Alfredo David. 

El cronista taurino venezolano "Caremis", recuerda su forma de torear: 

"Manolete" era un torero corto. No tenía gran repertorio. Pero lo hacía todo con una profundidad extraordinaria. Su originalidad era producto de una personalidad sin par. Quizás nunca la gente, borracha por su capote y su muleta le dio importancia a un arma poderosísima, la espada, que es la que le dio el título de matador de toros. Fue justamente su perfección en la suerte suprema la que imprudentemente lo puso entre los pitones de aquel Miura". 

Una vez José Bergamín dijo de Manolo que era "un ciprés, pero poblado de ruiseñores". 

¿Era triste "Manolete"?, le pregunté a "Caremis": 

"Bueno, es la opinión de Bergamín. En verdad, "Manolete", a quien yo recuerdo por su voluntad férrea, no se sonreía con la multitud ni se prodigaba en exquisiteces. Pero no era triste, sino serio. Quizás tuvo un pecado, el de participar en corridas de toros chicos. Pero él se las arreglaba para imponer la gravedad de su estilo. Fue un torero de poco camino aunque un cordobés inmortal. Su carrera como matador duró desde el 2 de julio de 1939 hasta el 28 de agosto de 1947, desde "Mirador" de Clemente Tassara hasta "Islero", de Eduardo Miura, una vida entre dos toros. Yo, caraqueñamente disfruté que "Manolete" y Arruza venían con un hambre taurina, que era casi canina, y al llegar a Caracas, Juan Vicente Ladera y Andrés Gago los llevaron al "Txoco", en la esquina de La Palma. Allí, en la privacidad, conmigo como único testigo ajeno al grupo, mostró su auténtica personalidad. Para torear en Maracay, "Manolete" pasó "mar negra". Por líos judiciales, se la pasó entre la estatua de José Tadeo Monagas, frente al hotel "Majestic", donde se alojó, y la del Libertador, en la plaza Bolívar, donde quedaban los tribunales. Ni siquiera tuvo tiempo de conocer a Caracas y eso que estuvo aquí casi veinte días". 

De izquierda a derecha, en Venezuela: Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", Carlos Arruza, Carlos Eduardo Misle "Caremis", Juan Vicente Ladera, José Flores "Camará", Andrés Gago y un joven Pepe Cabello. Año 1946. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Treinta y tantos días antes de la aciaga fecha en la cual "Manolete" pasó a hacerle compañía a Lagartijo, Frascuelo, Guerrita, Reverte, Bombita, Machaquito, El Gallo, Gallito y Belmonte, en ese cielo "que ve torear a los toreros", "Caremis" volvió a encontrarse con el ídolo, señaló el cronista: 

"Fue en Madrid, en la corrida de la Beneficencia. Salió, no a imponerse a los toreros, sino a imponérsele al público. Ante una gran faena de Pepín Martín Vázquez, "Manolete", quien se "picaba" con frecuencia ante el triunfo ajeno (y por las exigencias de la afición, sin duda exageradas con él), se llevó una cornada que lo mantuvo inactivo durante muchas corridas importantes, entre ellas la Feria de Valencia. Lo volví a ver en San Sebastián, donde toreó con Juanito Belmonte y Luis Miguel Dominguín. En la mañana de la corrida, Bartolo Parra, padre de "Parrita", me llevó a saludar a "Manolete". Estaba apretándose los "machos". Cuando me vio, me saludó con simpatía. "Qué tal, iVenezuela!". Le conté que acababa de oír por radio una entrevista a Luis Miguel Dominguín, quien sería su acompañante en Linares, y a quien le preguntaron con quién le gustaría alternar. Luis Miguel dijo: "conmigo mismo, porque soy el mejor". A lo cual, "Manolete", repuso: "cosas del mocoso". Pero ante "Ias cosas del mocoso" en la plaza, decidió trabarse en una ardorosa competencia, en la cual llegó casi hasta las lágrimas. Después vino Linares, el colofón de esa rivalidad". 

Y también el final de quien fue bisnieto, nieto, hijo, tío, sobrino y primo de toreros. Con nostalgia "Caremis" describe lo que presenció en España: 

"Luego de la tragedia, Córdoba entera se convirtió en un lamento. Me fui a la casa de "Manolete", en la calle Cervantes, frente al parque. Entré al jardín donde, por cierto, había gran cantidad de hermosas damas de rostros agarenos así como hombres recios y derrotados, como sólo derrota a los toreros la muerte. Pasé al salón principal donde tenían a "ManoIete" en un ataúd muy sencillo. Allí estaba, mostrando su placidez de hombre bueno, muy pálido. Parecía una estatua de cera. Tenía al cuello su cadena de oro con todos los santos de su devoción, entre ellos el Cristo de los Faroles. Imagínense la impresión que me llevé al ver allí al mismo hombre que entrevisté en Maiquetía y pude ver torear en Maracay; quien me emocionó profundamente en una tarde de gloria y tragedia en Madrid y al cual le saboreé el pundonor en San Sebastián, tendido para la eternidad y sin su traje de luces. En la mañana del entierro, Álvaro Domecq le quitó la cadena para llevársela a su madre, atribulada en medio de su ceguera por la muerte del único varón, doña Angustias Sánchez de Rodríguez". 

Impresionante multitud consternada acompañando el féretro de su ídolo Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete" en 1947. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El cronista taurino venezolano Carlos Eduardo Misle "Caremis", quien se destaca en el centro de la gráfica, colocó una corona de flores durante el sepelio de "Manolete" en representación de la prensa americana. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Recordaba "Caremis" sobre su experiencia vivida: 

"En el entierro se volcó España. El cortejo salió a los 4:00, y llegó a las 9:30 de lo noche. Algo inolvidable, porque había verdadero dolor. Los balcones enlutados. Entramos al cementerio con una gran luna amarilla digna de la descripción del poeta García Lorca. Camará, el apoderado de "Manolete", se transformó en uno de los hombres más tristes que yo he visto. Hoy día nadie se explica cómo fue que aceptó que su pupilo toreara en una plaza de escasa importancia, a finales de temporada e inclusive de su carrera, en una corrida donde un triunfo no repercutiría, con toros de Miura, y con un Miura vestido de torero llamado Luis Miguel Dominguín. En realidad "Manolete" fue el dueño de su muerte, porque él aceptó el riesgo". 

Las cornadas las da el toro, pero las reparte Dios. 

(Artículo publicado en el Diario "El Nacional" de Caracas, Venezuela, el 29 de agosto de 1977).

Dos aficionados de solera que tuvieron la fortuna de conocer personalmente a "Manolete". A la izquierda: Mi abuelo Florencio Gómez Núñez, quien recibió a "Manolete" y Arruza con sus respectivos apoderados en su residencia "La Macarena" en la ciudad de Maracay, donde compartió amena tertulia con ellos. A su derecha: Carlos Eduardo Misle "Caremis", quien conoció a "Manolete" cubriendo sus presentaciones en Venezuela como cronista taurino en mayo de 1946. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Con motivo del 30° aniversario de la trágica muerte de Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete", fue publicado el artículo que he querido compartir con los lectores por el valioso testimonio del entrañable amigo Carlos Eduardo Misle "Caremis", quien cumplió una significativa labor histórica como cronista taurino gracias a su profunda admiración y fascinación por el fenomenal diestro cordobés.        

Rafael Dupouy Gómez