(Por:
Rafael Dupouy Gómez)
La gran figura del toreo Nicanor Villalta en 1928. (Archivo: Hnos.
Dupouy Gómez).
“Nicanor Villalta fue el mejor
estoqueador de toros de aquellos tiempos con una pureza y regularidad en la
ejecución de la suerte suprema”.
Manuel Mejías Rapela, el “Papa Negro”.
He
querido recordar en este artículo a una gran figura del toreo que marcó una
época inolvidable, me refiero a Nicanor Villalta, el magnífico diestro aragonés
que se ganó con su honradez y determinación ser considerado como uno de los
matadores de toros más importantes, populares y queridos de Madrid.
En
sus comienzos fue duramente criticado por ser sumamente alto y desgarbado para
el toreo, pero después se impuso con su peculiar estilo, algo forzado con el
cuerpo, retorciéndose de puntillas, conquistando a los más entendidos críticos quienes
lo calificaron como uno de los más notables muleteros de todas las épocas, “El Amo de la Emoción”, “El Rey del Volapié”, “El Coloso de Cretas”,
“El Amo de la Muleta”, “El Mago de la Muleta”, “El Maño Genial” y “El Torero de
Madrid”, entre otras definiciones.
El
espigado Villalta, brindó a su público faenas de ensueño y quienes le recuerdan,
jamás olvidaron sus clásicas verónicas,
sus variados y vistosos quites con el capote, sus derechazos y naturales
profundos de gran sometimiento con las manos bajas, aquellos esculturales pases
de pecho y temerarios “parones” exponiéndose ante la cara del toro con un valor
estoico. Las sensacionales “Villaltinas”
incluidas en su repertorio y lo más recordado y admirado por todos, su tremenda
habilidad y manera efectiva de dar muerte a sus enemigos con admirable pureza,
entrega y contundencia, convirtiéndose Nicanor Villalta en una referencia para
sus compañeros como el estoqueador por excelencia al que debían imitar.
Inolvidables fueron sus certeros volapiés de absoluta perfección. Villalta en Madrid conquistó a su exigente
público, siendo figura fundamental en los carteles de ese coso en donde obtuvo
memorables triunfos cortando más orejas que ningún otro torero en su historia. Nicanor Villalta, en Madrid logró torear nueve años consecutivos la
Corrida de Beneficencia.
Nicanor
Villalta y Serres, nació en Cretas (Teruel), España, el 20 de noviembre de
1897. Fue hijo del novillero y banderillero Joaquín Villalta y Odena, apodado “Castillejos”,
quien
luego de retirarse en 1908, viajó a América estableciéndose
con su familia en México, en donde su hijo Nicanor, al principio, se desempeñó
como pastor de ovejas y cabras en un rancho alquilado por su padre. Debido a la
enfermedad de su madre, posteriormente, tuvieron que mudarse abandonando el
rancho para regentar una fonda denominada “La
Española”. Nicanor, fue bautizado con ese nombre por la gran amistad que
tenía su padre Joaquín con el torero Nicanor Villa “Villita”. Con el paso del
tiempo Nicanor Villalta, se aficionó y decidió continuar la profesión de su
progenitor, vistiendo por primera vez de luces, el 22 de junio de 1918,
toreando en Querétaro (México).
Al regresar con su familia a España, se
presentó el 13 de julio de 1919 en Zaragoza, actuando en la parte seria de un
espectáculo cómico-taurino protagonizado por los populares “Charlot y Llapisera y sus Botones”. Ese día estoqueó dos novillos
de Cobaleda, mostrándose muy valiente y decidido, demostrando su habilidad y contundencia
con el estoque, escuchando fuertes ovaciones. Sus comienzos fueron duros, pero
Villalta basó su éxito en tres armas esenciales, como bien señalaron sus
críticos: La primera, comprendía un valor sereno y hondo. La segunda, un
muleteo personal y arrojado. La tercera, una forma de matar certera y muy
segura. Por esas virtudes fundamentales, lentamente sobresalió, dejando atrás
las burlas e incomprensiones.
El
21 de junio de 1920, debutó en la Real Maestranza de Sevilla, ante novillos de
Rincón, sin suerte, escuchando un aviso en su primer toro. Lo acompañaron los
novilleros “Facultades” y Correa Montes.
El 2
de abril de 1922, debutó en la plaza de toros de Madrid, alternando con los
novilleros “Facultades” y “Morenito de Zaragoza”, ante reses de Moreno
Santamaría. Villalta apuntó cosas de buen torero, estuvo muy bien con la muleta
y mató con arrojo a su primer novillo sufriendo un palotazo en el pecho y una
ligera conmoción cerebral. La afición madrileña lo recibió con entusiastas
aclamaciones.
Nicanor
Villalta, compartió cartel con Fausto Barajas y el venezolano Eleazar Sananes “Rubito”,
en la que sería su última presentación como novillero, el 2 de mayo de 1922,
ante novillos del Duque de Tovar. Luego de esa actuación en Madrid, “Rubito”
hizo historia convirtiéndose en el primer matador de toros venezolano que tomó
la alternativa en la Corrida de Beneficencia, el 17 de mayo de 1922, en la
antigua plaza madrileña de la carretera de Aragón, siendo su padrino Saleri II
y como testigos Nacional II y Marcial Lalanda, ante toros de Gamero Cívico. “Sanluqueño” fue el nombre del toro de
su doctorado, marcado con el número 99. Es importante destacar que a Eleazar
Sananes “Rubito” se le debe la resurrección de la fiesta de los toros en
Venezuela, convirtiéndose en un auténtico ídolo nacional.
Aquella gran novillada celebrada, el 2
de Mayo de 1922, en Madrid, resultó memorable para ambos novilleros, porque Nicanor
Villalta y Eleazar Sananes “Rubito”, salieron a hombros por la Puerta Grande. El
diario ABC escribió: “Cuando Villalta
mató al quinto toro, se puso en pie el inteligente crítico taurino y recalcitrante
belmontista “Claridades” y exclamó: ¡Como Belmonte!”. El público asistente
lleno de entusiasmo gritó desde los tendidos: ¡Viva Caracas! ¡Viva Zaragoza! ¡Viva España! ¡Viva América!,
respondiendo el aragonés y el venezolano con mucha alegría celebrando el
triunfo.
Nicanor
Villalta, antes de tomar la alternativa, había toreado 14 novilladas esa
temporada, en las plazas de Madrid, Zaragoza, Barcelona, Bilbao, Córdoba,
Jerez, Logroño y Málaga. Luego de sumar 44 actuaciones, se doctoró como matador
de toros.
El 6
de agosto de 1922, Villalta tomó la alternativa en San Sebastián, ante ocho
toros de Albaserrada. Alternó con el mexicano Luis Freg, quien fue el padrino de
su alternativa, siendo testigos Marcial Lalanda y Pablo Lalanda. Al toro de su
alternativa de nombre “Capotero” lo
recibió con tres verónicas y un recorte. El toro no se prestó para el
lucimiento, pero Villalta consiguió algunos buenos naturales y pases de pecho de
excelente factura. Mató de dos pinchazos y estocada baja. En su segundo, estuvo
mejor. Le aguantó una enormidad con el capote y realizó un quite por “Tijerillas”, recibiendo una fuerte
ovación. Logró tandas de pases ayudados por alto a pies juntos, buenos
derechazos y naturales, rematando con un ajustado de pecho señorial. La faena
en su conjunto fue artística. Mató de media estocada trasera y tendida. El
público reconoció su labor prodigándole muchos aplausos.
El
21 de septiembre de 1922, confirmó su alternativa en Madrid de manos de Diego
Mazquiarán “Fortuna”, actuando de testigo, Emilio Méndez, ante toros de Matías
Sánchez. Nicanor Villalta escuchó palmas en su último toro. En 1923, Villalta
ganó el recién creado premio de “La Oreja
de Oro” en la corrida de la Asociación de la Prensa, celebrada en Madrid.
El torero aragonés regaló al joyero de la Virgen del Pilar de Zaragoza su
preciado premio como gran devoto que fue toda su vida.
El
24 de mayo de 1925, en la vieja plaza de toros de la carretera de Aragón en
Madrid, Nicanor Villalta obtuvo un gran éxito al cortar las dos orejas del toro
“Lechuguino” de la ganadería de
Aleas. El 26 de septiembre de ese mismo año en Valencia (España), Villalta
actuó como padrino de la alternativa de Francisco Tamarit Chover “Cháves” con
Cayetano Ordóñez el “Niño de la Palma”, lidiando toros de Doña Carmen de
Federico (Murube). El astado correspondiente al toricantano se llamó “Embargado”, Nº 187 al que le cortó una
oreja. Nicanor Villalta a su primero “Ricachón”,
le realizó un magnífico quite de frente por detrás con el capote, como algo
inusual colocó banderillas y ejecutó una buena faena de muleta, premiada con la
vuelta al ruedo. En su segundo, de nombre “Marchenero”,
el aragonés recibió una fuerte ovación.
Lance a la verónica antigua de Nicanor
Villalta. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Durante
la Feria del Pilar de Zaragoza, el 18 octubre de 1925, coincidieron en la plaza
dos aragoneses: Nicanor Villalta y el famoso tenor Miguel Fleta. El matador de
Cretas, estaba siendo el triunfador indiscutible del ciclo pilarista, porque en
las tres corridas en las que había intervenido cortó nueve orejas, cuatro rabos
y una pata. Ese día se lidiaron toros de Francisco Villar. Villalta le brindó
su último toro al gran tenor con estas palabras: "Le brindo la faena y muerte de este toro, y también le diré que
quisiera ser tenor con su voz para exponer menos la vida". Su faena fue fenomenal
en conjunto, despachó a su enemigo de una soberbia estocada hasta la bola y le
concedieron una pata. Cuentan que el célebre tenor Miguel Fleta bajó al ruedo
desde su barrera para felicitar a Villalta, estrechándole un fuerte abrazo ante
la aclamación del público asistente. Fleta, después de la corrida, muy
gentilmente le envió a Villalta en un sobre unas entradas de regalo para que lo
fuera a ver en el teatro donde se presentaba esa noche.
Portada de la revista “La Lidia”
dedicada a Nicanor Villalta en 1926, conquistando un apoteósico triunfo en
Madrid, denominándola “La Tarde de Villalta”. Fotos: Vandel. (Archivo: Hnos.
Dupouy Gómez).
El 6
de junio de 1926, Nicanor Villalta tuvo una tarde excepcional, logrando un
rotundo éxito en Madrid, al cortar cuatro orejas y un rabo, un hecho sin
precedentes hasta ese momento. Se lidiaron reses de don Manuel Aleas. Villalta
compartió cartel con Ricardo Nacional, quien resultó corneado en el pecho por
su primer toro, al iniciar su faena ejecutando un pase con la muleta plegada. Por
tal motivo, Villalta tuvo que enfrentarse a cuatro toros. “Gitanillo” fue su
otro compañero de cartel. Villalta brilló colocando una gran estocada al
segundo y realizando una sensacional faena ante el quinto toro, que fue lidiado
por el diestro aragonés con auténtica maestría. Nicanor Villalta, con su
característica forma de torear con los pies juntos en puntillas, las rodillas apretadas
y el cuerpo erguido, ligó unas series de admirables y portentosos muletazos,
siendo aclamado por el público y premiada su actuación. Por las extraordinarias
faenas realizadas en conjunto con arte, valor y entrega, se recuerda ese
acontecimiento como: “La Tarde de
Villalta”.
El
14 de noviembre de 1926, en la plaza de toros de El Toreo de México, D.F., ante
reses de La Laguna, se presentaron los diestros Nicanor Villalta y Juan
Espinosa “Armillita”. El diestro maño tuvo una lucida actuación, destacando una
serie de derechazos ligados, tres o cuatro cada vez, que hasta ese momento
solamente se había realizado con los naturales. El 30 de enero de 1927, en la
misma plaza mexicana, alternando con Manuel Jiménez “Chicuelo”, Victoriano
Roger “Valencia II” y la misma ganadería de La Laguna, Nicanor Villalta a su
primer toro de nombre “Mirlo” le
ejecutó un par de derechazos que hicieron levantar al público de sus asientos.
Luego de su gran faena, mató de una buena estocada hasta los gavilanes, siendo
considerada la estocada de la temporada. Le concedieron una merecida oreja que
paseó dando la vuelta al ruedo.
El
20 de febrero de 1927, en la plaza de toros de El Toreo de México, D.F., se
celebró la corrida de “La Oreja de Oro”,
trofeo que había sido cedido en esa ocasión por la Asociación de la Prensa
Madrileña a la Junta de Covadonga en México. Se lidiaron ocho toros de la
ganadería de “Piedras Negras” para los diestros Manuel Jiménez “Chicuelo”,
Marcial Lalanda, Nicanor Villalta y el mexicano Pepe Ortiz. El triunfador de la
tarde fue Nicanor Villalta al realizar a su segundo toro de nombre “Fogonero”, una memorable faena que
culminó con un extraordinario volapié, cortando las dos orejas y el rabo. Con
ese rotundo triunfo conquistó el premio de “La
Oreja de Oro” en México. El aragonés actuó en la temporada mexicana de
1926-1927 unas 8 tardes en el coso de El Toreo.
El
12 de mayo de 1927, se celebró en la plaza de toros de Zaragoza, la corrida
Goyesca donde participaron el rejoneador portugués Simao Da Veiga y los
diestros Rafael Gómez “El Gallo”, Nicanor Villalta y Pablo Lalanda, ante reses
de los Herederos de Vicente Martínez. El que estuvo mejor esa tarde fue Pablo
Lalanda.
Nicanor Villalta en 1931. (Archivo:
Hnos. Dupouy Gómez).
El 11 de octubre de 1928, Nicanor Villalta le
impuso la condecoración de la “Cruz de la Beneficencia” al diestro Diego
Mazquiarán “Fortuna”, en reconocimiento por su hazaña heroica al dar muerte a
un toro que se escapó por las calles de La Gran Vía madrileña. El acto ocurrió
durante la celebración de la corrida de la Asociación de la Prensa en Madrid.
Además de Villalta y “Fortuna”, actuaron esa tarde Victoriano Roger Serrano
“Valencia II” y el azteca “Tato de México”. Se lidiaron ocho toros de la
ganadería del Duque de Veragua y cuatro ejemplares de Aleas. “Fortuna” cortó
esa tarde una oreja. En septiembre de 1929, Nicanor Villalta obtuvo
un gran triunfo en la corrida Goyesca celebrada en Valladolid.
El
17 de mayo de 1930, alcanzó otro apoteósico triunfo en Madrid, luego de una
valerosa faena de muleta. Cortó las dos orejas del toro “Lavaíto” de Coquilla. Durante ese año llevaba cortadas 25 orejas
en la plaza de Madrid, en una época que era muy difícil cortar algún apéndice
auricular. Ese mismo año, el 3 de septiembre, en la plaza de toros de Mérida
(España), Nicanor Villalta obtuvo una apoteósica tarde, al cortar a sus dos
toros las dos orejas y el rabo. El público enardecido pidió que fuera premiado también
con el corte de una pata, siendo la primera vez que se otorgaba en ese coso.
Villalta consiguió igualmente otros resonantes triunfos en Oviedo, Salamanca, Valladolid
y la Feria del Pilar de Zaragoza.
El 6
de abril de 1931, en la vieja plaza de toros de Madrid, se celebró la Corrida
de Beneficencia, en la que Nicanor Villalta brindó una de las más grandes faenas
de muleta realizadas en la historia el toreo.
El
17 de junio de 1931, Nicanor Villalta participó en la corrida inaugural de la
plaza de toros Monumental de Las Ventas de Madrid, alternando junto a Diego
Mazquiarán “Fortuna”, Marcial Lalanda, Fausto Barajas, Luis Fuentes Bejarano,
Vicente Barrera, Fermín Espinosa “Armillita” y Manolo Bienvenida. Se lidiaron
toros de ocho ganaderías diferentes. Hubo una gran expectación pero el
resultado artístico no fue el esperado, siendo un cartel de tanta categoría.
Solamente destacó esa tarde “Fortuna” dando una vuelta al ruedo.
El 5
de julio de 1931, Pepe Bienvenida, tomó la alternativa en la vieja plaza de
toros de Madrid, de manos de Nicanor Villalta, cediéndole el toro “Majoleto”, número 55 de la ganadería de
Doña María Montalvo, en presencia de su hermano Manolo Bienvenida. Villalta y
sus jóvenes compañeros de cartel, los hermanos Bienvenida, no pudieron lucirse
por las dificultades para la lidia que presentaron los astados, solamente el
toricantano dio una vuelta al ruedo siendo bastante aplaudido.
El 1
de junio de 1932, Nicanor Villalta logró un importante triunfo en Madrid,
destacándose como un extraordinario matador de toros y un magnífico estoqueador
que no tuvo rivales en esa época. Alternó con Marcial Lalanda y Alfredo
Corrochano. Se lidiaron toros de la ganadería de Santiago Sanchez Rico.
El
27 de abril de 1933, se celebró la Corrida de Beneficencia en la plaza de toros
de Madrid. Se presentaron los matadores Nicanor Villalta, Manuel Mejías
“Bienvenida”, Domingo Ortega y Antonio García “Maravilla”, ante seis toros de
Albaserrada y dos del duque de Tovar. La plaza registró un lleno total. Fue una
corrida sangrienta, porque resultaron corneados: Manolo Bienvenida en su primer
toro, gravemente en la ingle derecha, penetrando el pitón en la región
abdominal. Domingo Ortega, al rematar un quite, recibió una grave lesión en la
región perineal y “Maravilla”, sufriendo una cornada en el muslo derecho en su
faena de muleta. Los tres diestros tuvieron que ingresar en la enfermería.
Nicanor Villalta se encontró solo en el ruedo y tuvo que matar siete toros,
haciéndolo con mucho lucimiento, especialmente al sexto toro de la tarde,
realizándole una excelente faena de muleta que fue premiada con las dos orejas.
En
la Feria del Pilar de Zaragoza de 1933, Nicanor Villalta obtuvo otro importante
triunfo al cortarles las dos orejas a sus dos toros de la ganadería de Concha y
Sierra.
NICANOR VILLALTA EN LA FERIA
DE MARACAY 1934 (VENEZUELA)
Florencio
Gómez Núñez en compañía de su amigo Nicanor Villalta durante la Feria de
Maracay de 1934 en la que escribió, la siguiente dedicatoria: “Como recuerdo y cariño a don Juan Vicente y
Florencio Gómez. En recuerdo de mi visita a esta ciudad y gran país. Con un
abrazo, Nicanor Villalta”. 19/01/1934. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Entre
los toreros que contrataron los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez
para la Feria de Maracay en 1934, figuró Manolito Bienvenida, que ya había
actuado en la Feria de 1933, cuando fue inaugurada la hermosa Maestranza de
Maracay. También vino Pepe Bienvenida para debutar en la plaza de toros alternando
con su hermano Manolo. Los hermanos Bienvenida y su padre don Manuel Mejías
Rapela, el “Papa Negro”, entrañables amigos de los hermanos Gómez Núñez, hijos
del Gral. Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela,
compartieron y disfrutaron agradables momentos durante su estadía.
Cabe
destacar, que para la primera corrida de Feria los hermanos Gómez Núñez habían
contratado al diestro español José “Pepe” Amorós, triunfador de la segunda
corrida de la Feria de Maracay de 1933. Sin embargo, por un percance sufrido en
la Plaza de Cartagena de Indias (Colombia), fue sustituido por el diestro
Antonio García “Maravilla”. Los otros matadores de toros españoles que vinieron
para completar los carteles acompañando a Manolo y Pepe Bienvenida, fueron
Nicanor Villalta y Antonio García “Maravilla”.
Mi
abuelo, Florencio Gómez Núñez, recordaba su impresión sobre la personalidad de Nicanor
Villalta: “Era un torero sumamente alto. Su
estatura no le permitía realizar con verdadera estética y armonía el toreo
alegre, gracioso y lleno de adornos que gustaba tanto al público. El verdadero fuerte de Nicanor, era con la
muleta, en especial su toreo con la mano izquierda, al natural, donde
demostraba todo su poderío. También, fue un excelente estoqueador, muy seguro y
certero. De los mejores que he visto en mi vida. Todavía recuerdo sus
formidables estocadas. No fue un torero clásico ni artista pero logró muchos
triunfos importantes en Madrid donde mantiene el récord de haber sido el torero
que más orejas ha cortado en la historia. Era muy simpático, sencillo, de
sonrisa fácil y agradable conversación. Mantuve una buena amistad con él. Me
brindó su primer toro en la segunda corrida de la Feria de Maracay en 1934”.
Nicanor Villalta actuó en las tres
corridas de la Feria de Maracay de 1934. José “Pepe” Amorós, quien aparece
anunciado en la primera corrida, fue sustituido por Antonio García “Maravilla”
por un percance que éste sufrió en Colombia, imposibilitando su participación.
(Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Bajo
las órdenes de Nicanor Villalta, vino para actuar en Venezuela Mariano Sirvent
“Moyano”, un excelente picador madrileño, considerado de los mejores en su
tiempo. Años más tarde fue empresario de caballos en Lima (Perú). También
perteneció a la cuadrilla de Nicanor Villalta durante la Feria de Maracay de
1934, el bilbaíno Cástulo Martín, quien fue un excelente banderillero, manejaba
muy bien el capote y bregaba con eficiencia, destacándose como uno de los mejores
subalternos de su época. Posteriormente, vivió muchos años en Venezuela y
apoderó al ídolo venezolano Luis Sánchez Olivares el “Diamante Negro”.
Pero
veamos lo que reseñaba el programa de la Feria de Maracay de 1934, sobre las
actividades, los toreros contratados y las ganaderías presentes:
“El programa de esta penúltima feria
organizada durante la administración del General Juan Vicente Gómez fue
sencillo. Lo más relevante fueron las tres corridas contratadas. Hubo gallos,
cine en el teatro “Maracay” y en el “Girardot”, retretas, paseos por el lago,
visita a las industrias establecidas en la ciudad, audiciones musicales en el
hotel “Jardín”, obsequio del Presidente del Estado Aragua, Dr. José Vicente
López Rodríguez, consistente en una ternera en los sitios de esquina de El Choque,
La Romana, Portillito y La Barraca, té danzante en el Hotel Jardín. Para esta
temporada trajeron los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez ejemplares
de la ganadería española de García Pedrajas (Parladé), divisa blanco y
encarnado, jugándose además reses de “La Providencia”, divisa gualda y rojo”.
En
la primera corrida de Feria, el viernes 19 de enero de 1934, actuaron los
diestros Nicanor Villalta, Manolo Bienvenida y Pepe Bienvenida. Hubo una gran
expectación, llenándose la Plaza de Maracay en su totalidad. Acudió el Gral.
Juan Vicente Gómez, Presidente de la República de Venezuela, a presenciar la
corrida, siendo muy ovacionado. Vinieron aficionados de varios Estados de la
República. La plaza estaba engalanada con la presencia de las damas que lucían
sus mantillas y mantones de manila. El rejoneador español Miguel Cuchet realizó
el despejo con elegancia y distinción bajo los acordes del pasodoble, siendo
los toreros fuertemente aplaudidos por el público presente. Se lidiaron seis
toros de media casta de la ganadería venezolana “La Providencia”, perteneciente
a los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez.
Nicanor
Villalta estuvo fenomenal esa tarde histórica que marcaría su debut en
Venezuela. La crónica taurina así lo reseñó:
“La
bella capital de Aragua es toda animación y entusiasmo. Por todas partes se ven
automóviles ostentando las chapas de los diversos Estados, lo que indica que
han llegado a presenciar la corrida personas de toda la República. A las cuatro
en punto hace su aparición en el palco presidencial el Benemérito General Juan
Vicente Gómez, acompañado de su familia y cuerpo de edecanes, siendo recibido
por el público con una ovación cerrada.
Palcos y tendidos están adornados por
bellísimas damas. ¿De dónde sale tanta mujer hermosa? Cada día son más y más
bonitas. ¡Dios las conserve! Con ese mujerío, con esos ojos dudo mucho que haya
torero que no se arrime. A los acordes del flamenco pasodoble hacen el paseíllo
las cuadrillas, llevando al frente al excelente caballista D. Miguel Cuchet.
Nicanor Villalta hace el paseo montera
en mano. Se acerca al palco presidencial y le ofrece al General Gómez el capote
de paseo bordado con la imagen de la Virgen del Pilar. Suena el clarín y por el
portón de los chiqueros sale un torazo cárdeno, gordo. Un toro de respeto aquí
y en cualquier lado. Nicanor lo recoge con unos lances buenos, especialmente
dos que se aplauden mucho. Toma los trastos el maño y brinda al Presidente de
la República, General Juan Vicente Gómez. Retira a la gente y solo en los
medios se lía con aquella catedral de carne, hasta hacerse con él en unos
muletazos pletóricos de valor. En cuanto junta las manos el de “La
Providencia”, se arranca en corto y por derecho, para dejar una lagartijera que
tumba sin puntilla. Ovación y salida al tercio.
El cuarto toro es tan grande como sus
hermanos. Baste decir que ninguno de ellos bajó de las 26 arrobas. Nicanor
Villalta se abre de capa y le propina seis verónicas de su marca, seis
imponentes parones que remata con media rodilla en tierra. Ovación. Brinda
Nicanor a don Antonio Pimentel. El maño se queda solo con aquel mulo con
cuernos y echándole un valor enorme, le propina unos derechos imponentes que lo
convierten en una jalea. Sigue Nicanor, toreando por molinetes, afarolados y de
pecho, en medio de una ovación. Música. Junta el toro las manos y el Gran
Baturro, ejecutando la suerte del volapié en forma irreprochable, mete una en
todo lo alto que hace polvo al de “La Providencia”. Ovación enorme, oreja,
rabo, vuelta y salida a los medios. ¡Qué estocada tan grandiosa ha propinado el
diestro de Cretas!
Al salir el quinto toro aún dura la
ovación a Villalta, quien demostró, en el mejor lote de la corrida, que pone el
corazón en la punta del estoque, y con ello confirma que pueda seguir, durante
muchos años, siendo figura del toreo”.
Niño
del Postigo. (Periódico “El Nuevo Diario”, 20 de enero de 1934).
En
la segunda corrida celebrada el sábado 20 de enero de 1934, torearon nuevamente
Nicanor Villalta y Pepe Bienvenida con Antonio García “Maravilla”. Se lidiaron
tres toros de la ganadería española de García Pedrajas y tres reses de la
ganadería venezolana de “La Providencia” propiedad de los hermanos Gómez Núñez.
El despejo lo realizó, nuevamente, el rejoneador español Miguel Cuchet montando
a la jaca “La Cabrera” que le trajo de España don Antonio Cañero a mi abuelo
Florencio Gómez Núñez.
La
crónica taurina de la época reseñó la actuación de Nicanor Villalta: “Ayer se celebró en la Maestranza de
Maracay la segunda corrida de feria. A las cuatro en punto ocupa el palco
presidencial el Benemérito General Juan Vicente Gómez, acompañado de su
familia, y cuerpo de edecanes. El Primer Magistrado de la Nación tiene en
brazos por breves momentos a una de sus nietecitas, ataviada con traje de maja
española y el público, puesto en pié, le tributa con sus aplausos un cariñoso
homenaje. Suena un precioso pasodoble y aparece al frente de las cuadrillas el
profesor de equitación D. Miguel Cuchet, montando una preciosa jaca, propiedad
del Sr. Florencio Gómez. El público tributa al excelente jinete una ovación,
que hace extensiva a “Maravilla”, recordando sus faenas de Caracas. Nicanor Villalta,
de azul y negro recibe a su primero, un buen mozo, jabonero, con muchas
arrobas, con unos lances buenos que se aplauden. Brinda Villalta al ganadero
Sr. Florencio Gómez y torea a su enemigo, reposado y tranquilo sobre la
derecha. El toro es soso, pero se deja muletear. En cuanto une las pezuñas,
arranca Villalta en corto y por derecho para colocar una lagartijera que mata
sin puntilla al de “La Providencia”. Palmas fuertes.
Y entramos ya en la lidia de los toros
españoles de García Pedrajas. El primero es muy escurrido de carnes, pero con
unos cuernos enormes. Nicanor Villalta le para los pies con cinco lances buenos
que se aplauden. El torito de Pedrajas es dificilísimo, aunque sin malas
intenciones. Tiene mucho nervio. Villalta tantea el pajarraco aquél, con cuatro
pases por bajo, pero el bichito aprende todo en un segundo. Es de una
inteligencia inigualable. Por fin logra dominarlo con algunos derechazos muy
duros y dos de pecho buenos. Junta las manos y el gran Villalta se echa detrás
del estoque para meter un volapié imponente que derrumba al de Pedrajas sin
puntilla. Ovación y oreja. La estocada y la ejecución fueron mejores que la de
ayer y ya es decir algo”.
Niño
del Postigo. (Periódico “El Nuevo Diario”, 21 de enero de 1934).
Como
dato curioso, Nicanor Villalta, Manolo Bienvenida y Antonio García “Maravilla”
habían actuado en la Corrida de Beneficencia en Madrid (España), de modo que la
afición taurina venezolana pudo ver y disfrutar el mismo cartel de la célebre
corrida, el 21 de enero de 1934 en la tercera y última tarde de la Feria de
Maracay (Venezuela). La prensa señalaba: “A
ver qué otra plaza de América puede presumir de tanto postín”.
Se
lidiaron tres toros de la ganadería española de García Pedrajas en combinación
con tres toros de “La Providencia”. El triunfador de la corrida fue Manolo
Bienvenida que logró una faena artística y meritoria por su entrega y valor
ante su primer toro de “La Providencia”. Nicanor Villalta estuvo muy
voluntarioso, logrando el reconocimiento de los aficionados al ejecutar muletazos
de excelente calidad. Sus estocadas fueron magistrales como siempre. Antonio
García “Maravilla”, se mostró cumplidor. Trató de justificarse ante el peor lote
de la corrida que no le permitió mayor lucimiento.
Culminada la Feria de Maracay, Nicanor Villalta se
presentó en el Nuevo Circo de Caracas (Venezuela) compartiendo cartel en un
mano a mano con el venezolano Julio Mendoza, lidiando astados criollos de Juan
Vicente Ladera, el 28 de enero de 1934. Lo más sobresaliente de la corrida
fueron las magníficas estocadas de Villalta a sus tres enemigos y las dos, muy
efectivas, ejecutadas por Julio Mendoza. Los toros fueron en conjunto bastante
complicados para la lidia.
El
28 de abril de 1935, se organizó a favor del Hospital Provincial de Madrid, la
primera Corrida de Beneficencia en la Monumental de Las Ventas de Madrid.
Nicanor Villalta integró el cartel en compañía de Marcial Lalanda, Joaquín
Rodríguez “Cagancho” y Manolo Bienvenida quienes actuaron desinteresadamente en
la lidia de un encierro murubeño de Carmen de Federico.
El
25 de abril de 1941, en la plaza de toros Monumental de Las Ventas de Madrid,
se lidiaron toros de don Félix Moreno Ardanuy para los diestros Nicanor
Villalta, Marcial Lalanda y Pepe Luis Vázquez. El triunfador de la tarde fue
Nicanor Villalta, que cortó las dos orejas a su primer toro.
Nicanor Villalta, demostrando por qué
era considerado el mejor estoqueador de su tiempo. Año 1930. (Archivo: Hnos. Dupouy
Gómez).
A
sus 45 años de edad, Villalta toreó el Domingo de Pascua de 1942, en la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla y cortó una oreja a un toro de la ganadería
portuguesa de Infante da Cámara. El empresario Pagés quiso repetirlo y el
torero se negó señalando que quería morirse con el recuerdo de la faena de esa
tarde en esa plaza.
El
12 de octubre de 1943, se realizó en la plaza de toros Monumental de Las Ventas
de Madrid, la corrida de despedida del diestro Nicanor Villalta, que compartió
cartel con el rejoneador Don Álvaro Domecq y los diestros Pedro Barrera y
Domingo Dominguín, quienes brindaron sus primeros toros a Villalta. Se lidió un
novillo que correspondió al rejoneador, cinco toros de Villagodio y un astado
de Soto. Villalta estuvo muy bien ante sus dos enemigos, cortando una oreja a
cada uno de los toros que le correspondieron en suerte. El público lo ovacionó
fuertemente en su despedida, saliendo luego a hombros de la plaza que tantas
satisfacciones le dio en su carrera taurina.
Nicanor Villalta, se retiró definitivamente en
la Feria del Pilar en Zaragoza, el 17 de octubre de 1943, compartiendo cartel
con “Morenito de Talavera” y “Manolete”, lidiando reses de Sánchez Fabrés,
antes Coquilla. Cortó una oreja, con una estocada de las de su estilo, a su
último toro. Durante esta época llegó a torear alrededor de veinte corridas por
temporada y obtuvo notables éxitos en cosos de primera categoría, como Madrid,
Barcelona, Sevilla y Valencia.
El 27 de septiembre de 1956, se programó un
gran festival en homenaje a Nicanor Villalta. Por la mañana, después del
sorteo, lo fueron a visitar a su residencia el crítico taurino Curro Meloja,
don Manuel Mejías Bienvenida, el “Papa Negro” y el aficionado Tomás Martín. El
histórico festival taurino se celebró por todo lo alto. Participaron con
Villalta, los diestros Luis Fuentes Bejarano, Pepe Bienvenida, Rafael Vega de
los Reyes “Gitanillo de Triana”, Paquito Muñoz, Manuel Martín Vázquez, Manolo
Escudero y “El Choni”, ante novillos de la ganadería de Escudero Calvo. La
plaza de Las Ventas estaba llena hasta la bandera. Hasta la célebre actriz Ava
Gardner estuvo presente engalanando con su hermosura esa tarde. Nicanor
Villalta se lució con unas buenas verónicas. Sus subalternos en el festival,
Pepe Bienvenida y Antonio Sánchez pusieron banderillas. Villalta brindó al
“Tendido del 7” que contribuyó en la organización y luego al público presente.
Ofreció el diestro aragonés una meritoria faena de muleta llena de pinceladas
de su arte. Se perfiló para entrar a matar, logrando una media estocada en buen
sitio que provocó la rápida muerte de su enemigo. Con las dos orejas y un ramo de
flores paseó su triunfo el queridísimo Nicanor Villalta, recibiendo una sonora
ovación. Durante el festival ocurrieron curiosos episodios como el momento en
que el “Papa Negro”, muy dispuesto y enrabietado, tomó un par de banderillas
que quiso colocar, pero los demás toreros se lo impidieron debido al riesgo que
representaba por su avanzada edad. Otro inolvidable momento, sucedió cuando el
público entusiasmado, solicitó a Domingo Ortega, quien presenciaba el festival
desde la barrera en compañía de don Gregorio Corrochano, que lidiara al novillo
sobrero. Domingo Ortega, inmediatamente, bajó al ruedo vestido de paisano y
toreó estupendamente con la pureza, temple y suavidad propia de su arte
inimitable. Liquidó de una efectiva media estocada. El homenajeado Nicanor
Villalta, fue sacado a hombros por sus compañeros en tarde memorable que quedó
grabada para el recuerdo en el NO-DO.
Nicanor Villalta participó como actor de cine.
Su primer film como galán fue en la película muda “El suceso de anoche”, realizada en 1929 por el director León Artola.
En esa cinta trabajó con su hermana Marina Villalta Serres y le pagaron 40.000
duros de la época. Durante la grabación de otra película titulada “Juguetes Rotos” de Manuel Summers en el
año 1966, el torero aragonés Nicanor Villalta, mató el último toro de su vida.
Lo hizo en Las Ventas a los 68 años de edad.
A
Nicanor Villalta por su gran fama y popularidad le compusieron 16 pasodobles a
lo largo de su larga carrera en los ruedos. Fue un torero de escasas cornadas. Solamente
tres de gravedad y siete menos graves. Toreó aproximadamente 500 corridas y
mató 1.700 toros. Tiene el récord de orejas cortadas en Madrid, con un total de
54 y 3 rabos, un caso sin precedentes en la historia. En la Maestranza de
Sevilla actuó en 7 corridas y una novillada picada, cortando 3 orejas: una el
20 de abril de 1926 y las otras el 20 de abril de 1932 y el 5 de abril de1942.
Villalta
fue un torero valeroso, de pundonor y muy honrado profesionalmente. En Pamplona
(España) actuó en 5 temporadas, hizo 11 paseíllos, mató 19 toros y cortó 3
orejas cada una en 1923, 1926 y 1930. Como dato curioso, al principio, el
célebre escritor norteamericano Ernest Hemingway trató mal a Nicanor Villalta,
ridiculizándolo en su novela “Muerte en
la tarde” pero después de su primer viaje a Pamplona, luego de ver a
Villalta torear, cambió totalmente su parecer y lo idolatró hasta el punto de
ponerle a su primer hijo, junto a su esposa Elizabeth Hadley Richardson, el
nombre de John Hadley Nicanor Hemingway, como homenaje al torero aragonés. Lo
cierto es que poco faltó para que el niño se llamara en realidad: Nicanor
Villalta Hemingway.
Nicanor
Villalta, toreó el siguiente número de corridas por años: 12 (1922), 41 (1923),
38 (1924), 55 (1925), 50 (1926), 26 (1927), 55 (1928), 40 (1929), 45 (1930), 39
(1931), 31 (1932), 34 (1933), 18 (1934), 18 (1935).
Después
de su retirada, Nicanor Villalta fue apoderado y empresario de varios toreros.
Posteriormente, lo nombraron Asesor Técnico de la plaza de toros de Las Ventas
de Madrid hasta el final de la temporada de 1979. A lo largo de su carrera
profesional ganó bastante dinero pero algunos malos negocios lo llevaron a
sufrir penurias económicas. Al final, se mantuvo con lo que pudo ahorrar y
gracias a un Alcalde que le otorgó la licencia para conducir un taxi.
Mi
gran amigo don Fernando Claramunt, recordándolo me contó: “Después de su retirada
fue muchos años Asesor de la Presidencia en la Monumental de Madrid y tuve
ocasión de hablar con él a menudo antes de las corridas. Era muy simpático y
hablador. Un tanto excéntrico. Levantaba una pierna y se mantenía mucho rato
sobre una sola, como ciertas aves, la grulla, por ejemplo, de lo cual estaba muy
orgulloso a su avanzada edad. El pintor Carlos Ruano Llopis, le dedicó muchos
apuntes y al menos dos grandes óleos que se convirtieron en carteles famosos: La Tafallera, ahora tan de
moda, y un derechazo, de ceniza y oro con el cuerpo muy forzado, porque al ser
tan alto se retorcía mucho toreando de puntillas. Le pude ver de luces, de
tinto riojano y oro, en una de sus últimas corridas en Alicante. Debió ser en
1939 o 1940 recién terminada nuestra guerra civil”.
En la madrugada del domingo, 6 de
enero de 1980, falleció el matador de toros aragonés retirado Nicanor Villalta,
uno de los más famosos e importantes lidiadores de la historia del toreo. Tenía
82 años. El fallecimiento se produjo en la clínica de la Cruz Roja de Madrid,
donde llevaba varios días hospitalizado, como consecuencia de un cáncer
pulmonar. Fueron velados e inhumados sus restos en el
Cementerio de la Sacramental de La Almudena en Madrid, donde recibió cristiana
sepultura. Asistieron a su entierro sus compañeros, los matadores de toros:
Domingo Ortega, Ángel Luis y Juan “Bienvenida”, Manolo Martín Vázquez, Gregorio
Sánchez y Jaime Malaver, entre muchos otros.
En
su honor fue desvelado un Busto frente a la Plaza de Toros de la Misericordia
de Zaragoza y en la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas de Madrid en 1997,
con motivo del Centenario de su natalicio, fue colocado como recuerdo un
azulejo con la siguiente inscripción: “La
Comunidad de Madrid al Matador de Toros y Asesor de esta Plaza D. Nicanor
Villalta en el Centenario de su Nacimiento en Cretas (Teruel). El día 20 de
noviembre de 1897. Madrid, 1997”.
A la
izquierda: Busto de Nicanor Villalta en la Plaza de Toros de Zaragoza. A la
derecha: Rafael Dupouy Gómez mostrando una foto de Nicanor Villalta con Rafael
Gómez “El Gallo” y Pablo Lalanda en corrida Goyesca, dedicada por el diestro
aragonés a su abuelo don Florencio Gómez Núñez: “En estas pascuas de Navidad y Año Nuevo, mi más cordial deseo de paz y
felicidad. Nicanor Villalta”. Año 1973. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).
Bien
merece este sincero recuerdo sobre su fenomenal carrera taurina el genial
matador de toros aragonés Nicanor Villalta, porque representó con su arte,
valor, sacrificio y honradez, la verdadera esencia del toreo, en una época
histórica fundamental e irrepetible de la Fiesta Brava.
Rafael Dupouy Gómez
Las crónicas histórico - taurinas de Rafael Dupouy son muy importantes para entender el arraigo de la taurinidad en Venezuela y conocer cómo se forjó el modernismo de la tauromaquia en nuestro país. Gracias y felicitaciones Rafael. Fraterno abrazo.
ResponderBorrarNilson Guerra Zambrano
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