viernes, 10 de octubre de 2025

OSWALDO PÉREZ ESTEVES Y SUS VIVENCIAS TAURINAS

(Por: Rafael Dupouy Gómez)

Don Oswaldo Pérez Esteves, mi siempre recordado amigo, gran cronista taurino venezolano de larga trayectoria profesional. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En este artículo quiero recordar con mucho cariño al destacado crítico taurino venezolano y entrañable amigo, don Oswaldo Pérez Esteves, con quien pude compartir muy gratos momentos tanto en las corridas de toros celebradas en el  histórico Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, como en su hogar donde conservaba una gran cantidad de fotografías, crónicas y documentos relacionados con el maravilloso mundo del toro.

Don Oswaldo Pérez Esteves, tuvo una larga trayectoria profesional, primero en el diario "El País", publicó sus interesantes crónicas taurinas, bajo su seudónimo "K. Pita. Lino", con el título de "Oro, Seda, Sangre y Sol", entre los años de 1944 a 1946 y posteriormente, trabajó en el diario "El Nacional" en su muy leída columna "Avisos y Pinchazos". 

Escuché por primera vez hablar de Pérez Esteves por mi abuelo Florencio Gómez Núñez, con quien tuvo una amistad de largos años. Guardo en mi recuerdo los recortes de las crónicas taurinas de don Oswaldo que mi abuelo me entregaba para que las leyera y compartiera también con mis hermanos. Sus escritos eran muy interesantes y enriquecedores. Nunca faltaban sus curiosas anécdotas y referencias históricas sobre el toreo de antaño.   

¡Pérez Esteves Torero! Hurgando entre sus archivos, saltó a la vista este interesante documento donde el maestro de la crónica taurina don Oswaldo Pérez Esteves aparece anunciado con Carmelo Cavalieri Sanoja y Emilio De Gregorio en la lidia de seis hermosos y bravos novillos de la ganadería de los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez Núñez, el domingo 30 de junio de 1935, en la Maestranza de Maracay, bajo los auspicios del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, a beneficio del Hospital San José y el Asilo de Huérfanos de Maracay. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Rafael Dupouy Gómez, el día de la inauguración de su exposición de pintura "Toros y Toreros", compartiendo la amable compañía de don Oswaldo Pérez Esteves en la Galería "Apeirón" de Las Mercedes en Caracas, Venezuela, el 4 de febrero de 2001. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En frecuentes oportunidades, tuvimos la fortuna mi hermano Miguel y yo de visitarlo en su hogar caraqueño de Macaracuay donde conversamos sobre la actualidad taurina. Don Oswaldo, siempre nos recibía con una cariñosa sonrisa, demostrando su gran sencillez, caballerosidad y trato cordial. "Llegaron mis amigos", nos decía. Su esposa doña Olga y su hija Marisol también nos atendían con enorme afecto, simpatía y calidez humana.

Mi hermano Miguel y yo logramos entrevistarlo en video, siendo el decano de los cronistas taurinos de Venezuela en el año 2003, contando sus vivencias referentes a la Fiesta Brava.

Practicó la Pesca Deportiva con mucho éxito. Fue un auténtico admirador del gran cantante Carlos Gardel, de quien conservaba una colección de sus famosos tangos. Cultivó una entrañable amistad con el matador de toros Raúl Acha Rovira.

Don Oswaldo Pérez Esteves en su residencia caraqueña siendo entrevistado por los hermanos Rafael y Miguel Dupouy Gómez en el año 2003. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Don Oswaldo Pérez Esteves, ampliamente conocido en la crónica taurina como "K. Pita Lino", nació en Caracas, Venezuela, el 17 de abril de 1916. Empezó a escribir de toros en el diario "El País" desde su fundación. Pasó luego al importante diario "El Nacional", donde además de la sección taurina, tuvo a su cargo otras funciones en la redacción general del periódico.

Colaboró en importantes revistas de la capital y otras del exterior, donde mantuvo un gran prestigio por sus atinados juicios. Siempre gozó de gran simpatía entre un buen número de aficionados que vieron en su persona a uno de los más sinceros y desinteresados cronistas de la capital venezolana.

En 1951, don Oswaldo Pérez Esteves fue nombrado corresponsal en el ámbito taurino por la agencia de noticias France Press.

En 1958, lo nombraron Cónsul de Venezuela en Cádiz (España) y, un año después en 1959, cumplió el mismo rol en la ciudad gallega de Vigo. En 1965 regresó a Venezuela para ocupar el cargo de Jefe de Prensa del Palacio de Miraflores, durante la presidencia de Raúl Leoni. Trabajó unos años en el Instituto Nacional de Hipódromos (I.N.H.) y en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación (INCE). 

De regreso al diario "El Nacional", retomó sus crónicas taurinas en su columna "Avisos y Pinchazos", que concluía con sus célebres "Fuera de Cacho", "Herradero" y "Capi-Copla". Se mantuvo en el oficio durante muchos años; hasta que una penosa enfermedad, lo venció a una avanzada edad.

Libro que contiene las interesantes "Reseñas y Reportajes" de don Oswaldo Pérez Esteves, "K. Pita. Lino", publicadas en el diario "El País" de Caracas, Venezuela, en su columna "Oro, Seda, Sangre y Sol". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

La muy recordada y popular columna taurina "Avisos y Pinchazos" de don Oswaldo Pérez Esteves, en el diario "El Nacional" de Caracas, Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Contababa don Oswaldo Pérez Esteves que cuando finalizaba la década de los años 1920's, la de su niñez, disfrutada las corridas en el entonces recién inaugurado Nuevo Circo de Caracas, Venezuela. Recordaba que junto a sus amigos Oscar y Gonzalo Palacios Herrera, quienes eran compañeros, vecinos y condiscípulos del Colegio San Ignacio de Loyola, con fervor rezaban ante la Iglesia del Corazón de Jesús para que no lloviera la tarde de toros. Una cantinela no olvidada: "San Isidro Labrador; quita el agua y pon el sol".

Desde muy niño, quedó impresionado admirando y contemplando, en el negocio de unos zapateros remendones amigos de sus padres, las paredes llenas de fotografías y afiches de toreros. El local quedaba cerca del Nuevo Circo de Caracas. Un buen día, pidió permiso a sus padres para que los dueños de la zapatería, personas muy amables y decentes, lo llevaran a presenciar las corridas de toros. Aquel niño gozó un mundo disfrutando el espectáculo y desde ese momento, nació su afición por los toros, que más tarde lo convertiría en uno de los mejores cronistas taurinos de su tiempo en Venezuela.    

Apenas 12 años de edad tenía don Oswaldo Pérez Esteves en 1928, cuando en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, toreó Marcial Lalanda, no sin presentarse primero ante mi bisabuelo el General Juan Vicente Gómez en Turmero, entonces pequeña población aledaña a la maracayera "Ciudad Jardín".

Recordaba don Oswaldo: "Nadie ignora que Juan Belmonte estuvo en Venezuela porque el Presidente así lo quiso, y en la inigualada biografía que del trianero revolucionario hizo Chaves Nogales puede leerse como el General Gómez y sus hijos fueron anfitriones del "Pasmo de Triana". 

Señalaba Juan Belmonte, lo siguiente: "Arrimarse no es mancharse de sangre sino de babas del toro, que la sangre está detrás de los pitones y la baba por delante, bajo las puntas de los pitones".

Histórica fotografía del "Pasmo de Triana" en Sevilla, España, dedicada a don Oswaldo Pérez Esteves que dice: "Al crítico taurino Pérez Esteves recuerdo afectuoso, Juan Belmonte". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Don Oswaldo Pérez Esteves, conoció y entrevistó al gran pintor Carlos Ruano Llopis, en sus inicios como cronista taurino, en el diario "El País", cuando en el Club Venezuela exponía por primera vez, con éxito insuperable sus siempre bien cotizadas y mejor apreciadas obras pictóricas. El famoso artista tuvo la gentileza de presentárselo su fraternal amigo, Roberto J. Lucca, gran aficionado que filmaba para satisfacción propia las más importantes corridas. 

Oswaldo Pérez Esteves, quien fue un cronista de grandes méritos. Poseedor de un estilo sencillo y de una honradez a toda prueba. En el medio taurino, logró el cariño de la afición, que encontró en él su mejor defensor. Visto por el dibujante R. Arzubi Borda. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Recordaba don Oswaldo Pérez Esteves que su casa quedaba cercana a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, inmediata a la esquina de Perico, en Caracas. Y a uno y a otro lado de la calle estaban las residencias del doctor Pedro Itriago Chacín, Ministro de Relaciones Exteriores. La de sus compañeritos Oscar y Gonzalo Palacios Herrera. Pared por medio la de Pedro y Juan Beroes con sus mayores. En la esquina de Perico, había un botiquín de otro gran taurino, Santiago Duarte Bueno, a quien conoció desde su niñez, apodado "Don Razones", en el diario "La Esfera", de Ramón David León y posteriormente, conocido como "Papa Duarte", fundador de la revista taurina "Toros y Deportes", donde Pérez Esteves hizo colaboraciones.

Señalaba con nostalgia don Oswaldo: 

"Cruzando hacia San Lázaro, quedaba la vivienda de Vincencio Pérez Soto, no distante de la plazuela donde patinábamos y admiramos el monumento a Ricaurte, trasladado mucho después a la Avenida Nueva Granada.

Frecuentábamos la Escuela de Artes y Oficios donde el boxeador Simón Chávez "El Pollo de la Palmita", futuro campeón, se puso los guantes por primera vez.

Domingo de inolvidable emoción vivíamos cuando desde las ventanas con balaustres veíamos y aplaudíamos, en tardes triunfales al catire Eleazar Sananes, "Rubito", a su paso en hombros de la multitud enardecida que lo llevaba hasta su casa de San José.

"Rubito" llevó al máximo la afición en Venezuela. Era el primer compatriota nuestro que tomó su alternativa, con todos los honores, en la antigua plaza de Madrid.

Había nacido la primera competencia entre dos criollos "doctorados" en España, creando aquí banderías disímiles e irreconciliables: "rubiteros" y "juliteros", llevaban a los tendidos su acalorada pasión, irreductible hasta el fin.

"Diamante Negro" revivió la idolatría taurómaca. Muchos años habrían de transcurrir hasta la aparición en los ruedos de Luis Sánchez Olivares, un muchacho ocumareño al que bautizaron "Diamante Negro" y habría de constituirse en ídolo de la afición venezolana.

Sus éxitos iniciales y la campaña novilleril comenzada aquí y continuada en España hasta el momento de su alternativa, se hizo noticia permanente, destacada por las reiteradas actuaciones triunfales del compatriota mirandino, cuya gitanada estampa y su finura con las telas toreras, le llevaron a la idolatría popular.

Don Oswaldo Pérez Esteves en compañía de César Girón, nuestra máxima figura del toreo, observando la crónica taurina publicada en el diario "El Nacional". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Y "El César de América" mandón por derecho propio. Con distinto andar llegó en los ruedos el caraqueño César Girón. Su carácter y temperamento no estaban condicionados para la idolatría. Altivo y luchador, guapo y peleón, nuestro César estaba fundido en un molde distinto, refractario al agasajo y huidizo a coberas zalamerías. No llegó para ser coronado "rey de los toreros", sino emplumado cacique criollo. Con César y los otros tres grandes de "La Gironera", Curro, Rafael y Efraín, quedaron dignos de especial mención, entre algunos más, Alí Gómez, Joselito Torres, César Faraco…

El mejor torero nacido en Venezuela fue, sin discusión alguna, CÉSAR GIRÓN, y el ídolo nacional indiscutible se llamó ELEAZAR SANANES. Difícil será que nazca otro tan completo como CÉSAR, ni quien despierte la idolatría popular como "RUBITO". (Diario "El Nacional", 5 de junio de 1987). 

Simpática caricatura de Oswaldo Pérez Esteves boxeando con César Girón, realizada por Ángel en 1957. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).


Foto: El periodista don Oswaldo Pérez Esteves, César Girón y el Coronel de la Aviación Leonardo Cedeño Lares, en amena charla en un agasajo en el Palacio de Miraflores. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

DON ANTONIO CAÑERO

En su artículo "Cañero llevó al ruedo el aire campero andaluz", don Oswaldo Pérez Esteves, escribió lo siguiente: "El famoso rejoneador vino a Venezuela al comenzar el año 1930, y el 9 de marzo asistió a una corrida que se celebró en su honor en Arenas de Valencia, donde actuaron Juan Luis de la Rosa y José Cabezas. Y el domingo 23, del mismo mes, debutó en el Nuevo Circo de Caracas, en corrida donde alternaron Juan Luis de la Rosa y José Paradas. Los toros criollos deslucieron la actuación del famoso caballista, quien tampoco pudo lograr el éxito al repetir el domingo 30 en el coso agustino, debido, nuevamente a la mansedumbre del ganado.

El magnífico rejoneador cordobés don Antonio Cañero. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez). 

Como en Venezuela, Antonio Cañero encontró buenos amigos, entre ellos los hermanos Juan Vicente y Florencio Gómez, aquí permaneció un par de meses, hasta que contratado para presentarse en el Circo Metropolitano se dispuso a escoger personalmente las reses para su reaparición en nuestra ciudad capital, deseoso de evitar otra decepción a causa de la mansedumbre de las reses criollas, y en la aragüeña dehesa de "La Providencia", cuando se probaba la bravura de los toros, uno de estos lo cogió, lo lanzó al aire, y al caer se ensañó infiriéndole gravísimas heridas, hasta que uno de los presentes, Florencio Gómez Núñez, logró hacerle el quite de manera temeraria.

En estado de suma gravedad llegó a la clínica Maracay, donde luego de una intervención que duró más de dos horas, los cirujanos pudieron salvarle la vida.

Cañero volvió a Venezuela en 1933, para la inauguración de la hermosa plaza de Maracay. Esa tarde mató dos toros de "La Providencia". Otros seis toros de igual procedencia fueron para Eleazar Sananes "Rubito", Manolo Bienvenida y Pepe Gallardo. El rejoneador logró hacerse aplaudir, y pie a tierra mató a sus dos enemigos con gallardía y lucimiento". 

Don Oswaldo Pérez Esteves conoció a don Manuel Mejías Rapela, el "Papa Negro" y a sus hijos, Manolo y Pepe Bienvenida de niños, siendo becerristas, en Caracas, Venezuela.

Histórica fotografía de Manolo Bienvenida de perfil, dedicada a don Oswaldo Pérez Esteves por el "Papa Negro", que dice: "Al muy distinguido amigo Oswaldo Pérez Esteves en nombre de mi pobre hijo Manolito con toda mi simpatía. Manuel Mejías "Bienvenida". Año 1944". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

PÉREZ ESTEVES AFICIONADO PRÁCTICO

Don Oswaldo Pérez Esteves se destacó como aficionado práctico, participando en varios festivales taurinos benéficos como los que menciono a continuación:

El 7 de abril de 1935, en el Circo Metropolitano de Caracas, Venezuela, se presentó un festival con los aficionados y aspirantes Emilio De Gregorio, Marcos Vélez, Borges Meza, Calixto Fernández, Oswaldo Pérez Esteves, "Bisoña" y otros. Fueron directores de lidia Eleazar Sananes "Rubito" y "Pacorrito". (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 28 de abril de 1935, en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, se organizó un festival taurino-deportivo por la Sociedad Taurina Cavalieri Sanoja. Tomaron parte Oswaldo Pérez Esteves, Bernardo Guzmán Blanco, A. Cavalieri Sanoja, Germán Báez, Carmelo Cavalieri Sanoja, Luis Mateus, doctor Roberto Cisneros, Francisco Casañas, Buchi van Kes-terem, Cecilio Álvarez, Marcos Beracasa y Gonzalo Palacios. Pérez Esteves, Cavalieri y Palacios se lucieron en la suerte de banderillas. Cavalieri oyó música en su faena de muleta. Palacios que derrochó arte y clase en su toreo de capa y muleta, fue muy aplaudido, y Germán "Gallineta" Báez, que mató con estilo, escucho fuertes ovaciones. 

Anuncio del Festival Taurino-Deportivo, celebrado el 28 de abril de 1935, en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, en donde participó don Oswaldo Pérez Esteves. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Anuncio del Grandioso Festival Taurino a Beneficio de la Cruz Roja Venezolana, bajo los auspicios del Benemérito General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República, celebrado en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, el 14 de julio de 1935, en donde participó don Oswaldo Pérez Esteves. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Plaza de Toros Nuevo Circo de Caracas

Domingo 14 de julio de 1935

A las 4:30 p.m.

Con permiso de las autoridades competentes

Grandioso Festival Taurino a beneficio de la

 Cruz Roja Venezolana

Bajo los valiosos auspicios del Benemérito General J. V. Gómez, Presidente de la República; y para el cual han prestado su generoso apoyo el Coronel Gonzalo Gómez, Don Juan Vicente y Don Florencio Gómez Núñez, General Rafael María Velasco B., Gobernador del Distrito Federal, y demás autoridades.

El señor Víctor Felizola hará el despejo de la plaza en una brioso caballo peruano.

Un grupo de jóvenes pertenecientes a nuestra sociedad galantemente se han ofrecido para lidiar a muerte:

6 Hermosos Novillos 6

de las afamadas Dehesas de los señores Don Juan Vicente y Don Florencio Gómez Núñez

Nombres de los jóvenes que altenarán: Esteban Ballesté, Federico Arroyal, Calixto Fernández, B. Guzmán Blanco, Pepito Pichín, Marcos Vélez, Carmelo Fernández y Oswaldo Pérez Esteves. Director de Lidia: Simón Pinto (Bolivita). Auxiliar: Adolfo González "Manforte".

Precios: Palcos Bs. 4. Sombra Bs. 2. Sol Bs. 1.

Coopere y ayude a la Cruz Roja Venezolana. Es Humanitario.

En la fotografía, se destaca don Oswaldo Pérez Esteves, integrando las cuadrillas de aficionados prácticos haciendo el paseo en medio del natural regocijo del público que acudió al festival realizado en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela. Revista "Élite", el 20 de julio de 1935. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En la gráfica arriba a la izquierda: Las Samaritanas de la Cruz Roja Venezolana desfilan por el ruedo del Nuevo Circo de Caracas, Venezuela, antes de comenzar la novillada benéfica. El paso de las gentiles Samaritanas por la arena fue saludado con ruidosos aplausos del numeroso público que asistió a ese acto, por demás simpático. Arriba, a la derecha: Víctor Felizola, distinguido deportista venezolano haciendo el despejo en una briosa jaca. Abajo, a la izquierda: El "Chino" Martínez luciéndose en un par de banderillas. Abajo, a la derecha: Cavalieri, en un pase con la derecha instrumentado con garbo y salsa de torero caro. Revista "Élite", el 20 de julio de 1935. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Federico Arroyal, otro de los que se lucieron en la novillada benéfica del Nuevo Circo de Caracas, aparece en la foto entrando a matar a uno de sus enemigos. Revista "Élite", el 20 de julio de 1935. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Recordaba don Oswaldo Pérez Esteves: "Aplaudimos en Caracas a Joaquín Rodríguez "Cagancho", el de ojos verdes y piel de oliva que trajo a los ruedos la solemnidad en el uso de los engaños de seda o percal y el colofón, esporádicamente logrado, de lo clásico en la suerte suprema, ejecutando a ley el volapié". 

"Cagancho" alternó con Bernardo Muñoz "Carnicerito de Málaga" y Victoriano de La Serna, el 10 de enero de 1937, en el Nuevo Circo de Caracas, Venezuela. 

EL CÉLEBRE MANO A MANO ENTRE "MANOLETE" Y ARRUZA 

En la tercera y última corrida realizada en la Maestranza de Maracay, el 12 de mayo de 1946, se presentó Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete" en un mano a mano con el diestro mexicano Carlos Arruza, actuando como sobresaliente el novillero venezolano Oscar Martínez. Llovió mucho ese día, pero la afición venezolana pudo ver enfrentarse a esos dos colosos de la torería contemporánea. La presentación de "Manolete" en Maracay, fue un auténtico acontecimiento para la fiesta brava nacional. Expresaba, don Oswaldo Pérez Esteves, con nostalgia sobre el llamado "Monstruo" de Córdoba: "¡Qué Torerazo!".

El 12 de mayo de 1946, Manuel Martínez y Oswaldo Pérez Esteves "K. Pita Lino", transmitieron y narraron por la radio lo acontecido durante la corrida del gran mano a mano de Manuel Rodríguez Sánchez "Manolete" y el mexicano Carlos Arruza en la Maestranza de Maracay, Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

"Manolete", vistió un traje de obispo y oro, mientras que su gran amigo, el mexicano Carlos Arruza, llevaba puesto un traje tabaco y plata aquella tarde. El crítico taurino Guillermo Austria "Chavalo", nos describió la actuación de "Manolete" y Arruza, el día de la histórica tarde del mano a mano, señalando:     

"Aquellas verónicas de "Manolete", aquellos sus naturales sus "manoletinas", su pase de trinchera, los de pecho, en fin todo lo que en cantidad y calidad nos hizo, ante nuestros ojos aparecían como cosas nunca vistas. Como si fueran de estreno. Nos traían una sensación nueva. Un enervamiento desconocido hasta ahora. El extracto era el mismo pero distinto su perfume. Aquello era el zumo de mil flores del jardín de las delicias, del huerto de las maravillas. Nada lograríamos con intentar reseñarlo. Aquello era indescriptible. Fue inefable. Una oreja en uno y dos orejas en otro, total: tres orejas. Pero en realidad la cosa ha debido ser de esta manera: dos en el primero y en el quinto, las dos, el rabo y una pata, pero el Técnico no supo corresponder con entera justicia. Aquél quinto toro de "Manolete" merecía todos los honores habidos y por haber.                   

Aquellos tres escalofriantes faroles de rodillas con que Carlos Arruza saludó al sexto guayabitero de la tarde. Cuando el bizarro y temerario azteca dejó su posición de hinojos, en toda la plaza había un mareante olor a cloroformo. En todas las absortas pupilas la visión del "hule" humedeció los ojos de la tragedia. También como "Manolete" fue víctima de la "pichirrería" del Técnico, y solo se llevó al final de la triunfal jornada, cuatro orejas y un rabito, como si aquellos quinto y sexto toros no tuvieran patas que cortar. 

En hombros de una multitud más que entusiasmada, enardecida, salieron por las calles de la ciudad afortunada este par de colosos de la torería, después de haber dado cada uno a mares lo que tienen: el poder y la fuerza".

"Chavalo".

En la Maestranza de Maracay, aparecen los matadores de toros venezolanos Alí Gómez y Eduardo Antich, acompañados de numerosos aficionados y amigos. A la izquierda el recordado "coloradito" padre de Alí Gómez, y Carlos España, en el centro Carlos Salas y Oswaldo Pérez Esteves, cronista taurino del diario "El Nacional"; a la derecha, Aurelio Rodríguez y Pedro Delgado "Pedrucho", banderilleros. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Oswaldo Pérez Esteves, Andrés Gago y Papa Duarte, el 21 de mayo de 1946. Foto: Enrique. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Don Oswaldo Pérez Esteves, en su artículo titulado "Andrés Gago y Arruza se conocieron en Caracas", publicado el 8 de mayo de 1995, escribió lo siguiente: "Al comienzo de la década de los años 1930's, en el taller fotográfico "Hollywood Studio", del maestro de la cámara Juan Gómez, obligado sitio de reunión para los artistas que venían a nuestra apacible ciudad, conocimos al joven banderillero sevillano Andrés Gago, para ese entonces, integrante de la cuadrilla del espada madrileño Juan Martín Caro "Chiquito de la Audiencia", contratado para la temporada a celebrarse en el Nuevo Circo.

Nadie podía imaginar que aquél mozo rehiletero, educado y cordial, llegaría a ser uno de los taurinos más conocidos y mejor apreciados en el ámbito de la fiesta de los ruedos, no sólo en nuestro país, sino a escala internacional.

Aquí, con Juan Vicente Ladera, fraterno e inolvidable amigo, instituyó la denominada "Organización Gago", de irrepetible actividad para bien del espectáculo de toros en Venezuela.

El mismo Andrés, que nos distinguió con su amistad cuando ni soñábamos que algún día haríamos crítica taurina, ni podía sospechar que sería apoderado del famoso mexicano que emparejó con "Manolete", lo refería así:

"Yo había organizado en varias ocasiones corridas de toros en Venezuela, aprovechando las fechas libres de mis compromisos de banderillero. Y tenía cierta experiencia con el negocio. Recuerdo que en Cabimas, cerca de Maracaibo, monté un festejo taurino en un teatro, porque allí no había plaza de toros, y sí deseos de ver una corrida.

Cierta vez organicé otro espectáculo y mi hermano Fernando recibió una alternativa en Caracas. Ambas funciones resultaron bien, y eso me animó a lanzarme de lleno en el negocio.

Desde entonces he llevado allí más de cien toros de las mejores ganaderías españolas y portuguesas: De Miura, de Santa Coloma, de Villamarta, de don Felipe Bartolomé, de Palha, de Moura…Llevé notables toreros: a Domingo Ortega, a "Chicuelo", Noaín, "Cagancho", Pericás, "Niño de la Palma", Rafaelillo, "Gitanillo de Triana", Sánchez Mejías, "Maravilla", Pepe Gallardo, "Chiquito de la Audiencia" y "Carnicerito de Málaga".

Y en el libro "Arruza", del periodista español Alfredo R. Antigüedad, Andrés Gago explica cómo se encargó de la representación de toreros:

"Fue por casualidad. Ya había representado a Montani en Lima el año 1938, y fui yo, precisamente, quien organizó la corrida donde Alejandro tomó la alternativa de manos de "Niño de la Palma".

A Carlos Arruza lo conoció Andrés Gago en Caracas el año 1940.

Le vio torear y se hicieron amigos. Cuando Andrés volvió a España se escribían frecuentemente, sin nada relacionado con apoderamiento.

Arruza sí había pensado en ello. Por eso a todas las solicitudes que se le hicieron contestaba que tenía representante. Conocía bien a Gago, de quien, por otra parte, le llegaban informes que confirmaban su honorabilidad, actividad y buena fe".

El 3 de abril de 1987, don Oswaldo Pérez Esteves en su escrito "La muerte de Andrés Gago entristece a los taurinos", expresó: "La noticia del fallecimiento de Andrés Gago Suárez, gran señor del espectáculo taurino y agradecido amigo de Venezuela, donde se granjeó el afecto de cuantos le conocimos desde cuando por primera vez vino a Caracas como banderillero para la temporada 1934-1935, ha entristecido incluso a los que sólo sabían de él por su más importante actuación, como apoderado de Carlos Arruza, a quien convirtió en figura del toreo al colocarlo en pareja con el infortunado "Manolete".

Como su hermano Fernando, también rehiletero, que apoderó a César Girón y lo llevó a España, Andrés quiso ser matador de toros en su juventud, llegando a torear como novillero, y le hacía mucha gracia cuando le recordábamos que llegaron a anunciarle como "El Sol de la Alameda".

La última vez que le vimos fue en Rota, Cádiz, donde había hecho construir un grupo de lujosas quintas, para renta, y la suya la bautizó "Villa Caracas", como recuerdo a esta ciudad donde comenzó a hacer fortuna.

Así, con señorío y consecuencia, rodeado de amigos y lleno de merecimientos anduvo por la vida el que ahora nos dejó". 

Don Oswaldo Pérez Esteves en compañía del genio de la comicidad, gran taurino y ganadero de reses bravas, don Mario Moreno "Cantinflas" en el hotel "Tamanaco" de Caracas, Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

La gran figura del toreo Luis Miguel Dominguín. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

En su artículo titulado "Luis Miguel Dominguín en caraqueño recuerdo", el 10 de mayo de 1996, en el diario "El Nacional", don Oswaldo Pérez Esteves expresó: "Quienes tuvimos la suerte de presenciar, el 6 de julio de 1941, la primera actuación de Luis Miguel Dominguín, entonces casi un niño, en el "Nuevo Circo" caraqueño, alternando con sus hermanos Domingo y Pepe en la lidia de ejemplares de "Guayabita", conservamos como recuerdo su éxito, premiado con dos orejas.

Y el domingo siguiente, al repetirse el cartel, multiplicó trofeos auriculares el fraterno trío, y en hombros salieron los juveniles diestros por la puerta grande del coso agustino.

Superior e inolvidable fue la corrida capitalina celebrada el 11 de diciembre de 1949, cuando ya famoso Luis Miguel hizo el paseíllo con el valiente mexicano Antonio Velásquez y el idolatrado criollo Luis Sánchez "Diamante Negro".

Se jugaron toros de "Vista Hermosa", de don Francisco García, que dieron excelente lidia.

Tarde inolvidable. El público no cesó de aplaudir las estupendas faenas, y tras cortar orejas y rabos los tres matadores, salieron por la puerta grande.

El 23 de marzo de 1952, alternado con su hermano Pepe y nuestro paisano Luis Sánchez "Diamante Negro", Luis Miguel cortó orejas y rabo a su primero, y del otro le concedieron los apéndices auriculares". 

Don Florencio Gómez Núñez, gran aficionado e impulsor de la Fiesta Brava en Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

El 1° de agosto de 1986, en su artículo "Avisos y Pinchazos", del diario "El Nacional", don Oswaldo Pérez Esteves escribió: "Nos permitimos sugerir al doctor Alberto Ramírez Avendaño que en su condición de presidente de la Asociación de Ganaderos haga invitado de honor a don Florencio Gómez para que presencie, en unión de su señora esposa, la novillada inaugural de la temporada que ha organizado.

Estimamos que sería un hermoso gesto de reconocimiento a quien, en unión de su fallecido hermano Juan Vicente, trajo a Venezuela, la primera ganadería de casta, adquirida por ellos en España y seleccionada por Juan Belmonte.

Similar invitación podría hacer la asociación a ese otro veterano taurino que es don Juan Vicente Ladera, quien como ganadero, empresario, organizador de espectáculos y aficionado práctico, cumplió larga y meritoria labor a favor de la fiesta de los toros.

La afición venezolana, estamos seguro de ello, aplaudiría el gesto de compañerismo, y los amigos de Florencio y de Ladera, que son incontables, se complacerían saludándoles en el Nuevo Circo caraqueño".

Oswaldo Pérez Esteves en compañía del artista venezolano Carlos Cruz-Diez, uno de los grandes maestros del cinetismo a nivel mundial. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Diario "El Nacional", jueves 5 de octubre de 1989. Concluida la conversación, un testimonio del foro. En el grupo aparecen: el diestro Marco Antonio Girón, al centro, teniendo a su izquierda a su apoderado y empresario Roberto Marubini, posando con Pérez, Olvin, Barazarte, García, Cristóbal Guerra, Abelardo Raidi, Naranjo, Johnny, Oswaldo Pérez Esteves y Beaumont. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez). 

En la Feria de Valencia, Venezuela, del año 1988, organizada por el empresario valenciano Miguel Eduardo Dao, se desarrolló un homenaje a don Oswaldo Pérez Estéves, crítico taurino de dilatada y exitosa trayectoria. La primera corrida, celebrada el 5 de noviembre de 1988, en la Plaza de Toros Monumental, se lidiaron toros de "Los Aranguez" para los diestros José Nelo "Morenito de Maracay", el mexicano David Silveti y el francés "Nimeño II". El domingo, 6 de noviembre de 1988, se presentaron toros de la ganadería de "Los Ramírez", para el rejoneador Javier Rodríguez y los diestros, el venezolano Bernardo Valencia junto al español Vicente Ruiz "El Soro", en un mano a mano. El domingo, 13 de noviembre de 1988, se efectuó la última corrida, con las actuaciones de Tomás Campuzano, el mexicano Fermín Espinosa "Armillita Chico" y el venezolano, José Nelo "Morenito de Maracay", lidiando toros de la ganadería de "Tarapío", en procura de la medalla de la Virgen del Rosario.

Don Oswaldo Pérez Esteves, falleció a los 88 años de edad en Caracas, Venezuela, el 12 de noviembre de 2004. Lamenté profundamente su fallecimiento, recibiendo la triste noticia encontrándome en Valencia, Estado Carabobo, Venezuela, dispuesto a presenciar la corrida de la alternativa del nieto de nuestro gran César Girón, el 14 de noviembre de 2004. El diestro sevillano, hijo de Myrna Girón y el destacado rejoneador Antonio Ignacio Vargas, César Vargas Girón, quien recibió la alternativa de su padrino Juan Antonio Ruiz "Espartaco", siendo testigo el venezolano Otto Rodríguez, lidiando reses de "Rancho Grande". Al toro de su alternativa de nombre "Greñudo" le cortó las dos orejas esa tarde.

He querido brindar este merecido recuerdo y homenaje a la memoria de don Oswaldo Pérez Esteves, entrañable amigo, hombre de bien, caballero gentil y amable en el trato, quien como destacado cronista taurino, sembró en Venezuela su amor y dedicación por la Fiesta Brava.

Rafael Dupouy Gómez


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